Ya basta de retóricas partidistas, es necesario manejar el discurso político y abrir la posibilidad de concretar un ideal común, El Socialismo del Siglo XXI. Expresión que se venia utilizando desde 1996 en los predios ideológicos, teniendo énfasis en la teoría del líder chino Mao Tse Tung. Hay cúpulas en la estructura gurnamental que buscan un fraude continuado de la realidad geopolítica del Estado Venezolano, a pesar, de las continuas campañas del gobierno nacional en dar a conocer sus proyectos estructurales. Hay que avanzar, rompiendo todas las trabas y dejar el miedo. Es el momento de las grandes decisiones, existe un campo abierto que nos conduce hacia la verdad y debemos asumir nuestros valores para combatir la deslealtad.
La libertad, no es un juego. Es una ardua lucha de postulados indicativos de una realidad que nos lleva al cumplimiento de La Constitución Bolivariana de Venezuela y todos sus apéndices como conexos.
Es el cumplimiento del tiempo. Y nos acercamos al 26 de septiembre de una manera vertiginosa, donde hay una esperanza y sueño, la semilla de una nueva Venezuela avalada por una Constituyente. Es el tiempo de una Asamblea Nacional significativa que debe descubrir verdades de un pasado lleno de oscuridades y verrugas, en esto, se debe ser radical y asumir con responsabilidad el papel a ejecutar. Ningún dirigente, tanto de la oposición como del oficialismo debe tener carácter personalista o paternalista, es el tiempo de la dialéctica donde las pruebas de fuego serán cotidianas para darnos una continuidad necesaria para la participación política. No hay imaginación, sino reflexología.
Hay que despertar el pensamiento adormecido de muchos venezolanos y asumir conciencia sobre el despliegue del socialismo democrático de éste tiempo, es mejorar su estructura a favor de todo un pueblo que con su Ley Comunal desea un equilibrio en la factorización del poder público y determinar elementos de fuerza para orientar al Estado hacia una hegemonía de acción pública, donde los ejes políticos jugaran un perfil en la ejecución de los proyectos sociales.
Tenemos que ir a un ideal nacional con un liderazgo único, que, nos permita ampliar nuestro campo de acción hacia las comunidades del interior del país bajo una plataforma de gobierno equilibrada y única. De esta manera, factorizar el poder para seguir avanzando hacia una sociedad verdaderamente tecnológica e industrializada, donde exista una responsabilidad compartida en las decisiones regionales que se traducirían en un bienestar social a nivel nacional.
Hay que interactuar los sistemas de infraestructura del Estado para acoplarlo a un solo sistema de red de atención, para tener mediciones exactas sobre cada diagnóstico y evaluación que se ejecuten en todo el territorio nacional. Son programas de trabajos que requieren mucha disciplina y tolerancia.
Valencia. Edo Carabobo. Venezuela
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