Me pregunto: ¿Todos los países tendrán tantos hideputas como el nuestro?

He vivido lo suficiente en este país para sostener mis verdades. Sufrí toda la fatídica IV república con los circos romuleros y Calderianos, carlosandresitas y Lusincheros. Vi toda clase de crímenes y miserias, estafas, entregas y expolios delirantes: con mis propios ojos vi la noche que mataron al profesor Damián Ramírez Labrador en el Liceo Juan Vicente González, y vi al que lo asesinó con la pistola todavía humeante en sus manos. El asesino era un muchacho copeyano que apodaban, no sé por qué, Ditme Miller, porque no creo que ese fuera su nombre.

A los pocos días al Miller el gobierno lo sacó del país y lo mandó a España. Gobernaba Rómulo Betancourt.

De este crimen, que he contado en otros artículos, acusaron al yerno de Gustavo Machado, un estudiante de Ingeniería de la UCV.

Nuestra promoción del quinto año de bachillerato llevó el nombre de Alberto Rudas Mezones, un joven que fue asesinado en El Silencio por los cuerpos represivos betancuristas.

Recuerdo que los escuálidos de entonces formaron un grandísimo peo porque no querían llevar en sus anillos “el nombre de un malandro”, como Alberto Rudas Mezones.

Al final nos dividimos y cada cual le puso a su anillo lo que le dio la gana. El mío llevó el de Mezones.

Se constituyó luego una delegación que le hizo una visita al sabio José Francisco Torrealba (ex candidato a senador por el Estado Guárico por el Partido Comunista de Venezuela) para hacerlo el padrino de nuestra Graduación y se formó otro lío porque los escuálidos toda la vida han sido una maldición en este país.

Como digo: toda una vida de arrecheras contra los gobiernos de turno, y llega éste y entonces encuentro que lo que es hoy oposición sigue gobernando como lo ha hecho siempre.

Yo trataba de abrir muchos los ojos para no caer en trampas y timos, pero sin embargo me engañaban, era tal el peso de la incuria y de la paralización que petrificó a la izquierda de aquellos tiempos.

No obstante, a partir de 1965, más nunca creí en los comunistas venezolanos dirigidos por Petkoff y Pompeyo Márquez. Hoy algunos no me lo me perdonan y dice que soy anticomunista.

Recuerdo que años más tarde, cuando algún militante del MAS me mostraban el puño alzado de frente como lo hacían, yo se los retrucaba diciéndoles que ese era el puño de la “manuela”. Cómo me odiaban.

Años de entera soledad, pero sin transigir con nadie, sin imaginarme el mar de hijos de puta que latían silenciosos para apuñalear a su patria. Nunca me lo hubiera imaginado que había tantos.

Nunca hubiera imaginado que este país podría contener seres que desearan que los gringos invadieran a su tierra; que suspiraran porque la hollaran las malditas botas gringas o las inmundas botas santanderistas.

Y pensar que quienes lo iban a desear con mayor locura esas carajadas serían personas que una vez fueron dizque guerrilleros o comunistas, como la Ángela Zago, por ejemplo.

Pero después, a partir del 2001, aquella realidad se haría más pavorosa, visceral y maldita:

1- hordas de imbéciles, echando espuma por la boca, en pertinaces marchas deseando la muerte del Presidente de la república, aupados por los mercenarios canales de televisión.

2- manadas de borregos embanderados con una huelga controlada y dirigida por magnates petroleros.

3- luego la horrible mariquera de un referendo para sacar al Presidente.

4- Las pantomimas esperpénticas de los concentrados en la Plaza de Altamira, en un show permanente de cabezas rapadas enjugándose la boca con la sangre de los desesperados.

5- Una larga secuencia de marchas mariquísimas también en bicicletas o patinetas, con antorchas y vírgenes, con picnis, con lutos activos y lloros desgarrados, con locas horriblemente histéricas…

6- Luego el acabose de los arrebatos más delirantes en defensa de Globovisión, RCTV y otras mierdas como “El Nacional”, con torrentes de lágrimas de cocodrilo…

7- El apoyo a la Exxon para que ganara una demanda contra nuestra patria.

8- El apoyo a los enemigos de nuestro país para evitar que lográsemos un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

9- Ligándola para que nunca nuestros equipos deportivos ganasen alguna competencia.

10- Cuadrados con los santanderistas de Colombia y pidiendo a gritos que mandaran sus paramilitares.

11- Entre otros miles, ahora está el caso del terrorista capturado la semana pasada, Francisco Chávez Abarca, que la oposición cataloga de un show montado por el gobierno.

Verdaderamente, cómo se lucha contra tanta lacra; con razón Bolívar pensó que había arado en el mar y que lo mejor que se podía hacer en este país era emigrar.

Con razón…

jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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