Con la muerte de Néstor Kirchner recordé a la gente de Argentina en tiempos universitarios. Era la época de las sandalias de cuero, las faldas largas estampadas y el cabello crespo. Los trovadores cubanos, argentinos, nicaragüenses, mexicanos, uruguayos, puertorriqueños, españoles y brasileños dominaban las veladas nocturnas cuando ya el cuerpo y el exceso de rumbas con salsa y merengue, le pedían a los cuerpos “horizontalizarse”.
León Gieco, Maradona, Mercedes Sosa, Cabral, Cortázar, Charly García y Fito Páez fueron algunos de los argentinos presentes en aquella etapa y otros, que huían de la represión y la dictadura. También recordé mi último viaje de vacaciones fuera del país. El amigo que organizó el viaje incluyó El Calafate, la tierra de Kirchner. Permítanme la inmodestia de citar parte de mi recuento de aquel viaje:
“Cuando llegamos a Buenos Aires el 28 de marzo de 2008, con la intención de “tocar” el Fin del Mundo, los titulares de la prensa eran elocuentes: “Las cuatro entidades del campo anunciaron que extienden el paro”. “El Gobierno y los ruralistas no se pusieron de acuerdo para poner fin a la crisis”. “El discurso de anoche de Cristina tuvo más rating que el partido de Boca”. “Tras la polémica, ahora D’Elía (líder de piqueteros oficialistas) dice que en las clases altas hay gente buena y solidaria”. “Cristina criticó los cacerolazos y pidió: Levanten el paro y vamos a dialogar.
Las crónicas y los artículos de opinión hablaban de un país en alerta. La derecha y la izquierda pujaban por una victoria. En una esquina las cuatro centrales del campo que agrupan a los productores agrícolas de la nación sureña. En la otra esquina Cristina Fernández de Kirchner (CFK). ¿El motivo? El aumento de las retenciones para exportaciones. Alegaba CFK que si el precio de la soya aumenta en el exterior debían aumentar también las retenciones a los productores. Tal decisión hizo retumbar cacerolas y desatar los demonios de golpes de Estado, de lucha de clases y de antagonismos ideológicos.” Fin de la cita (http://www.aporrea.org/actualidad/a55107.html).
Fue mi primer y hasta ahora único encuentro “cercano” con ese país y con CFK. Aquel paro duró más de 20 días y Cristina, con cuatro meses en el poder, le ganó la batalla a los ruralistas que se sometieron a las decisiones del gobierno de Fernández. Todo esto viene a cuento porque tengo la impresión de que el pueblo argentino salió a las calles no sólo a despedir al ex-presidente Néstor Kirchner, sino a decirle a la ultraderecha argentina que respaldan a su Presidenta y que ahí se queda hasta que ellos decidan.
Y es que de la trascendencia del paso por Argentina de Kirchner ya se han visto los resultados. Los medios de comunicación del planeta coincidieron en resaltar ese legado pero también en afirmar que quien mandaba en Argentina había muerto, obviando con evidente intención desestabilizadora y golpista y con un discurso machista marcado e irritante, el peso propio que tiene CFK en su país. “Che gorila, che gorila, no te lo decimos más, si le pasa algo a Cristina, qué quilombo se va armar”, canta por estos días el pueblo argentino. Espero que se le haya entendido.
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