El proyecto de desarrollo endógeno persigue salir del modelo rentístico petrolero y pasar a un modelo económico diversificado, productivo, dinámico y competitivo, dedicado al consumo nacional y la exportación, que genere igualdad y desarrollo humano. Así lo ha manifestado reiteradamente el presidente Chávez en sus discursos y alocuciones.
En este contexto, la “revaluación del bolívar”, como lo han planteado algunos compañeros bolivarianos que rechazan la depreciación del tipo de cambio contemplada en la Ley de Presupuesto para el Ejercicio Fiscal de 2005, es en definitiva incompatible con el proyecto de desarrollo endógeno porque profundizaría los problemas estructurales de nuestra economía monoproductora. Los productos nacionales se encarecerían y no podrían competir con una importación barata en el mercado interno y externo, profundizando así la dependencia de los bienes importados y deteriorando aun mas los términos de intercambio. Como consecuencia, la balanza comercial se haría deficitaria debilitando la moneda nacional, que como estaría revaluada artificialmente, produciría serios desequilibrios económicos.
El fracaso del modelo neoliberal en Argentina, por ejemplo, se debió en buena parte a la revaluación de su moneda, lo cual se produce a partir de la dolarización de su economía. Al respecto, el profesor argentino Jorge Schvarzer sostiene que “la sobrevaluación de la moneda local convalidó la entrada masiva de mercancías del exterior, mientras alentaba la salida, no menos masiva, de turistas argentinos hacia todos los rincones del planeta. Ambas demandas reclamaban divisas adicionales que debían obtenerse por medio de mayores exportaciones. Pero, el esperado aumento de la venta de bienes al exterior resultó difícil por la sobrevaluación de la moneda; en los hechos, el monto total de las exportaciones permaneció estable durante varios años cruciales.
El ingreso de bienes importados inundó a la plaza local con bienes que podían remplazar a la producción local, a precios menores que éstos (gracias a la sobrevaluación cambiaria), provocando una intensa crisis en la mayoría de las ramas industriales de producción transable internacionalmente. Además, este flujo de mercancías generaba un déficit comercial que tendía, objetivamente, a restringir el stock de moneda local; por lo tanto, las posibilidades de expandir la actividad económica dependían de obtener divisas por otros medios. La balanza comercial con Brasil, que era prácticamente la única positiva del país, tendió a invertir su signo en una clara señal de que mantener el tipo de cambio local perjudicaba a la producción local tanto como al equilibrio externo.”
En este sentido, un bolívar sobrevaluado acabaría con la producción nacional, ocasionando mayor desempleo, abandono del campo, mayor presión social sobre zonas urbanas, y el fracaso del proyecto de desarrollo endógeno o cualquier otro intento por cambiar el modelo económico monoproductor.
La sobrevaluación o devaluación del bolívar no pueden asumirse como políticas económicas sino como instrumentos que deben ser aplicados en búsqueda del equilibrio de la tasa de cambio. En este sentido, la depreciación del bolívar programada en el presupuesto del año 2005 por el gobierno nacional – menor a la ejecutada en enero de 2004 y en sintonía con la inflación estimada para el próximo año - obedece a un plan estratégico que comprende la aplicación de otras medidas en su conjunto de manera integral con el objeto de evitar distorsiones económicas, y en el marco del proyecto de desarrollo endógeno, coadyuvar al desarrollo y diversificación de la producción nacional.
* Internacionalista
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