“... la ultima vez lo vi irse entre el humo y metralla, contento y desnudo;
iba matando canallas con su cañón de futuro.”
Silvio Rodríguez (La Canción del Elegido)
Samuel Moncada decía de manera muy acertada que la mejor prueba de tu integridad moral era precisamente tu propia muerte, porque si hubiese existido alguna sombra en tu inmaculada trayectoria humana y profesional que pudiera ser explotada por medios, palangristas y politiqueros en medio de su campaña mediática contra el proceso de transformación que vive Venezuela y que tu encarnastes de manera digna, seguramente seguirías aquí en la guerra, perdón, quise decir en la tierra. Pero no. No les distes tregua. Tu convicción los cegaba, los distorsionaba, los desesperaba. Tu hidalguía los desconcertaba, los incomodaba, los trastornaba. Quisieron doblar tu abnegada sed de justicia, tu obcecación por la verdad, tu indomable espíritu ciertamente revolucionario y que además no tenía nada de “chavista”. Y no pudieron. Desafiastes la indiferencia, la intolerancia y el caradurismo con el que los golpistas se pasean por los canales de televisión. Te enfrentastes a la impunidad, y nos exigistes perseverancia y dedicación para con lo que luchamos, dictando así cátedra sobre como practicar lo que vivimos predicando. Quisieron comprarte, que te tranzaras por cualquier cantidad, que dejaras de ser pendejo y terminaras por aceptar que en Venezuela todo el mundo tiene un precio. Pero no lo lograron Danilo. Te impusistes sobre la cultura puntofijista del amiguismo y el clientelismo, y eso los destrozaba, les quitaba el aire... Desesperados, y al borde de su desaparición, los fascistas te lanzaron a la inmortalidad. Los derrotastes y ahora te multiplicas en cada uno de nosotros, contento y desnudo, matando canallas con tu cañón de futuro.
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Todo el mundo sabe quien está detrás del ataque terrorista que cegó la vida de Danilo Anderson. Los medios y palangristas de oposición que endiosaron a los golpistas del 11 de abril así como a los fascistas de la Plaza Altamira, y que seguramente saldrán a defender a estos terroristas catalogándolos como “perseguidos políticos.” La partida inmoral del TSJ que decretó el ejercicio libre de la impunidad al haber sentenciado que los militares golpistas del 11 de abril actuaron “preñados de buenas intenciones” al “custodiar” al Presidente de la República ante un “vacío de poder”. La Fiscalía General de la Republica, por no contar con suficientes funcionarios irreductibles con la corrupción, como lo fue en vida Danilo, lo cual condujo a que un sin fin de casos de suma importancia y relevancia, fueran llevados por el mismo fiscal de ambiente, quien precisamente resultó ser el mas valiente. Los policías metropolitanos que el 11 de abril masacraron a la población civil, indistintamente de su preferencia política. La legión de oposicionistas que banalizaron el ejército paramilitar encontrado en la finca Daktari, y que no podían permitir que un honrado ciudadano de La Vega fuera a meter tras las rejas a la podredumbre fascista que hizo cola para firmar el decreto del dictador Carmona.. Los neogusanos mayameros que desde el sur de la Florida financian y entrenan a grupos terroristas con el silencio cómplice del Departamento de Estado norteamericano. La intolerancia de la oposición disociada que mantuvo un acoso sistemático contra la integridad física y emocional de Danilo Anderson. Y todos los que trabajamos a favor del proceso bolivariano también seremos culpables de su muerte si no emulamos la entereza moral de Danilo aun a costa de nuestra propia vida.
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