Con enorme preocupación acabo de
leer en Aporrea una carta que le dirigue a Ud. (ojala la leyera) mi
primo Edgar José Chacín Benedetto. Lo conozco desde niñito, conozco a su
padre, Chavistas ambos hasta la médula y hoy le escribe relatando un
hecho insólito, despedido después de 19 años de trabajo intachable por un
anónimo. ¿A donde queremos llegar? buena pregunta. En PDVSA hay el escuálido parejo, pero son intocables, nosotros no, sin derecho a
pataleo, sin oírnos, ¡pa fuera !
Sr. Presidente, ojalá leyera Ud. Aporrea, así se enteraría de muchas cosas que ignora y que nos dañan más que cualquier obra del imperio. Son más nocivas que el peor de los venenos porque son puñaladas de los traidores. Ud. ignora muchas aberraciones que se cometen en nuestra Patria y que si todos fuéramos lo que aparentamos ser, no podrían suceder. Yo le pido que escuche personalmente a este muchacho (para mi lo es todavía pues los viejos no vemos a nuestros niños crecer, son siempre nuestros muchachos), no crea que es perder el tiempo, en realidad es parte de sus ocupaciones y va a hacerle de gran provecho.
Ud. me dirá, pero Elena, si yo me pongo a escuchar a todo el que tiene una queja no trabajaría en más nada. Cierto, pero de vez en cuando y sobre todo si el problema atañe a nuestra gallina de los huevos de oro, alias PDVSA, escuche personalmente, no mande a Ramirez ni a nadie, no delegue esto pues se dará cuenta de cuan entrevarado es el laberinto del clientelismo, del amiguismo, de los parientes, etc., y con nada debemos jugar pero con PDVSA menos.
Lo dejo en sus manos, Ud. verá si lo hace o no, con cada una de estas estúpidas acciones vamos labrando el camino de nuestra derrota, los 67 diputados los perdimos nosotros, no los ganaron ellos, fue nuestra desidia, corrupción, burocracia y errores los que les dieron esos cargos. Ahora a llorar al Valle donde cambian las lagrimas por longaniza como decía mi abuelita Carolina.
Con Ud. hasta siempre, pero alertándolo constantemente, ojalá lea mis letrujas,
veoch@hotmail.com