Desgraciados

“Mayoría orgullosa, minoría ruin, perversa y antipatria”

La familia, es la familia y por ella tenemos que dar hasta la vida si es preciso. Lo dice, como ejemplo, Rubén Blades en una de sus interpretaciones, “Cuanto control y cuanto amor debe de haber en una casa para enfrentar a la desgracia” Escuchamos que algunos extranjeros se hacen millonarios en nuestro país y luego regresan a sus lugares de origen con el dinero, para que esas naciones progresen. ¿Habrá en el alma de algunos de ellos una micra de agradecimiento por nuestra patria? No lo sabemos. Pero si es así no lo reprochamos: ellos luchan por sus pueblos. Todos los hijos de un mismo pueblo nunca dejan de amar al lugar en donde vieron por primera vez la luz de la vida.

Un país es una casa cuyo techo es de todos los que ahí nacieron. Es la misma luz, el mismo paisaje, la misma esperanza. Cuando se habla de la patria, se engloba todo. Cuando vamos al extranjero y mostramos nuestro gentilicio, el orgullo nos invade. Si usted está en Suiza y escucha en himno Nacional de Venezuela, la nostalgia que siente, por ejemplo quien nos está representando en un campo deportivo, debe ser la misma que percibe el turista venezolano que está en la grada aupando. Es decir, sufrimos, cantamos, gritamos, por lo nuestro. Eso es ser hijo de la misma nación.

Cuando Johnny Ceccoto Actuaba en las pistas de motociclismo europeas, aunque el nombre y el apellido no eran precisamente de sonido español, Johnny era y es un venezolano. Nos levantábamos de madrugada para ver a nuestro compatriota batirse con los mejores de aquella época. Sufríamos sus derrotas y gozábamos sus victorias Cuando Johnny dejó el motociclismo para irse a la Fórmula 1 el orgullo no nos cabía en el pecho. Quien escribe nunca supo donde y como vivía Johnny: era simplemente un nativo de la patria bolivariana que hacía sonar nuestro himno en Europa. Después llegó Carlitos Lavado y fue lo mismo.

Este año actuaron en el viejo continente tres venezolanos en la GP2. “Speedy” Gonzáles, Johnny Cecotto, hijo, y Pastor Maldonado. Ellos, como es natural, llevan en sus bragas el nombre de VENEZUELA e igualmente los ídem de quienes los respaldan económicamente, entre ellos PDVSA, CANTV y otros ¡qué hermosa se veía la braga de Pastor en el centro del pódium izando la copa que lo convirtió en el CAMPEON MUNDIAL DE LA GP2 en Monza, ¡histórico! El joven maracayero se cubrió de gloria e hizo que todos sus hermanos venezolanos, LA MAYORÍA, sintiera la misma emoción.

Pastor es un orgullo para el país de las 8 ESTRELLAS. Ahora Pastor puede ir a la Fórmula 1. Igual que Johnny, pero, ¿por qué escribo de “una mayoría orgullosa y una minoría indiferente, ruin, perversa, antipatria? Pastor llego al país venezolano deslumbrante y feliz .Se suponía que TODOS ÍBAMOS A AUPARLO, henchidos de emoción. Pero no fue así: la minoría ruin, perversa y antipatria, no se volcó a la alegría. Rumió su odio: el mismo que aplica desde una oposición demagógica. Esa MINORÍA no se puede catalogar como humana: goza las derrotas de la patria, se ríe cuando ocurre un dolor entre los pobres. En un centro comercial de Este escuché a una señora en un restauran celebrar la muerte de Willian Lara, de Tascón, de Müller, de los soldados del helicóptero, de Lobo, y ¡el acabóse! La muerte de los que iban en el avión de Conviasa.

Esa dama pertenece a quienes odian a los que deciden votar por Chávez democráticamente. Esa oposición que no siente otra cosa que desprecio por los pobres y por los atletas que representan en este momento a la patria venezolana, no celebró el triunfo de Pastor y rió la muerte de varios compatriotas. Esa minoría que sádicamente goza el dolor ajeno, es la misma que quiere obtener puestos en la AN. El pueblo espera: la gloria la obtiene quienes luchan siempre. La victoria de PASTOR MALDONADO, no la minimiza un grupo de ruines, perversos y antipatria que obvia la gallardía del Joven piloto. Esa es la oposición de Henry Ramos Allup, de Julios Borges, de Maricorina, de Blyde, de Radonski. ¡Miserables! ¡Traicioneros! ¡Fascistas! ¡Nómadas!, no tenéis patria, ni sangre, ni espíritu, ni menos conocéis la palabra AMOR

aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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