Entierro de CAP en predios del “Retén de Catia” habría puesto a los gusanos en huelga de hambre

La vida es como una partida de ajedrez, cuando ésta termina, el Rey y los peones van a la misma caja. Quienes no saben vivir con dignidad ignoran que, para bien o para mal, no siempre la muerte es el final. Tarde o temprano mañosería sale, es muy triste que todavía  CAP siga vigente en los 65 diputados de la MUD pero, no hay mal que no venga por bien.

Nuestros errores, nuestras metidas de pata, surgen frecuentemente de lo que desconocemos; es necesario hacer que los muchachos averigüen la historia, que conozcan la realidad lo más fidedignamente posible, es que toda persona suele actuar en función del tipo de conocimiento que posea, acerca de la realidad.

Cuando el “caracazo”, que más que tal yo lo denomino “venezolanazo”, vi al pueblo hecho un toro, y yo no soy un “Picasso” pero dibujé un “Guernica” en mi mente. Y, tú puedes mirar los toros desde la barrera pero sí el toro es tuyo, tienes que irte a la arena. Recuerdo nítidamente lo que yo pensé en ese momento: ¡Carajo, esto se jodió pero los hombres armados de conciencia revolucionaria nunca deben dejar solo al pueblo! Pensé en mis hijos, yo no tenía la más puta idea de que iba yo a hacer, lo único que yo tenía muy claro en mi cabeza era que no me cogería una papeleta de café de nadie, mi dignidad no me lo permite bajo ninguna circunstancia.

No pasó  mucho tiempo en que me tocó mi papel, aquello era un caos terrible, a pocos metros se formó una cola infernal, alguien reconoció el auto de un alto dirigente adeco, al que bajaron seguramente para linchar. Esa posibilidad era amenazadora, ya la policía había herido a algunos compañeros pero la venganza criminal no es de revolucionarios.

Lo agarré por el sobaco, en medio de trompadas coscorrones, empujones y gritos, del otro lado el camarada “Chemaría” Hernández hizo lo mismo y sin plan ni concierto logramos arrancarlo del rebullicio y entrompamos hacia un edificio que estaba a escasos metros de ahí, subimos 7 u 8  pisos por las escaleras  hablando y hablando, convenciendo a quienes detrás de nosotros, como los niños detrás de una piñata, clamaban porque se lo entregáramos.

Fue decisiva la intervención del Camarada “Chemaría”- por todos conocido como una autoridad moral de intachable trayectoria revolucionaria - para poder haber evitado que el pueblo metiera la pata.

Se habla de unos tres mil asesinatos durante ese desborde popular y no hubo más muertos porque al ejército y a la policía se le acabaron las balas. Como buen alumno de Rómulo Betancourt-¡“Disparen primero y averigüen después”!-CAP no vaciló en ensañarse contra el pueblo, lluvias de balas acribillaron a los cerros de Caracas, mucha gente murió en la sala de sus casas.

Hay que destacar que durante muchas horas el poder civil  desapareció  y se impuso el poder militar. Ítalo del Valle Alliegro, a la sazón ministro de ataque (no de defensa) asumió una cruel dictadura militar por órdenes de la embajada norteamericana; durante el gobierno de Alliegro, CAP tuvo tiempo de ir al watercloset a limpiarse.

Cumplida su tarea, la embajada norteamericana ordena a  Alliegro devolverle el coroto a CAP, que prosiguió con la matanza pero de más bajo perfil.

Antonio Ledezma, discípulo de CAP, para entonces Gobernador del Distrito Federal, ordenó abrir las puertas del Retén de Catia y una vez que los presos salieron en cambote fueron ametrallados vilmente, algunos quedaron heridos y lograron refugiarse en las celdas, donde se desangraron, algunos sobrevivieron, muchos cadáveres fueron echados al río Guaire. De esa orgía de sangre le viene la “etiqueta”-por todos sabida- al señor Antonio Ledezma.

