(ensartaos.com) La vida del doctor Pedro Tinoco la ha escrito el periodista Juan Carlos Zapata (JCZ). Es el más grande panegírico jamás hecho a un banquero. De paso que no hemos visto ningún comentario de los escuálidos sobre este libro, y seguramente es porque los señores enemigos de este proceso bolivariano están leyendo muy poco. Nosotros los chavistas sí estamos leyendo mucho, y en particular me tragué las 542 páginas de este libro de JCZ. Yo creo que me he leído casi todos los libros de este señor antichavista, aunque debo confesar que soy muy poco conocedor del tema financiero y económico de Venezuela. Como digo, el señor JCZ pone por las nubes al doctor Tinoco, casi como a un dios, como a un segundo Simón Bolívar. El tema obsesivo de JCZ en este libro es el poder, el poder de Tinoco, su fuerza que según él fue decisiva en casi todo lo que hicieron los gobiernos desde el gobierno de Betancourt hasta el último mandato de Carlos Andrés Pérez.
La vida de este personaje no obstante me parece gris y vacua. JCZ dice que era muy culto, pero el personaje en su libro no lo demuestra. A diferencia de lo que plantea JCZ diremos las cosas sin tapujo: el multimillonario Pedro Tinoco Smith, el señor padre de Pedro Tinoco fue en toda la dimensión de la palabra un verdadero hijo de puta con sus hijos y con su primera mujer la señora Narcisa Jiménez a la que se sacó cuando ésta tenía apenas doce años. Hay allí una historia muy escabrosa, porque siendo el viejo Tinoco un hombre poderoso al servicio del abominable Juan “Bisonte” Gómez, se llevó a la muchacha incluso amenazando a los padres de ésta. En vida del viejo Tinoco Smith la señora madre de dos muchachos que tuvo con el viejo Tinoco nunca llegó a ver a sus hijos. Un día que Pedro hijo le preguntó a su papá por su mamá, el viejo le cortó en seco y le respondió más o menos en estos términos: “ella era una bailarina francesa que estuvo por aquí de paso y yo le pagué diez mil bolívares por cada uno de ustedes, y listo, ya no está en Venezuela. Se fue.”
Cuando Vicentico Gómez (el hijo del tirano) murió, quien le llevaba las cuentas era Pedro Tinoco Smith, de modo que éste conocía casi toda su vida privada, y es muy probable que en esa relación como administrador de los bienes de Vicentico ya le estuviera montando cachos al hijo de Gómez. Pues bien, la mujer de Vicentico (Josefina Revenga, la mujer más bella de Caracas) se enamoró de Pedro Tinoco Smith, y una vez muerto el joven en Suiza, Tinoco Smith se presentó ante Juan Vicente Gómez y le pidió permiso para casarse con la viuda. Dicen que Gómez cuando supo de los amores y que profirió: “la viuda de mi hijo no es querida de nadie. Que se casen.”
Pero nada de eso, el dictador Gómez era un hombre muy práctico, aceptó la solicitud siempre y cuando en el lecho le sacara a Josefina todos los secretos de Vicentico (relacionados con la conspiración para tumbar el gobierno, igualmente los relacionados con la muerte de Juancho). Esto para Tinoco Smith era cosa de muy poca monta, aceptó gustoso lo que se le solicitaba y en compensación Gómez lo hizo inmensamente rico. Lo puso nada más y nada menos que a trabajar con las compañías petroleras, a ser el abogado alcahuete, miserable y vendido a los negocios que aquí quisiesen hacer los gringos con nuestro petróleo. Tinoco Smith era apoderado de la Lago Petroleum, filial de la Estándar Oil (empresa de los Rockefeller), y también Iron Mining.
Josefina Revenga venía siendo hija de José Rafael Revenga, médico del Presidente Cipriano Castro, el que le recomendó tratara su enfermedad en Europa, quizá con la idea de que lo destronaran. Con Josefina, Pedro Tinoco Smith convivió sólo diez años y tuvo con la ex mujer de Vicentico dos hijos.
Pero Tinoco (hijo) nació el 4 de octubre de 1927 y fue un niño apocado, al que su padre en esa culpabilidad sórdida por traerlo con “una cualquier”, trató de darle “la mejor” educación posible. De niño lo puso en un buen colegio en Suiza para que no le anduviera preguntando por su mamá, y parte del bachillerato lo hizo en Estados Unidos. Regresará a Venezuela en 1942.
El muchacho Pedro en su vida retirada por colegios e internados, se fue haciendo muy católico y adquirió el hábito de llevar consigo un manojo de santos y vírgenes en el bolsillo para que lo protegieran, ya que madre nunca tuvo. JCZ hace lo imposible para justificar al degenerado del viejo Tinoco Smith, y hasta le parece un acto bondadoso y de buen corazón las explicaciones que le da a su hijo ya cuando es todo un hombre.
En Venezuela, el muchacho se relaciona con la high de la high caraqueña: los Travieso, Vollmer, Machado, Zuloaga, Mendoza Fleury, Lecuna, Velutini, Phelps,… y echando “pa’lante”.
(esta historia continuará, véala completa en ENSARTAOS.COM)
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