Los mecanismos de concertación democrática deben agilizarse para conformar un solo bloque político e ir hacia un programa único de acción popular consolidado por el Estado y el tren ministerial. El fin de éste proyecto aprobado por la Asamblea Nacional, convalidaría el liderazgo de los dirigentes comunales que en el ámbito territorial requerido agilizaría un modelo productivo de carácter socialista y netamente popular. Para esto, se debe invitar a los académicos y filósofos de las subregiones emparentados con el nuevo modelo ideológico contemporáneo a nivel universal para ejercer una rectoría y un barrido sobre las distintas propuestas promulgadas en estos últimos años y que constituyen un modelo de pensamiento de índole federativo y que aglutinaría también a la masa estudiantil bajo el nuevo enfoque de los recintos universitarios y que incluye su autonomía.
Hay que acabar con el paternalismo del Estado, todos los venezolanos debemos emprender una tarea unitaria en prender las estufas de las factorías para producir y abaratar precios que nos lleven en la práctica hacia una verdadera política económica y tener una disciplina rígida hacia el desempeño geopolítico de las regiones. Es un enfoque mancomunado para desarrollar programas que nos lleven a un crecimiento paulatino y al verdadero desafío de nuestra estabilidad monetaria. En nuestro país hay que profesionalizar y disciplinar a mucha gente, desde las Fuerzas Armadas hasta los civiles que cumplan una misión en las instituciones legislativa y ejecutiva. En cuanto a la Sociedad Civil se le debe incorporar a los polos de desarrollo.
Hay que cerrar las brechas ideológicas para unirnos en un pensamiento consolidado por el Socialismo del Siglo XXI, como una manera de avanzar entre las vertientes de la socialdemocracia y la democracia cristiana e identificarnos con un país que exige de nuestra profesionalización y debate de ideas. Es necesario releer las transiciones históricas de carácter político en el mundo y que se relacionen con nuestra naturaleza social. Debemos dejar el camino del oscurantismo atrás y dejar a las cortesanas y cortesanos totalmente aislados, solo hay que justificar un proyecto con dedicación y trabajo.
Nuestra historia es conocida, somos laboriosos. Nos ha perjudicado una inmigración desaforada e intermitente, es tiempo de avanzar entre la intolerancia y la anarquía para llegar a los tiempos de Mao y plantear sus caracterizaciones y compararla con algunos legados fundamentalistas de carácter democrático. Es necesario procurar un manifiesto democrático para la reforma de un Estado democrático como es Venezuela y justificar nuestra potencia económica mirando el siglo XXI.
Ya basta de dramatizaciones. Aquí la tragedia es una realidad, ya sea geográfica o humana, pero, nuestra lealtad hacia la república nos hace responsables de muchas incidencias, en un país infectado por la ingratitud de quienes obvian nuestra solidaridad hacia el bienestar comunitario, para que, estos grupos humanos no hacinen a las grandes ciudades y favorezca la violencia y la desorganización estructural de un bienestar personal y colectivo. Ante Dios, nuestros huesos serán iguales y el alma estará en un solo seno, por eso, la necesidad de alimentar espiritualmente a quienes buscan una gota de sabiduría para aliviar sus penas y cristalizar la vida. No podemos ser inhumanitarios y egoístas.
Hay que trabajar duramente por un nuevo país, evaluando íntegramente cada municipio y reprobar a los gestores que han venido dañando nuestra ética democrática y revolucionaria. Hay que recuperar los centros productivos y fomentar la actividad empresarial, Es la diatriba del socialismo democrático como precursores de las nuevas ideas, solo necesitamos a los hombres embraguetados para ejecutarla.
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