Revisas los periódicos del último día lunes de agosto y te consigues en primera plana a todo dar; “Murió el productor agrícola Franklin Brito”, después de tirarse dos años de huelga de hambre, o sea que ese individuo quería morirse y otros que no, entre ellos el gobierno nacional que, se propuso con la ayuda de La Cruz Roja Internacional por aceptación de su familia que le vigilara la lentitud o la rapidez de su muerte por encargo de él mismo, es decir, que ese señor se quería morir a como diera lugar y otros trataban de estirarle la vida y en cambio él disfrutó de su muerte, la vivió gota a gota, porque la estiró hasta donde su cuerpo pudo y dejó como consecuencia la triste realidad que no quería su vida y le importó una paja el respeto por los derechos humanos que se le respetaron para que muriera en paz con su yo pecador y, tampoco quiso a su familia, es decir, no le importó para nada y cobardemente se metió en ése su problema, buscando publicidad para su muerte hambruna y ahora sale la hija y los demás familiares echándole la culpa al presidente Chávez como trasfondo político que, si ella fuera otra persona que se respetara, que se quisiera un poquito que tuviera sentido común, de una vez debería meterse también bajo tierra, no hay otra para donde coger o morirse de pena por el mal padre que tristemente tuvo para su consideración y desarrollo de la vida en familia.
En este caso hay lecciones de todo tipo moral e inmoral que dejan la muerte muy mal parada como el fin que de cada quien es y, que la gran mayoría la enfrenta, en cambio, Franklin Brito, salió a buscarla con chantaje y la consiguió después de un largo peregrinaje de su aventura mortal y, como la moda y la suplantación no se acabará jamás, vendrán otros que entre ellos no estará ni de vainas Antonio Ledezma, ése tiene otros fines más libertarios como soñador político de oposición en desbandada.
Pasar hambre por necesidad es un motivo que se padece a diario por muchos habitantes de los pueblos del mundo –gracias a la acción del capitalismo apátrida- que subyuga la convivencia humana con razón de apetencias económicas que es la sin razón de su causa, pero pasar hambre por obligación por demandas temerarias no es ético es amoral para lograr prebendas, no se justifica por mala situación dentro de la actuación o desarrollo de algo anormal que por acuerdos se solucionan y, no utilizando el arma de la muerte a través de una huelga de hambre como política que buscaba un fin peregrino dentro de loburgués.
Ahora vendrá como avalancha política las acusaciones con amenazas de todo tipo y serán los representantes de la oposición venezolana y de las ONG, las encargadas de enfilar sus rifles mediáticos que descomprima su odio visceral de acudir a donde mejor les venga en ganas para seguir con la comedia de los derechos humanos de quien los violó quitándose lentamente su derecho a vivir y, eso de ahora en adelante será el pan de su consuelo para que los restos mortales de Brito vaguen por el mundo, dando tantos traspiés como malas intenciones hubo en su desgraciada vida.
¿Fue Franklin Brito un loco? Posiblemente no. Él tuvo que imaginar si pensaba lo que le venía o, lo otro o la muerte y se quedó con ella. ¿Se justifica una muerte así? Que responda su hija y los que actúan como opositores al gobierno en su favor. Parece ser que el diálogo se les perdió con la brújula de su agonizante fracaso que los tiene de mal en peor y por lo tanto cabalgan sobre cadáveres y les quedará como recuerdo la inmortalidad de Franklin Brito.
Reviso páginas del libro de Edgar Morin de “El hombre y la muerte” y en particular cito: “La paradoja de la muerte”: “La afirmación del individuo con respecto a la especie rige, pues, la conciencia y el rechazo humano de la muerte. Pero se dan entonces una serie de paradojas, una barrera de contradicciones, que parecen poner en cuestión la constante antropológica de la muerte que habíamos descubierto.” Y más adelante en “La ciencia de la muerte”, explica: “Así, pues, desde sus orígenes, el hombre alimenta a la muerte con sus riquezas y sus aspiraciones. Y la muerte, buitre de Prometeo, roe sin descanso estas riquezas y estas aspiraciones.”.
El socialismo es vida, la oposición como engendró del capitalismo se adhiere a la muerte y la deprime con sus aspiraciones de jugar con ella y con la carroña de sus productos. Tánatos debe de estar feliz por el egoísmo consumado.
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