La Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, mejor
conocida por sus siglas en ingles, como: FAO. Advierte sobre una nueva
crisis alimentaria mundial. La FAO afirmó que la protección arancelaria
en apoyo de los biocombustibles, desde los países desarrollados, puede
desviar unas 120 millones de toneladas de cereales del consumo humano
al sector del transporte.
La crisis alimentaria mundial, ya viene desde hace tiempo siendo anunciada por el Revolucionario Cubano, Fidel Castro. Quién en sus recientes reflexiones denominadas: Es Hora de Hacer Algo y La grave Crisis Alimentaria, hacía un llamado a la conciencia de los países más poderosos, para que cesaran en su intento de acabar con gran parte de los alimentos del mundo, y con el planeta mismo.
“Las producciones
de trigo, soya, maíz, arroz, y otros numerosos cereales y leguminosas,
que constituyen la base alimenticia del mundo -cuya población asciende
hoy, según cálculos a casi 6 900 millones de habitantes, ya se acerca
a la cifra inédita de 7 mil millones, y donde más de mil millones
sufren hambre y desnutrición- están siendo afectadas seriamente por
los cambios climáticos, creando un gravísimo problema en el mundo.”
El comandante
Fidel, en su trabajo incesante por advertir los problemas que amenazan
a la humanidad y al planeta, citaba en su reflexión “La Grave Crisis
Alimentaria”, parte de un artículo escrito por el ecologista estadounidense,
Lester Brown:
“En los Estados
Unidos, donde se cosecharon 416 millones de toneladas de granos en 2009, 119
millones de toneladas se enviaron a las destilerías de etanol a fin
de producir combustible para los automóviles. Eso bastaría para alimentar
a 350 millones de personas al año. La enorme inversión de los Estados
Unidos en las destilerías de etanol crea las condiciones para la competencia
directa entre los automóviles y las personas por la cosecha de granos
mundial. En Europa, donde buena parte del parque automotor se mueve
con combustible diesel, existe una demanda creciente de combustible
diesel producido a partir de plantas, sobre todo a partir del aceite
de colza y de palma. Esta demanda de cultivos portadores de aceite no
solo reduce la superficie disponible para producir cultivos alimentarios
en Europa, sino que también acelera el desbroce de los bosques tropicales
en Indonesia y Malasia a favor de las plantaciones productoras de aceite
de palma.”
El científico
alemán Hartmut
Michel, Premio
Nobel de Química en 1988, aseguró que los combustibles
de origen vegetal no constituyen una alternativa válida para enfrentar
el cambio
climático. Según
su postura, los biocombustibles no ahorran emisiones de dióxido
de carbono y a la vez promueven la deforestación de la Amazonia.
El capitalismo es la principal amenaza del planeta tierra y todas las especies que aquí convivimos. La grave crisis alimentaria, seguirá afectando a los países más pobres, a los condenados y saqueados históricos por las potencias que organizan la repartición del botín mundial.
Los países
encargados de velar por la paz del planeta y con capacidad para tomar
decisiones en la Organización de Naciones Unidas, son los que “casualmente”
más gastan en presupuesto militar e imponen las hegemónicas formas
de imposición en las distintas naciones del mundo.
Las negociaciones sobre el cambio climático se han convertido en una gran estafa para los pueblos, para los campesinos que exigen seguir su ejemplo y enfriar el planeta. La fórmula capitalista de maximización de las ganancias por sobre todas las cosas, incrementa los lucros de las corporaciones a ritmos acelerados, pero también incrementan el recalentamiento del mundo y acaban con las posibilidades reales de voltear el timón, hacia un sistema más justo para relacionarnos con el medio ambiente.
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