Lo que se dice de Edmundo González Urrutia

Antes de plasmar aquí lo que encontré en internet sobre el ciudadano Edmundo González Urrutia y su paso por la embajada de Venezuela en El Salvador en los años 80s en calidad de primer secretario, siendo el embajador Leopoldo Castillo, alias "El matacuras", voy a hacer un paréntesis para resaltar algo que ya fue subrayado con creces durante la breve campaña electoral que finalizó días antes del 28 de julio y que terminó con el resultado que todos conocemos: La reelección de Nicolás Maduro Moros para el período 2025-2031.

El paréntesis que les mencioné es el siguiente: resaltaron en el ya anciano Gonzales Urrutia la figura del abuelito bonachón que no rompe un plato, le pigmentaron sus mejillas para darles el color rosado que lo asemeja a un Santa Claus latino y lo vendieron como un producto que cualquiera quisiera llevarse a su casa, aplicaron eso de que los niños y los ancianos son inocentes y los seguidores de la perversa María Machado se embelesaron con el dulce rostro, la mirada cansada pero tierna y los labios de quien dice por favor y gracias cada media hora.

Pero, o, por todo eso. yo los quieto invitar a ver en internet los rostros de los hombres y mujeres que fueron condenados en los juicios de Nűremberg, alemanes hermosos, según al canon de la belleza europea que aún seguimos, hubo uno que fue apodado el ángel de la muerte; hermoso, según quienes admiren la belleza física con esos cánones, como dije. El punto es que pareciera que la ancianidad trae consigo la misericordia de quien nos mira ya envejecidos y hasta desvalidos; así, hasta el mayor de los criminales podría obtener el perdón o por lo menos beneficios para suavizar su condena.

Dicho esto paso a plasmar aquí un resumen de algunas cosas oscuras, muy oscuras sobre este siniestro personaje de quien se asegura fue captado por la CIA, mientras ejercía las funciones de secretario de la embajada de Venezuela en Washington, donde ingresó el 24 de noviembre de 1976, en pleno desarrollo del Plan Cóndor.

Posteriormente, en julio del 1981, fue trasladado a la embajada de Venezuela en El Salvador, cuyo embajador era Leopoldo Castillo (el matacuras) Bajo el mando de Castillo y la asesoría de González Urrutia, se desataron los infames escuadrones de la muerte. Los reportes de aquellos días son escalofriantes, desde masacres de civiles inocentes, hasta la persecución, asesinato de maestros y líderes comunitarios. Sin mencionar los ataques despiadados contra religiosos y niños, según relata una ex diplomática venezolana.

"Edmundo estaba supremamente comprometido con estas atrocidades, siendo parte activa del financiamiento y la logística de estos actos brutales. La situación era tan grave que la propia Iglesia y algunas organizaciones internacionales estaban alzando la voz contra la violencia", añade el testimonio.

En la madrugada del 16 de noviembre de 1989 un comando de 40 hombres de la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) entró en los predios de la Universidad Centroamericana (UCA) de San Salvador con órdenes de asesinar a los padres jesuitas que dirigían el centro docente y tanto habían denunciado los horrores de la guerra civil.

Con violencia sacaron al rector de la UCA, padre Ignacio Ellacuría (59 años); al vicerrector padre Ignacio Martín Baró (47 años); y al director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA, padre Segundo Montes (53 años), fundador del Socorro Jurídico Cristiano Óscar Arnulfo Romero. También apresaron a los profesores Armando López, Joaquín López y Juan Ramón Moreno. Allí mismo, en el área exterior de la residencia, los ultimaron de un disparo en la cabeza. Como la indicación era no dejar testigos, la cocinera Julia Elba Ramos y su hija de quince años, Celina Mariceth Ramos, corrieron la misma suerte.

La masacre se convirtió en uno de los crímenes más notorios la guerra civil que duró doce años y culminó en 1992 con una cifra estimada de 75 mil víctimas civiles. En los años en que la embajada estuvo a cargo de Castillo y González, el ejército y los escuadrones dejaron un saldo de 13.194 civiles asesinados.

La misión del embajador Leopoldo Castillo y de Edmundo González fue ser agentes de muerte. En los documentos desclasificados de la CIA, en febrero de 2009, Castillo apareció mencionado como corresponsable de los servicios de inteligencia que coordinaron, financiaron y dieron la orden para la ejecución de la Operación Centauro, que consistió en una serie de acciones violentas del ejército salvadoreño y los "escuadrones de la muerte" para eliminar físicamente a las comunidades religiosas congregadas en torno a la búsqueda coherente a la teología de la liberación, de una solución pacífica y negociada de la guerra.

Eso se encuentra en internet sobre el viejito bonachón que quisieron vendernos en la campaña electoral, pero seamos claros, aquí nadie se chupa el deo: "Dime con quien andas y te diré quien eres" nadie, este país es tan iluso para pensar que alguien que sea buena persona puede ser del circulo intimo de María Corina Machado, estemos claros.

La sabiduría del pueblo que vio que por mas que se tongoneara se le veía el bojote, lo desechó como presidente de nuestro país y comandante en Jefe de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que peligro ¿se imaginan a semejante criminal comandando nuestra Fuerza Armada, zape gato!!!

Si no es la justicia terrenal será de todo modos Virgilio quien lo conducirá al sitio que se le tiene reservado, cuando le corresponda. Por lo pronto me deseamos salud y vida para que vea a la patria de Bolívar crecer en paz y prosperidad como socio de los BRICS.

 

 

 



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Oscar Jiménez


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