Cuando obstinadamente una dirigencia se niega a reconocer los errores hasta el punto de aislarse de la cordura, se reduce intelectualmente a tal punto, que es aplastada bajo el pie de la realidad.
No es el estilo de quien le escribe ganar ningún tipo de reputación haciendo críticas exageradas a un gobierno que debe tener todo el apoyo, y que ha estado expuesto a ataques mediáticos, económicos, cambiarios, de desestabilización, injerencia externa tanto política como económica, grupos violentos financiados desde el exterior, quintas columnas por doquier, incesante acoso por organismos internacionales como la OEA que responde a intereses imperiales, etc. No obstante, es preocupante la actitud tomada por algunos de nuestros dirigentes ante lo acontecido el pasado 6 de diciembre, donde persisten en el empeño de confinar las causas de la derrota electoral sólo a los sectores de derecha, sin reconocer que hay graves errores que corregir desde el punto de vista ideológico, operativo, electoral y de gestión, colocando al movimiento revolucionario en franca desventaja a través de su vanguardia.
Una muestra es la no muy acertada declaración de Delcy Rodríguez, Canciller de la República, cuando 'condena' a los que buscan culpables del fracaso electoral en la dirigencia, pues según ella, los culpables son solamente los de la derecha tanto nacional como internacional. (1)
En este sentido, se puede inferir que para la alta funcionaria, factores como la corrupción, la ineficiencia, el abuso de enroques de los incompetentes de siempre, la burocracia cada vez más espesa, la negligencia en la gestión pública, el no compromiso de la formación política del pueblo por parte de la vanguardia, el reformismo, la desconexión del gobierno con las masas, la incoherencia política , los candidatos impuestos, la inmadurez ante la crítica, los ‘incontinuados’ planes contra la inseguridad, el nepotismo descarado, el impulso de valores capitalistas a través de canales como (rc)TVES, la manipulación indignante de la imagen de Chávez que a través de montajes lo ponían a votar en estas elecciones o como en el caso de Willian Ojeda que ponía a Chávez a pensar en él, la torpeza de creer en que existen burguesías buenas (expoaragua etc.) y una larga lista que abarcaría muchas páginas, no influyeron en la decisión de voto de la gente.
No se trata de exculpar a una oposición que nunca ha estado a la altura del país y que sin haber comenzado sus funciones legislativas, se les comienza a caer la máscara, creando zozobra en la población con sus anuncios de eliminar leyes reivindicativas, amnistía a responsables de crear caos y muerte e incluso hablan de transición, es decir, quieren tomarse desbocadamente (como siempre) atribuciones que van más allá para los que fueron electos. A esa oposición hay que desenmascararla, combatirla y denunciarla. No obstante, para lograr esos objetivos se necesita una vanguardia que cuente con el apoyo del pueblo, es decir que eleve la reputación actual, y dejen de lado la sordera y la ceguera que son causadas al negar la realidad política antes mencionada.
Sin duda la dirigencia encabezada por el Presidente Nicolás Maduro debe con convicción asumir su responsabilidad, para luego partir de una base sólida al reencuentro del pueblo chavista. Debe estar consciente de que los enormes beneficios materiales dado al pueblo deben estar acompañados con la fomentación de valores. En ello está implícito la construcción de una formación política sólida en la mayoría de la población, que incluso sepa cómo castigar a su dirigencia de forma revolucionaria.
Por carecer el pueblo de una formación política revolucionaria, hizo que el pasado 6 de diciembre, haya manifestado su descontento a través de una actuación electoral suicida, por no saber otra forma de exigirle a la vanguardia, la urgente rectificación de su desfigurada actuación. Esa parte chavista que votó en contra (o que se abstuvo de votar), no quiere la salida del gobierno, sino el deseo de que el ejecutivo, tome las correcciones necesarias efectivas contra los desmanes de la derecha y contra los vicios y corrupción de algunos funcionarios dentro de nuestro gobierno revolucionario y que son inaceptables.
La prueba está en que el pueblo no se sumó a las guarimbas, ni se masificaron en el país las manifestaciones de protesta por la inflación o el desabastecimiento. De hecho, el pueblo ha aguantado pacientemente los embates de esta guerra económica. Con mucho menos de lo aplicado en Venezuela, muchos países han colapsado socialmente, dándole excusas al imperio para una intervención 'en nombre de la paz'.
Por tanto, Delcy Rodríguez, la cual hay que reconocer tiene respetabilidad en su actuación como Canciller de la República, debe entender sin complejos que la dirigencia tiene gran parte de la culpa de este revés electoral.
