El imperio yanqui, bajó una línea política a todos sus lacayos y canallas, muy especialmente a los líderes opositores, apátridas y entreguistas venezolanos, para que le coloquen a sus seguidores “gríngolas en los ojos” y que no debatan temas del pasado. Están obligados política y moralmente en hacer, lo mismo que hizo BarackObama, antes que nuestro Presidente Chávez, le obsequiara el libro, quien en su intervención dijo: “No vengo a hablar del pasado, sino del futuro”. En esa onda, andan los “títeres diputaditos opositores”, no quieren debatir temas de historia. Ellos no aceptan, la idea de que son los pueblos, quienes pautan y escriben sus propias historias. La recalcitrante oposición, es enemiga de esa idea revolucionaria pero profundamente democrática, como lo es, que el Presidente, los gobernadores, alcaldes, diputados y concejales, manden obedeciendo al pueblo organizado en poder popular comunal. La única alternativa que nos queda, es que volvamos a estar claros. La fuerza de relevo, pronto estará operativa en un 45%, sí me refiero a esos nuevos profesionales que se están formando en revolución, ojalá que no se forman con la semilla de la corrupción.
Otra vez el ex general pitiyanquis Ochoa: Irrumpió en la arena politiquera de la oposición, con un artículo de opinión, titulado: “Adversarios o enemigos” publicado en el Diario El Universal, el día 23 de enero de 2011, de cuyo contenido, extraigo parcialmente un segmento, que textualmente reza: “La oposición democrática no puede dejarse engañar. Hugo Chávez ya ha aplicado esa misma táctica en distintas oportunidades. Nadie puede olvidar su invitación al diálogo, el 11 de abril de 2002, después de ser liberado de su prisión en la Orchila. En esos tormentosos días, la táctica fue la misma: engañar a todo el mundo, haciéndole ver su disposición a cambiar, en lo que fuera necesario, para iniciar un diálogo constructivo. Mentiras y más mentiras. Su único objetivo: ganar tiempo para que las misiones tuvieran el efecto social necesario con el único y verdadero objetivo de derrotar a la oposición en el Referendo Revocatorio. Ahora ocurre lo mismo. El miedo corre por sus venas: la caída en su popularidad se presenta como una realidad casi irreversible… El tiempo y el espacio de maniobra para el gobierno recuperarse son muy reducidos. No es fácil en dos años revertir un sentimiento que empieza a transformarse en una matriz de opinión: la salvación de Venezuela exige de un nuevo gobierno. Para colmo, no es posible recuperar la grave crisis económica ni siquiera con elevados precios petroleros. La destrucción del aparato productivo y el creciente grado de desconfianza existente no permitirá la creación de nuevos empleos. La acción del gobierno será incapaz de impulsar la recuperación económica. Las dádivas sociales no pueden adaptarse al alto costo de la vida. Esta delicada situación del régimen indica que no es momento para iniciar ningún diálogo conciliador. Es preferible continuar siendo su enemigo. La única respuesta a la táctica diseñada por el oficialismo es la ofensiva popular: se requiere una activa movilización alrededor de los ingentes problemas nacionales. El descontento existente facilita ampliamente cualquier actividad que se realice en los más diversos sectores sociales. El objetivo táctico tiene que ser penetrar primero a los sectores menos comprometidos y después los más duros del chavismo. Eso es posible. La lealtad política es muy voluble. Cambia con las circunstancias históricas y mucho más si el compromiso no es ideológico. Eso sí, se requiere de un liderazgo comprometido con los más humildes que enfrente al chavismo en los sectores populares. Lo que no se puede olvidar es que Hugo Chávez aspira a permanecer en el poder a cualquier costo. La inteligente propuesta de Omar Barboza en el debate sobre el mensaje presidencial ya fue rechazada por Hugo Chávez. La justificación para hacerlo no tiene ni pie ni cabeza. Entre las tonterías que dijo hubo una que me causó risa: afirmar que rescindir los contratos de compra de armamentos busca destruir la Fuerza Armada Nacional es sencillamente una calumnia. En conclusión, la propuesta de diálogo sólo duró 48 horas. Tenía que ser así. Era una nueva y grotesca maniobra política de Hugo Chávez que no podía tener efecto: los venezolanos lo conocen muy bien. En definitiva, la oposición debe entender que es un suicidio político concederle al régimen chavista el tiempo necesario para recuperar su fuerza. Eso sí, hay que entender que el espacio de maniobra son los barrios.” Más claro no canta un gallo, la recalcitrante oposición está firme en su posición golpista, su único objetivo es tumbar al Presidente Chávez, ya el imperio yanqui se está desesperando, y una fiera salvaje acorralada, es peligrosa. ¡Mosca con la CIA! ¡Mosca con un comando especial de asalto, vestidos de civil! Esta gente quiere propiciar la violencia callejera, que sigan los sicarios, los secuestros exprés, los atracos a mano armada, el narcotráfico, la venta especulativa de los productos de primera necesidad y pare usted de contar. Todos esos males sociales, no son flagelos, sino desidia humana, falta de organización comunal, para atacar esos males con “inteligencia, táctica y estrategia”, el primer mal que tenemos que atacar, es el mal político, caracterizado en la actual recalcitrante oposición. Hasta la próxima.
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