Luego de una
reunión que mantuvo el comandante Daniel Ortega con diferentes
dirigentes latinoamericanos, un grupo de periodistas se acercó al
presidente hondureño Manuel Zelaya y, entre preguntas y respuestas
atinadas se oyó: “¿Se incorporará al ALBA, Presidente Zelaya? Estamos
haciendo todas las gestiones para hacerlo.
¿Es segura la decisión? Totalmente segura”. Un gobierno más latinoamericano estaría a punto de ingresar en la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Paraguay y Ecuador estudian la propuesta y en un futuro no lejano, podrían ser dos nuevos países sumados al ALBA.
¿Es segura la decisión? Totalmente segura”. Un gobierno más latinoamericano estaría a punto de ingresar en la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Paraguay y Ecuador estudian la propuesta y en un futuro no lejano, podrían ser dos nuevos países sumados al ALBA.
Mientras tanto,
Petrocaribe sigue incorporando nuevos integrantes: Guatemala y Costa
Rica son dos nuevos miembros. La política de integración y unidad
bolivariana, avanza sin descanso en toda Nuestra América. El
vicepresidente de Guatemala Rafael Espada afirmó recientemente: “Si
Centroamérica y América Latina no se unen, vamos a estar muy
desperdigados en nuestras fuerzas. La fuerza de América Latina es esa
Unión de la sangre latina, en la que debemos trabajar todos juntos”.
Venezuela,
Cuba, Bolivia, Nicaragua, la Mancomunidad de Dominica, tal vez en un
breve lapso de tiempo Honduras, Ecuador y Paraguay son países del ALBA
o próximos al ALBA. Tampoco podemos olvidar que, de ganar el Frente
Farabundo Martí para la Liberación Nacional las elecciones
presidenciales del 2009, El Salvador sería un país de muy probable
incorporación; la fórmula Mauricio Funes-Sánchez Cerén lideran con
importante ventaja todas las encuestas.
Es por lo tanto
claro que la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América comienza a presentarse para diferentes gobiernos
latinoamericanos caribeños como una posibilidad real de “espacio de
unidad” sobre nuevos parámetros.
Más allá de los
gobiernos nacionales que han firmado el ALBA o están en posibilidad de
hacerlo, este espacio, como ningún otro, ha generado una expectativa
mayúscula en los movimientos sociales de la región, como asimismo en
una infinidad de gobiernos locales. No es temerario afirmar entonces,
que el ALBA ya es más que los países cuyos gobiernos lo han firmado,
porque existen fuertes organizaciones sociales y gobiernos locales de
países cuyos gobernantes no adhieren al ALBA que sí desearían
incorporarse.
Cuando en la VI
Cumbre del ALBA, realizada en Venezuela en enero de este año, se
presentó oficialmente el Consejo de Movimientos Sociales del ALBA, se
dio un paso importante para avanzar en la ampliación del espacio. Un
avance cuantitativo, en cuanto a posibilidad de sumar a movimientos
sociales fuera de los países cuyos gobiernos no adhieren al ALBA, y
cualitativo al sumar a los pueblos en la construcción de la unidad
solidaria y participativa.
El Consejo de
Movimientos Sociales del ALBA por lo tanto, debe asumir una destacada
tarea como promotor, articulador y ejecutor de las políticas de unidad
emanadas de los acuerdos Grannacionales ya alcanzados, como asimismo la
de proponer nuevos proyectos Grannacionales elaborados por los propios
movimientos sociales.
Dieciocho
proyectos están hoy en marcha sostenidos sobre los principios de la
complementación, la colaboración y la solidaridad. Como decía uno de
los documentos de la VI Cumbre: “los Proyectos Grannacionales
materializan y dan vida concreta a los procesos sociales y económicos
de la integración y la unión y abarcan desde lo político, social,
cultural, económico, científico e industrial hasta cualquier otro
ámbito que puede ser incorporado”. Es así que debemos prever que en la
brevedad los movimientos sociales tendrán que incorporarse a las Mesas
Técnicas del ALBA, aportando así su cuota de saberes, experiencias,
conocimientos y participación concreta.