Durante el primer gobierno de CAP -sí mal no recuerdo, de 1974  a 1979- cumpliendo órdenes del gobierno gringo, aquel procedió a “nacionalizar el petróleo”.

Muchos cayeron en la trampa pero, ¿de qué se trató?

Bueno, es que para entonces, se acercaba el vencimiento de las concesiones petroleras entregadas por el gobierno venezolano de entonces (ver Isaías Medina Angarita)-1943-por un plazo de 40 años, es decir, que dichas concesiones vencían en 1983.

USA, avispada, más que avispada mefistofélica, urdió entonces  adelantar una “nacionalización ficticia” porque en dichos contratos se establecía que de Venezuela nacionalizar su industria petrolera, debía pagar leoninas fortunas a los gringos.  Además, se trataba de chatarra que ya no valía una locha de mierda y por la cual nuestro país tuvo que pagar al brinco rabioso, al Mister Gringo.

Y por sí  fuese poco, CAP firmó con el gringo, cláusulas que desangraban nuestra riqueza petrolera y de toda índole, todavía  más que anteriormente. Tanto fue así que luego de su defenestración acá, allá lo recibieron con los brazos abiertos para que invirtiera su escandalosa fortuna en Wall Street y etc.

La zorra es astuta. Caldera, que con CAP no eran menos que uña y sucio, tuvo la habilidad de demoler el “Retén de Catia” para borrar las huellas sangrientas de Antonio Ledezma, es que la zorra borra sus huellas con la cola, uña y sucio son inseparables, se entienden, siempre están de “q” a “p” y sí el Retén de Catia no se hubiese demolido y, en su lugar se hubiese instalado una biblioteca, un infocentro, un hospital, o tal vez un museo, pudo muy bien apartarse un pequeño espacio para enterrar a CAP e incorporar su tumba al testimonio de la historia reciente.

Estimo que los gusanos, esgrimiendo  dignidad, se habrían puesto en huelga de hambre.

Al Cardenal Urosa Sabino nunca le preocupó el baño de sangre que durante, antes y después del Caracazo hubo acá. La violencia tiene sus raíces enterradas en el pasado y, precisamente, la iglesia católica carece de moral para impugnar torcidamente. A Urosa y a todo otro bribón que vaya contra el pueblo, hay que hablarle con áspera crudeza, no de otro modo. 

Hay que recordarle al Cardenal Urosa un solo detalle de su cofradía: El Concilio Cadavérico.

Se trató  del Papa Formoso, uno de los pocos Papas que no era escuálido y al que sacaron de su urna para juzgarlo, cortarle los tres dedos con los que él impartía bendiciones y, echarlos a la basura, aparte de anularle los actos papales.

Si no habéis leído “Biblia Santa necesita una fe de erratas” haz de cuenta que no has leído estos garabatos. 

Nota:  El alto dirigente adeco al que me he referido expresamente es el Dr. Genaro Yacelli, para entonces, si no malrecuerdo, él era Secretario de Organización de Acción Democrática y Presidente de la Legislatura Regional de Anzoátegui, un hombre respetuoso en su trato personal, con don de gente, esto, independiente de cualesquiera otras consideraciones.

Esa es la verdad, pero si hubiese sido el mismo CAP, yo no hubiese vacilado en actuar de la misma manera. Para justificar esta reflexión voy a señalar dos acontecimientos en que  me referí a CAP a su favor:

En una oportunidad en que el entonces Presidente CAP fue a votar, un soldado lo cateó y le hizo levantar los brazos y me pareció que eso no debió  ocurrir contra un comandante en jefe, pienso que fue una debilidad de CAP.

En otra ocasión en que él fue a USA,  no obstante, lo desnudaron en un aeropuerto, para catearlo, me pareció un abuso. 

oceanoatlanticoguillermo@gmail.com 
 
 
 
 
 


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Guillermo Guzmán


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