“El árabe” o “el turco”,
remoquetes con los que se llamara al nuevo súper capo dice que tiene
una fortuna a la “que no le hace falta el dinero del narcotráfico”
y que la droga encontrada en una de sus fincas, así como las denuncias
de asesinato del periodista: Orel Zambrano y el veterinario: Francisco
Larrazabal, son solo un montaje para esconder la supuesta complicidad
de los funcionarios afectos a Hugo Chávez.
Sus acusaciones apuntan a dos
hombres que desde puestos de combate asignados por la revolución han
sido capaces de asestar contundentes golpes al narcotráfico en sus
desempeños: el ministro Tarek El Aisami y el general Néstor Luis Reverol,
Ministro de Relaciones Interiores y presidente de la Oficina Nacional
Antidrogas. Sus supuestas pruebas no las conoce nadie, pero de inmediato
todos los medios de oposición salen en corillo a rebotar sus denuncias
ante el mundo con el supuesto de que emanan de un gran magnate y vestidas
de verdad. Obviamente el narcotráfico sabe hacer de memoria este ejercicio:
comprar a los palangristas amarillistas de derecha y entrometerse en
la opinión pública como voz del poder del dinero sucio y asesino de
esta industria si muy ligada al imperio norteamericano.
Sus pronunciamientos de que
dio millones de dólares para la campaña de Chávez se han repetido
tanto que ya casi se dan por ciertas, hay que pararle el trote de una
buena vez. Este nuevo capo del narcotráfico no solo pretende defenderse
de los delitos por los que s e encuentra preso en Colombia y por los
que es solicitado en EE.UU. sino que trata de llevarse en los cachos
a dos personas que no se han dejado tentar por el veneno de sus dólares
y que han llenado de extradiciones de capos con señal “roja” de
los solicitados por la INTERPOL y los más buscados de la DEA como verdaderos
responsables del tráfico de toneladas de cocaína al país del norte.
Lo cierto es que Walid Makled
esta en la famosa lista de de la Interpol con señal roja, solicitado
por el gobierno norteamericano como responsable del envío de cientos
de toneladas de droga a ese país, eso no se repitió mucho, pero es
lo más cierto de todo esto.
Desde que el gobierno de
Hugo Chávez frías asumió intervenir las operaciones de la DEA
desde nuestro país, no ha pasado un año en el que no sigamos siendo
“desertificados” por el gobierno de Washington, a pesar de aumentar
cada día la cantidad de decomisos y de capos deportados.
Hay que repetir hasta el cansancio
que el negocio del tráfico de drogas es uno de los tres más grandes
negocios a nivel mundial, junto a la guerra y al petróleo, significan
los más importantes emporios financieros en el mundo, con la diferencia
de que el desempeño del comercio de la droga es la caja chica del imperialismo
por su condición de ilegalidad, lo que queda demostrado al entender
que es Estados Unidos quien ocupa el primer lugar en el cultivo de marihuana,
Colombia, apadrinada por el Plan Colombia el primer productor de cocaína
y Afganistán el primero en el mercado de los opioides desde la invasión
de las tropas del pentágono.
Por tanto, Tarek y el General
Reverol son sus enemigos jurados. Por lo que se les incrimina en el
manejo mediático a este capo de capa caída, solo con la intensión
de tratar de eliminarlos y tratar de reemplazarlos por funcionarios
que si se puedan comprar. La revolución debe seguir manteniendo a estos
guerreros contra el narcotráfico y darles más apoyo luego de caído
Makled, para seguir avanzando en la lucha en contra este negocio genocida.
brachoraul@gmail.com