La lealtad al pueblo y al liderazgo del camarada presidente es incompatible con oportunistas pseudorevolucionarios cuyo famélico afán es que los metan en la alianza y que los postulen a diputados. Nuevamente, las sectas del chavismo sin Chávez (esas que siempre han fabricado candidaturas “revolucionarias” paralelas) se plegaron al discurso de la derecha opositora para desprestigiar al Psuv y acompañaron la matriz mediática de que en las elecciones psuvistas sería inevitable el triunfo de una maquinaria burguesa, los grandes burócratas y el voto entubado.
Una vez más, los egocéntricos del chiripero subestimaron al líder, quien desde su columna dominical (Las Reflexiones de Chávez, 02-05-10) llamó a votar con conciencia militante frente a los candidatos que pretendieron vencer mediante el abuso de poder y ventajismos. Esta declaración valiente es una lección que deben aprender los monarcas vitalicios en la izquierda nacional, pues se trata del único dirigente revolucionario al que hemos visto reconocer públicamente que hay fallas en su partido y que asume como práctica revolucionaria el protagonismo de las bases para erradicar las desviaciones de la vieja política.
Al final, el llamado presidencial fue efectivo, pues los números demuestran que las bases conscientemente optaron por una profunda renovación democrática, eligiendo una mayoría de dirigentes emergentes para el nuevo período parlamentario. Ciertamente el pueblo ha exigido nuevos rostros en la Asamblea Nacional y repudia la entrada de pequeños caudillos enquistados en los partidos donde no existe relevo.
Desde aquí, apoyamos abiertamente el avance del Psuv, porque contribuye a la consolidación del instrumento revolucionario para la transición al socialismo y se perfila como partido que renueva sus liderazgos, robusto en cantidad por la participación de las masas y creciente en calidad para generar cuadros políticos bajo el ideario socialista y antiimperialista.
(*) Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario.
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