El berenjenal electoral del 26S

A mi juicio, la confusión no es tal si uno tiene claro los conceptos que defiende. Para mí las elecciones de la IV República y de la V República en Venezuela y las paradigmáticas del imperialismo en los EEUU, para los que creen en la antorcha de la libertad levantada por la estatua de Manhattan, son elecciones absolutamente representativas y por ende antidemocráticas, con más énfasis las norteamericanas por los desacreditados Colegios Electorales. El concepto es el mismo en el universo del capitalismo, son elecciones inventadas por la burguesía para mantenerse en el poder. Es el mundo de la democracia de partidos que nos ha impuesto la ideología neoliberal. La Democracia Directa practicada por los griegos, con todo de no permitir la participación a los esclavos, era infinitamente más democrática que esta democracia burguesa común, con diferencias de matices, en las sociedades donde predominan las relaciones de producción capitalistas. Esta funesta metódica electoral, llamada “democracia representativa”, se internalizó en la conciencia de las sociedades capitalistas como un Dios todopoderoso, un dogma, que no se discute. Claridad tiene la oligarquía en estos menesteres pues la llamada “democracia representativa” sirve a los fines de garantizar la perpetuidad del sistema burgués de la misma manera que los genes del ADN lo hacen con los seres vivos. Menuda contradicción dialéctica el fenómeno venezolano que ha permitido a nuestro líder haber ganado 14 de las 15 elecciones celebradas en los últimos 12 años, con un grueso racimo de pueblo detrás de él, pero sin producirse la ruptura del cordón umbilical con la IV República. Se mantiene intacto el status quo, vaya! Las clases dominantes continúan en el poder aún fuera del gobierno y por los vientos que soplan nada les impide recuperarlo desde el punto de vista legal porque cuentan, nada más y nada menos, con su propio sistema electoral que les garantiza seguir jugando a la manipulación, al engaño y a crear falsas ilusiones en las masas, con el fuerte apoyo de la derecha internacional.

La idea de la democracia participativa y protagónica contenida en la Constitución Bolivariana es una utopía posible que algún día el pueblo concretará dándose unas elecciones verdaderamente democráticas totalmente diferentes a éstas que conocemos. Cuál modelo adoptar y cuál es el momento preciso. Eso dependerá de las circunstancias históricas y del nivel que alcance el conjunto de la lucha de clases en todo el país. Vamos a estar claros, estas elecciones parlamentarias del 2010 las ganó matemáticamente y transparentemente el chavismo en el contexto de unas elecciones representativas más limpias más técnicas y con más ética política que las administradas por el Pacto de Punto Fijo. El asuntillo de la ley electoral es una bagatela comparada con la trascendencia estructural de las elecciones capitalistas. Al fin y al cabo es una Ley de obligatorio cumplimiento para todos. Son las mismas reglas del juego para unos y otros. Si la oposición hubiera ganado la bicoca de circuitos que ganó el chavismo tendrían ellos ahora la mayoría en la AN y estarían calladitos de la boca, pero circunstancialmente no fue así. No tienen derecho al pataleo y su única opción es que se vayan a llorar para el valle.

La mayoría de los electores en cada circuito votó por los candidatos que les dio la gana y ese es el resultado reflejado en los números de diputados oficialmente proclamados por el CNE y en el Parlamento Latinoamericano. La sumatoria de los votos obtenidos nacionalmente por la oposición o el chavismo, en cada caso, es útil sólo para que cada comando saque sus propias conclusiones con miras al 2012. Por ejemplo el chavismo tendrá que meterle la lupa al hecho de haberle sacado una estrecha ventaja a la votación escuálida que nos está pisando los talones. Esa es la discusión seria y trascendente no la ridícula diatriba inventada por la oposición para descalificar a la alta y legítima representación parlamentaria lograda por Chávez.

Los más de cinco millones de votos del chavismo en todo el país son los votos duros de Chávez, de eso no queda la menos duda. Esos electores fuimos capaces de votar por los candidatos del Comandante Presidente obviando muchísimas dudas y debilidades como por ejemplo la insuficiente gestión de la AN saliente. Muchos de los diputados a la AN repitieron como candidatos y otros nuevos, sobre todo algunos candidatos por lista, no gozaban ni gozan de credibilidad por su tortuosa, desconocida o ineficiente, según el caso, trayectorias políticas.

A esta variable, según mi criterio la principal, para explicar la poca ventaja nacional del chavismo, se suman situaciones de mala gerencia regional o local que deben ser evaluadas sin consideraciones subjetivas o de amiguismo.

En las elecciones presidenciales del 2012, el chavismo no cargará con el pesado fardo de la AN saliente, caracterizada por su deficiente desempeño que dejó para última hora el cumplimiento de sus tareas, ni con la ineficiente gestión de funcionarios que no han logrado despuntar en el cumplimiento de sus funciones. Será en esta oportunidad la credibilidad, el carisma y el arrastre popular de Chávez frente a la desprestigiada imagen de los tradicionales frijolitos o frijolitas de la oposición los que al fin y al cabo se disputarán los votos de los tres o más millones de electores que no votaron en esta oportunidad como tampoco lo hicieron en el referendo por la reforma constitucional.

Esto no es ningún secreto, la oposición y el imperialismo saben, a ciencia cierta, que Chávez es un candidato imperdible en el 2012 porque la mayoría de los venezolanos aprueban su gestión, la obra cumplida y lo que está por hacer. El grito de ¡Chávez no se va! retumba y se agiganta en el corazón de las mayorías populares. Este es el meollo de la cuestión, con ese panorama político en el futuro inmediato, con esa marca de Chávez ganador grabada en la frente, esta oposición no se va a conformar con seguir el camino democrático y se irá una y otra vez por el atajo de la inconfesable aventura desestabilizadora.

*Profesor ExDirector de la Casa de Nuestra América José Martí

sergiobricenog@yahoo.com

padreamalivaca.blogspot.com


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Sergio Briceño García*

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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