Los movimientos
sociales tienen una inmensa tarea y responsabilidad: apoyar, sostener y
construir junto a los gobiernos revolucionarios de la región y
comprometerse protagónicamente en la articulación en pos de la unidad
popular latinoamericana caribeña. El Documento Político de la V Cumbre
del ALBA señala: “… es con el nacimiento del ALBA que las fuerzas
revolucionarias hemos podido pasar a una nueva situación que bien
pudiéramos definir como de acumulación de la fuerza política necesaria
para la consolidación del cambio que se ha producido en la correlación
de fuerzas políticas de nuestro continente…”. Consolidar esta nueva
correlación de fuerza a favor del campo popular impone la presencia y
acción de los movimientos sociales empujando en la misma dirección que
sus gobiernos revolucionarios.
Más para que
esto sea así, es atinente insistir en la necesidad de que los
movimientos sociales del ALBA y aquellos que aspiran a ingresar,
entiendan que hemos entrado en una nueva etapa de la lucha
revolucionaria en Nuestra América. De la resistencia al modelo
neoliberal de la década de los 90, hemos pasado, como bien lo destaca
Emir Sader, a otra fase, “la de construcción de alternativas y de la
disputa por una nueva dirección política”; y agrega: “Quien no entiende
esa nueva fase, dejó de captar la marcha de la lucha antineoliberal.
Quien persiste en la “autonomía de los movimientos sociales” quedó
relegado al corporativismo, oponiendo autonomía a hegemonía y
renunciando a la lucha por la construcción del “otro mundo posible”,
que pasa por la conquista de gobiernos, para afirmar derechos – dado
que el neoliberalismo es una máquina de expropiación de derechos”. La
lucha de los movimientos sociales entonces, debe de acompañar
permanentemente a la de los gobiernos revolucionarios, impulsando las
transformaciones estructurales de la sociedad, combatiendo en todos los
frentes a la contrarrevolución y acelerando los procesos de unidad
nuestramericana; en síntesis: asumiendo la dimensión política acorde al
momento histórico. Como lo ha marcado el Presidente Chávez: “se impone
de nuevo lo que pudiéramos llamar la revancha de la política, que la
política vuelva a la carga y que tome la vanguardia de los procesos de
integración”.
Esa
orientación, que asumió desde su nacimiento el Congreso Bolivariano de
los Pueblos, al incluir en un mismo espacio a fuerzas sociales y
políticas, fue un acierto a veces poco valorado.
Siguiendo con
Emir Sader, el intelectual brasileño, nos dice: “Los movimientos
sociales son un componente, muy importante, pero no el único, del campo
popular o del campo de la izquierda, como se quiera llamar, al que
pertenecen también las fuerzas políticas, gobiernos locales, estaduales
(provinciales) o nacionales. Nunca los movimientos sociales,
autónomamente, dirigirán o han dirigido un proceso de transformación en
la sociedad. Para hacerlo, tuvieron que – como en Bolivia – construir
un partido, en este caso el MAS (Movimiento al Socialismo); esto
significa restablecer, de una nueva forma, las relaciones con la esfera
política, para poder construir una hegemonía alternativa”.
Concluyendo: el
ALBA existe gracias a la iniciativa de gobiernos populares y
revolucionarios que lo lanzaron a andar; asimismo estos gobiernos, con
sus partidos políticos revolucionarios (Partido Comunista de Cuba,
Partido Socialista Unido de Venezuela, Movimiento al Socialismo de
Bolivia y Frente Sandinista para la Liberación Nacional de Nicaragua),
han entendido que la participación del pueblo es esencial a la hora de
construir Patria Grande. Los movimientos sociales del ALBA tendrán que
trabajar mancomunados, en unidad monolítica, junto a los gobiernos y
partidos políticos comprometidos en alcanzar la Unidad Latinoamericana
Caribeña.
El momento
actual requiere de unidad más unidad, y los movimientos sociales no
están ajenos a esta necesidad. Unidad en el movimiento obrero,
campesino, indígena, de mujeres, estudiantil, de técnicos y
profesionales, los jóvenes, los movimientos barriales, etcétera, de
cada uno de los países que conforman el ALBA y de aquellos que aspiran
a ingresar. Así, los movimientos sociales unidos, junto a los gobiernos
y partidos políticos revolucionarios lograremos el objetivo
estratégico. Como bien lo decía Simón Bolívar: “Unidad y seremos
invencibles”.
* Secretario de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos
info@emancipacion.org