El miedo. Su inoculación y finalidad

Son dos los propulsores básicos del accionar humano, el amor y el miedo. Acerca del primero se ha escrito y dicho mucho, no es sobre éste insondable de lo que me ocuparé en mi escrito.

Del segundo motivador de los nombrados, el miedo, aunque también se haya derramado mucha tinta para describirlo o se haya hablado mucho de él, son pocos los que lo han reconocido como arma de sometimiento imperial, y es que esta incomodísima sensación es utilizada por el sistema para sofocar cualquier intento de sublevación en su contra, es el arma de sometimiento masivo.

A modo de ejemplo, cito el siguiente: Un trabajador depende del salario para cubrir sus necesidades, entonces el sistema entra en juego y se encarga de suprimir cada vez más las convenciones colectivas y los sindicatos, es decir, lo deja indefenso, desprotegido, y es así que lo hace sumiso, lo somete, le deja en claro que cualquier protesta por su parte acabará con su medio de subsistencia.

Es más grande el miedo de nuestro trabajador si sabe que no sólo está legalmente desamparado, sino que se percata del alto nivel de paro que el mismo sistema ha producido en el cual él -por supuesto- no quiere caer.

Por otro lado, el imperialismo –recordemos que es la fase superior del capitalismo- recurre a la tortura abiertamente, la acepta, la justifica y la apoya con el mismo fin, el de sembrar el miedo en todos, ya que el mensaje implícito es que nadie en el mundo está a salvo de ser torturado si se opone al establishment económico global.

Se nos deja saber de una u otra forma que en Guantánamo hay muchas personas inocentes, y no es coincidencia, ya que Guantánamo no es una cárcel para “terroristas” únicamente, es para que tengamos presente que los trajeados de anaranjado podemos ser nosotros si se nos ocurre resistir la ignominia del capital imperial. Igual sucede con las bombas atómicas y los arsenales avanzados, todos generadores de miedo, de sometimiento.

Salta a la vista que la estrategia es paralizarnos de terror para que así la economía de rapiña globalizada pueda continuar siendo sin molestia alguna. De todas formas, en el imperialismo quien ocupa el centro es el mercado y no el ser humano, es aquél el verdadero poseedor de todos los derechos en el mundo y no nosotros.

Hoy el mundo está convertido en un lugar lleno de hombres angustiados, ansiosos, con miedo, pero esto no le garantiza la victoria al imperio como ellos piensan, ni siquiera es una estrategia inteligente, ya que el hombre alguna vez se cansa de temer y se revela con furia infinita sin importar lo que pueda perder por reclamar lo que por derecho es suyo.

Concientes de lo dicho, cada vez son más quienes aún con miedo luchan por su dignidad, ya que saben que es preferible perder la vida a ésta, y esa será la perdición de los egoístas insanos que gobiernan el mundo, pues el ser digno reconoce en su alma que es preferible morir de pie que vivir de rodillas.

Valiente no es el que no tiene miedo, es aquél que aún teniéndolo se enfrenta a lo temido, eso está sucediendo.


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José Miguel González Villalobos

Abogado, Magíster Scientiarum en Derecho Procesal Civil, Cristiano, Bilingüe, con baja tolerancia a la estupidez. Entrenador personal.

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