Una cumbre para tratar las agresiones imperialistas de Estados Unidos contra América Latina y el Caribe
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, le planteó al gobierno venezolano un encuentro “cara a cara” en alguna cumbre presidencial multilateral para tratar la crisis en las relaciones bilaterales desatada por el secuestro de Granda. Al respecto, el presidente Chávez dejó claro que la violación a la soberanía nacional por parte de Colombia es un asunto exclusivamente bilateral, siendo así coherente con la histórica posición de Venezuela que considera la guerra civil en Colombia un asunto interno del vecino país. Sin embargo, lo que Venezuela debería plantearse es la realización de una cumbre hemisférica en el marco del Grupo de Río donde se traten las agresiones imperialistas que realiza Estados Unidos de manera sistemática contra América Latina y el Caribe.
Una cumbre para tratar el asesoramiento y apoyo logístico de Estados Unidos a los grupos reaccionarios civiles y militares que ejecutaron el golpe de Estado del 11 de abril y el sabotaje petrolero en Venezuela.
Una cumbre para tratar el entrenamiento y financiamiento que Estados Unidos le prestó a las fuerzas insurrecciónales paramilitares que permitieron el derrocamiento del presidente democráticamente electo de Haití, así como su participación directa en el secuestro y expulsión de Jean Bertrand Aristide bajo el amañado argumento de la “renuncia”.
Una cumbre para tratar la desproporcionada presencia militar y civil estadounidense en Colombia, la cual se acaba de incrementar con el doble de instructores, tropas de elite y “contratistas privados”, que al igual que los mercenarios en Irak, realizan labores de inteligencia, planificación y logística.
Una cumbre para tratar el albergue que le ofrece Estados Unidos a las brigadas terroristas que operan en un centro de entrenamiento de Miami para ejecutar actos terroristas contra los gobiernos legítimos de Cuba y Venezuela, tal y como lo revela The Wall Street Journal.
Una cumbre para tratar la serie de amenazas de altos oficiales de la administración Bush contra el presidente legítimamente electo de Venezuela, tal y como ha sido la reciente declaración de la nominada Secretaria de Estado, Condoleezza Rice.
La administración Bush esta implicada en el derrocamiento de presidentes democráticamente electos, penetración militar en la región andina y financiamiento, entrenamiento y albergue de fuerzas desestabilizadoras terroristas con el fin de obstaculizar la integración de América Latina y el Caribe, y asegurar su presencia hegemónica en el continente. Y de ello podría muy bien rendir cuentas en el marco de una cumbre multilateral hemisférica o en la Corte Internacional de la Haya.
Internacionalista, MA