También advirtió Chávez, que no nos hagan descarrilar, poniendo como ejemplo las buenas relaciones con su colega de Colombia. Dirigiéndose a los diputados macabeos y no macabeos los instó a no considerarse como enemigos sino como seres humanos que deben aprovechar esta nueva oportunidad de convivencia política. Hasta le ofreció a la oposición devolverle la Ley Habilitante a la Asamblea Nacional, lo cual por cierto no provocó aplausos en la canalla que permaneció inmutable con las manos amarradas durante las siete horas del discurso. Propuso, en el más parecido lenguaje de la política conservadora, la concordia nacional. La palabra concordia es sinónima de armonía, avenencia, acuerdo, unidad, paz, hermandad, cordialidad y unanimidad. Esto sería maravilloso si por obra y gracia del espíritu santo desaparecieran, en nombre de la concordia nacional, todos los vicios del capitalismo causantes del hambre y la miseria en Venezuela. Si se extinguieran la explotación, la especulación, la inflación, la corrupción y la injusticia del capitalismo, y si la CIA sacara sus garras de Venezuela, entonces se podría hablar con propiedad de entendimiento con los portadores de la ideología neoliberal que no le dan ni un día paz y cuartel a los desposeídos y al gobierno revolucionario. En ese contexto de una política unilateral de concordia nacional, de las fuerzas revolucionarias, no hay nada que huela a lucha de clases de parte de los pobres, de los trabajadores y de los que no tienen nada, pero los poderosos seguirán ejerciendo, sin pausa, la dominación de clases secular. No hay que hacerse ilusiones, dentro de esa nueva política, con reivindicaciones sentidas como la LEU. Quienes creemos en la necesidad imperiosa y urgente de su aprobación, tendremos que seguir esperando.
El contenido del discurso fue una oportunidad para dejar en claro la obra positiva del gobierno que por lo común no es suficientemente defendida en las masas por el PSUV carente de políticas efectivas de agitación y propaganda en los sectores populares. También el Presidente dejó constancia estratégicamente de la defensa de nuestra soberanía nacional y de la política internacional de unión de América Latina y el Caribe.
Un viraje táctico a la derecha, a mi juicio, no es lo que necesita Chávez para subir la cuesta de la preferencia electoral para el 2012 y desempatar el juego. Pero la derecha del PSUV así lo creyó y ha persuadido al Presidente para moderar su imagen radical y ocuparse más de la clase media. Yo humildemente lo considero un error político. Son más coherentes, con el proceso, respuestas revolucionarias, sin remilgos, como la dada por el gobierno a la estafa bancaria e inmobiliaria o a los damnificados por las lluvias. Este último fue un fenómeno inesperado y más radical no ha podido ser el Presidente al lado de la gente humilde y necesitada. Esos deberían ser los ejemplos a seguir para todos los males que aquejan al pueblo.
Es todo lo contrario, de un viraje táctico a la derecha lo que se necesita. Hay que profundizar, así lo creo yo, la revolución. Chávez siempre ha perdido electoralmente en los sectores de clase media y la derecha seguirá sacando más votos en municipios como Baruta, Chacao y el Hatillo, en cualquier parte del país, pero lo preocupante es la penetración de la derecha en los barrios populares. Aquí es donde deben multiplicarse los esfuerzos, duplicarse el trabajo político y corregirse los errores del gobierno para llegar con más eficiencia donde se debilite la esperanza de los pobres. Eso no se va lograr con el aflojamiento de un viraje táctico hacia la derecha. Afortunadamente en Venezuela el fenómeno Chávez, la época del enamoramiento de las masas con Chávez no ha llegado a su fin y no se ven en el panorama a candidatos presidenciales de oposición que le latan en la cueva al líder de la boina roja. Entonces cuál es el temor de continuar fortaleciendo la esperanza del pueblo en la revolución social en vez de estar haciéndole carantoñas a la derecha.
(*) Profesor