Para Chávez: un ejemplo de candidato a la Alcaldía de Maracaibo

 Viendo y escuchando con detenimiento la elección de Fernando Soto Rojas a la Asamblea Nacional, en estos momentos en los que ya se habla de los megacomicios del 2012 creo, atendiendo las cualidades y virtudes que lo caracterizan como político y persona, que así como él es que se debe buscar un candidato revolucionario para la Alcaldía de Maracaibo.

      Y no quiero aludir a la extensa trayectoria ideológica y política de la vida combatiente de Soto Rojas que sabemos no tienen muchos en el país; estas son modestas apreciaciones que hago solamente basadas en su labor durante el proceso revolucionario, es decir, del presidente Hugo Chávez para acá.

      Inicialmente considero que su escogencia, como factor preponderante en la población, evidenció la intención de abrir el abanico de posibilidades hacia otras figuras que luchan de corazón por este proceso sin parafernalia mediática ni ambiciones personales, pero  que hacen un trabajo de base limpio, coherente, por lo que deben ser tomados en cuenta con la imperiosa necesidad que lo reconoce el pueblo y requiera el proceso.

        Con Soto Rojas, a pesar de sus 77 años, siento que la población palpa como especie de una transfusión de sangre, del goteo de una bolsa de ese líquido rojo lleno de salud, vigor, entusiasmo, de vida nueva, porque mal podría suceder en el país lo que en Maracaibo,  el cual está supeditado a los candidatos de siempre que, para colmo, no levantan cabeza en elecciones y resultan derrotados. Todavía en este municipio, los aspirantes revolucionarios en comicios no han despertado en la gente esas emociones consensuadas y de optimismo que observo experimentan con la asunción del máximo representante de la AN.

      En Venezuela los rojitos -y así lo han demostrado-, sólo aceptan al presidente Chávez permanentemente en el cargo, pero la gente que lo rodea no puede pensar en atornillarse en las candidaturas y los puestos. Está demostrado que la población los rechaza, más cuando se trata de plazas de elección popular.

      Todavía me duele pensar que en las pasadas votaciones municipales donde lamentablemente se impuso la alcaldesa Eveling Trejo de Rosales, se perdió la oportunidad de sorprender con un candidato nuevo, un dirigente sacado de las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) con virtudes similares a las de un hombre como Soto Rojas, con credibilidad y disciplina, cuya constancia y rectitud le valiera el respeto y el aprecio de los chavistas; que unificara y convenciera  a la población con muestras de lealtad, cambio y esperanzas. Aún perdiendo ganábamos, porque se presentaba y se fogueaba una novedosa alternativa para los marabinos, con la posibilidad de hacerlo una opción imbatible en el 2012, pero bueno...

      Fernando Soto Rojas, mis amigos lectores, recibió ataques desde el primer día de su elección por los opositores en el parlamento, tal fue el caso del diputado Alfonso Marquina, adeco de un Nuevo Tiempo, quien entonces recibió una enjabonada por parte del parlamentario revolucionario Earle Herrera, al reivindicar con gallardía la honestidad del presidente de la Asamblea.

      Cuestión que destaco porque, en lo particular, me llama la atención, no el repiqueteo entre Marquina y Herrera sino el hecho de que Soto Rojas es agredido y no ha tenido necesidad de defenderse. Sobra quien ponga las manos en el fuego por él, algo no muy común en el ambiente político venezolano y eso, sin duda, habla por sí solo de su solvencia moral.

      Ante semejante crédito, obviamente no valen argumentos que impidan adherirse en torno de su figura, cuestión diferente a lo que ocurre en Maracaibo, donde no se logran extinguir las ambiciones personales y esas ganas de seguir aferrados a las candidaturas, a los cargos y al poder a como dé lugar, cosa que los desune y los distancia cada vez más del pueblo y del proceso revolucionario.

      El presidente de la AN se ha ganado la consideración y admiración de la gente que le conoce sus particularidades las cuales ponen de manifiesto su probidad y honestidad, que armónicamente con su apariencia humilde, sencilla y apacible, han hecho que le resbalen las descalificaciones de los opositoras, quienes lo quieren vestido de etiqueta y actuando como Raúl Amundaray tomándose una copa de vino en los dramáticos televisivos.

      En lo personal no me interesa que ropa usan los funcionarios públicos ni nadie por el estilo, y pienso que, dada sus convicciones y verticalidad, Fernando Soto Rojas en el Poder Legislativo no tiene más motivación que la de servir a la Patria y seguir profundizando el Socialismo del Siglo XXI. Ahora mi inquietud es: ¿No se podrá encontrar en Maracaibo un candidato con ese aval para la Alcaldía? Estimo que debe haber muchos, sólo que aquí no les han dado ni siquiera la oportunidad de darse a conocer.

      Chávez, como presidente del Psuv, tiene la última palabra. 

albemor60@hotmail.com



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Alberto Morán


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