Muchas veces los casos de no saber escuchar, la negligencia y la incoherencia política de algunos dirigentes han empañado su reputación a pesar de ser honestos.
El ejemplo de alguien que ya no ocupa un Ministerio, por lo que se puede ver la situación más fríamente, fue la gestión de Jesse Chacón cuando fue Ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica. Él no fue de ninguna manera corrupto y tuvo que enfrentar sabotajes. No obstante, no escuchaba las denuncias de negligencia, como la de los miles de kilómetros de vías que eran alumbradas en el día. Luego la incoherencia política de hacerle una campaña en contra de los bombillos ahorradores diciendo que eran contaminantes por el mercurio que poseían. Incluso salían artículos de prensa de cómo recolectar esos bombillos. (2) Se suponía que se iba a colocar en su lugar unos bombillos de tecnología LED, que de paso serían vendidos a un precio que ellos dijeron, iba a ser razonables.
En la actualidad, como si jamás se hubiese dicho nada, se comenzaron las jornadas de colocar los bombillos ahorradores (3) que nos dijeron iban en contra la vida del planeta. Los bombillos LED pasaron a ser una curiosidad tecnológica, mientras los incandescentes por estar prohibidos se consiguen a precios exorbitantes. Por supuesto es un ejemplo de muchísimos y como se puede observar, nada, en este caso, tiene que ver con la guerra económica, sino la directa actuación de un dirigente al cual le asignaron un cargo de alta responsabilidad, que fue honesto, luchó contra la derecha, pero la gente sólo veía los bombillos de la red pública encendidos en el día mientras hacían las enormes colas, para luego caer en el descrédito por el asunto de los bombillos ahorradores.
En este orden de ideas, La Canciller, al igual que muchos de los altos funcionarios del gobierno, debe entender que con esa actitud de autoengaño le está facilitando el paso a la instauración de un gobierno neoliberal, pues al no reconocer la parte de responsabilidad de esta batalla que se perdió, se repetirán los mismos errores que ha generado repudio en toda la población chavista y no chavista. La dirigencia tiene que entender el poco interés de un pueblo de tener o mantener a alguien en el poder, si ese alguien no construye condiciones idóneas para que el país en su conjunto se desarrolle, desde el punto de vista social, económico y sobre todo moral.
Este análisis no tiene la intensión de descalificar a Delcy Rodríguez la persona, tampoco a Delcy Rodríguez la funcionaria, sino para llamar la atención a Delcy Rodríguez la dirigente, que no debe evitar la corresponsabilidad de un hecho lamentable representado en la derrota electoral en favor de una burguesía incompetente como la actual.
Afortunadamente ya se manifiesta otra parte de la dirigencia que sabe a estas alturas, que la tarea por recuperar el apoyo popular sólo requiere de voluntad política en función de acabar con los vicios existentes en la administración actual y en ello está implicado la aceptación de la crítica. Hay que recordar que la mayoría es chavista a pesar del revés electoral, porque la gente no votó por la oposición, sino por el descontento generado, por un lado; una feroz guerra económica con una campaña disociativa y una injerencia extranjera descarada. Pero por el otro; un gobierno que le ha faltado el coraje de enfrentar la corrupción con efectividad y ha almidonado el contacto con su pueblo.
Entre esos dirigentes que nos llenan de esperanzas y ánimo, que han captado el mensaje para aplicar las medidas necesarias para retomar el camino marcado por nuestro Comandante Chávez es Elías Jaua donde expresa la necesidad de:
"empezar desde abajo y desde adentro, para salvaguardar el futuro de la Patria". (4). Sin lugar a dudas ese es el camino correcto y es lo que el pueblo espera y acompañará con fuerza.
Se debe volver a la senda indicada por el Comandante Chávez. La dirigencia debe ser respetada por ella misma y no por citar el nombre de nuestro comandante cada cinco minutos. La vanguardia debe comportarse a la altura del pueblo y cuando comete errores su principal deber es asumirlos con humildad. Es absolutamente fácil derrotar a esta oposición, porque no obtuvo por sí misma, ni la mitad de los votos que refleja el CNE y eso lo sabe hasta el más ingenuo opositor, pero para ello, la dirigencia encabezada por el Presidente Maduro debe aprender a deslastrarse de sus errores, no ignorándolos, sino combatiéndolos con firmeza y sin duda lo acompañará el pueblo que en su mayoría quiere algo distinto al modelo salvaje capitalista. Porque hay que repetirlo todas las veces que sea necesario, Venezuela en la actualidad es Chavista.
¡Hasta la Victoria Siempre!
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Referencias:
(1) http://www.aporrea.org/actualidad/n282602.html