PIB negativo y disminución del desempleo parecieran ser dos variables económicas contradictorias. ¿Cómo se puede generar empleo cuando los ingresos disminuyen drásticamente?
Pongamos un ejemplo de economía familiar para ejemplificar mejor la contradictoria situación:
Imaginemos que en nuestra casa disminuyen los ingresos debido a la caída en las ventas del negocio familiar. Esto incrementaría consecuentemente los costos marginales de producción y la única manera de mantener los ingresos sería recortando gastos, lo que contradice la contratación de fuerza laboral adicional. Esta situación no sería sustentable por mucho más tiempo al menos que se decida acudir a los ahorros (disminución de las reservas internacionales), incrementar nuestro nivel de endeudamiento (bonos soberanos por ejemplo) o buscar fuentes de financiamiento extraordinarias, como por ejemplo una devaluación.
La única manera de solventar esta crisis sería incrementando la producción, ante lo cual surge una pregunta: ¿es el Estado venezolano capaz de incrementar la producción por sus propios medios?. Es ahí donde surge el gran dilema económico de esta revolución porque aceptar la incapacidad del gobierno para elevar la producción por si solo, sería reconocer la necesidad de la colaboración del sector privado, lo que en términos teóricos significaría un retraso en el avance hacia el socialismo al favorecer la propiedad privada sobre los medios de producción. El caso contrario representaría confiar en la capacidad del Estado en la administración de estos negocios y profundizar la política de las expropiaciones quedando pendiente por contestar la pregunta arriba formulada, lo que representa un riesgo de cara a unas elecciones presidenciales en el 2012 cuando ha quedado en evidencia la campaña de desprestigio emprendida por la oposición y que ataca las ineficiencias económicas de la revolución.
El segundo dilema surgiría en como incrementar la inversión privada, en caso de que se decidiera, cuando se tiene a un sector empresarial especulador que históricamente se ha caracterizado por preferir las importaciones y vivir del estado, acostumbrado a expatriar las ganancias antes de reinvertirlas en Venezuela. Esta situación ha llevado al Gobierno Venezolano a la búsqueda de aliados internacionales no tradicionales como Brasil, Irán, Rusia, China y Bielorrusia, entre otros, en su mayoría a través de empresas privadas, que responden a la misma lógica, en términos del capitalismo global, que los empresarios de los EEUU y Europa. La fórmula ensayada ha sido a través de la creación de empresas mixtas, lo que en el fondo no rompe con la dinámica capitalista, aunque resulte una estrategia disuasiva ante invasiones, al diversificar los intereses de otros países en Venezuela.
La única manera de romper con esta lógica capitalista y asegurar el incremento en la productividad sería la capacitación de las comunidades en las labores productivas, lo cual podría lograrse con la colaboración de los empresarios privados de los países aliados a través de programas de capacitación y transferencia tecnológica, en donde prevalezca la propiedad social sobre los medios de producción, en una primera instancia reservándose el estado esa propiedad, para ir migrando progresivamente, a medida que se alcance la madurez en la administración de las actividades productivas, a figuras como cogestión y autogestión como fin último.
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