Contra el poder

Verdades y mentiras de las primarias a la Asamblea Nacional

La oposición vuelve a tropezar con la misma piedra en sus primarias precarias. No se pueden presentar ante un pueblo con primarias en tan solo 8 estados, y ni siquiera en todos sus municipios. ¿Cómo hilvanar un discurso en el que unos fueron supuestamente escogidos y otros acordados?, un disparate político que tiene al eterno candidato Andrés Velásquez como nominal y primero en la lista, para evitar su décimo octava derrota. Trataron de incendiar las empresas básicas, pero la salida de Rodolfo Sanz y la designación de presidentes y gerentes a través de mesas de trabajadores los dejó en frío. Trataron de aprovechar los racionamientos de luz, pero la gente ha tomado conciencia de la gravedad del problema. Al inicio del año se animaron con el supuesto descontento que provocaría la devaluación de la moneda, pero las medidas de expropiación impidieron la ola de especulación que tenían como estrategia política. Hoy nadie se acuerda de las medidas económicas, salvo la burguesía quejona de este país. La oposición saldrá dividida, irreconciliable y con el riesgo de perder incluso los espacios que ganaron en las pasadas elecciones regionales.

Por su parte el PSUV, aun con los defectos naturales del proceso, abre nuevas perspectivas políticas que no tienen vuelta atrás. Las primarias son una metodología en el PSUV que lejos de cambiarse, debe perfeccionarse. El éxito en las primarias del PSUV se verá realmente en las elecciones de septiembre. Sin embargo, llama poderosamente la atención que sólo 22 diputados de la actual Asamblea Nacional, según datos presentados en la prensa, repiten como candidatos. A esta Asamblea se le debe reconocer el parlamentarismo de calle, pero la militancia del PSUV quiere un parlamento más radical y con más iniciativa, más eficiencia y menos discurso. El gran dilema para la revolución es avanzar en eficiencia, pues crece la intolerancia hacia el desorden, la improvisación y la corrupción. Lo cierto es que las consultas a las bases fortalecen los partidos, y por ello son obvias las contradicciones en Primero Justicia, Acción Democrática, Causa R, Patria Para Todos, Copei; etc.

Al participar como precandidato del PSUV me abstuve de utilizar el cargo como plataforma de propaganda. Ser director de información y encargado de la imprenta, me daría fortalezas a las que renuncié por ética partidista. Sin embargo, me sumo al júbilo del resto de la militancia. Pero además abro el debate a sincerar algunas actuaciones políticas en empañaron las primarias en Bolívar. Advierto una vez más, que si se sigue jugando a la anarquía en el municipio Caroní, esto podría acarrear una mala noticia para la revolución. Que nadie se de por aludido, ni me repliquen con discursos demagógicos. En Caroní hay un barril de pólvora político que le da respiración artificial a la oposición. Y una dinámica de ponerle precio a todo el mundo y ello puede conducirnos a la quiebra del municipio más importante. No es casual que Henry Falcón se haya presentado en Patrulleros de Caroní para anunciar la candidatura de Carlos Chancellor. No se puede jugar con gasolina en tiempos de guerra. Zulianizar la política en Caroní poniendo precio a todo jugando con las masas es un arma de doble filo. Las denuncias de fraude más que dejar un mal sabor asomaron el peligro para el presidente Chávez, si a un político del PSUV se le ocurre impulsar estrategias de fraude electoral, comprando autoridades y votos. Una advertencia para todo aquel que piensa que el fin justifica los medios.

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David Javier Medina


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