La inter pelazón

María Corina, la diva de la Asamblea Nacional, además de mundana con su gabán color ella y un cuello de tortuga blanco como su esperanza, ambos quizás de Christean Audigier o de Michael Kors, irrumpió en el hemiciclo animándome la esperanza de que había atendido la invitación de Chávez al diálogo. Y digo esto, porque en el camino a su curul se topó con dos diputados chavistas y no les hizo el fo… Fueron ellos, Braulio Álvarez, quien lucía su uniforme de gala de guerrillero, y otro que no pude identificar, pero que supongo igualmente revolucionario. De inmediato se puso entre ambos, les colocó sus cuidadas manos sobre sus hombros y le dio a otro su cámara para que les tomara una foto donde ella aparecía sonriente; extrañamente sonriente, pudiera decirse. (Y estimo que fue esperanzadora, esa actitud suya, porque luego no se limpió las manos…). Y me dije de inmediato: ¿Será que María Corina, caramba, quiere brincar la bendita talanquera?

En un estrado inferior Elías mostraba su habitual humildad al ser aplaudido. Lo mismo Mata Figueroa. Giordani tenía la cara sujetada quizás por la pena. El resto de los personeros oficiales: Nicolás, Tarek y Andrés, exhibían manifiesta soltura ante las cámaras, y arriba era notoria la conmovedora espontaneidad del presidente Soto Rojas.

Comenzó entonces el acto propiamente dicho. Elías desde la tarima de oradores realizaba su exposición. Abajo María Corina se vio con su habitual cara amarrada, y me dije: ¡Ah caracha, la diva como que reculó! Llegué  incluso a sospechar que su curul podía haber tenido algún tuyuyo incordiante o un resorte salido que la hartara y la obligara a re amarrar su etéreo rostro burgués.

Elías mientras tanto alababa la voluntad y energía del pueblo y aprovechaba para atacar preventivamente al oposicionismo que arremetía sin miramientos contra los oficiales revolucionarios. María Corina se notaba ahora como pajarita en grama: volteaba para arriba y meneaba la cabeza extrañada tal vez de por qué su pana Miguel Ángel estaba en los “gallineros”, y no a su lado.

Elías tocaba y movía mucho los gemelos micrófonos, y eso que se mantenían inmóviles. Quizás algún tic. Ismael chateaba quién sabe con quién. ¿Con una novia? ¿Con Insulza? Quién sabe, vale. De repente un enfoque dio cuenta que Miguel Ángel ya dormía arrellanado sobre el cóccix. ¡Cinco crisis, cinco victorias! destacaba Elías como virtudes de la Revolución. Borges se veía como intranquilo, como queriendo poner la torta otra vez esperando la llamada de la agencia de publicidad, porque sus cejas eran casi una sola vestido además a la usanza como para un “Sábado Gigante”. Me imagino lo que pensaban María Corina y Gómez Cigala de esa pinta de Borges tan mamarrachenta. ¿Era eso acaso otra provocación publicitaria? La diputada de Sampedro hablaba quizás con Frijolito Uno por un celular rosado que me resultó de lo más cuchitín cuchitón. María Corina cruzó entonces los brazos y parecía que alguna canción tarareaba en su mente. De pronto se apareció Bolívar y esos escuálidos se chorrearon. Montoya y un diputado retaco comenzaron a gesticular parados  como queriendo decir: ¡Lo que falta ahora es que se aparezca con la espada desenvainada en su corcel blanco! Pero ya El Libertador había tomado desde antes su asiento en la Asamblea Nacional, para de allí más nunca dejarlo salir.

Y comenzó entonces la inter pelazón.

La inició Mendoza, que por cierto ha debido llevar su curita, su cachucha hacia atrás y sus chaquetas alegronas, para que no se le viera esa cara de zombi político con falta de aire que ostentó. María Corina había comenzado a sonreír, discretamente, como burlándose de la intervención de Amoroso. Lo mismo Gómez Cigala. Lo cierto que esta pareja de diputados tan distintos del resto de esa bancada orillera de la MUD, debieran renunciar y disponerse más bien a producir independientemente en Tves una telenovela cuyo título bien pudiera ser, “Por estos hemiciclos”. Harían una pareja perfecta, glamourosa sabino. Ellos ciertamente no pegan allí. Se muestran ausentes del resto de esa bancada mudista de adoquines y populacheros diputados. Diputados que parecen mas bien bueyes almizcleros en eso de embestir buscando topetazos infecundos. Ello se notó con sus artificiosas preguntas que estaban precedidas de discursos vacíos e inconexos. Porque el figurante burgués tiene una particularidad, que con su pretenciosidad, que con su respingo oculta su insuficiencia, mientras que el mediocre inculto, como es el saldo de esa bancada mudista, se muestra fanfarrón, insustancial y estrepitoso, y por tanto insignificante, por lo que  el pueblo termina rápidamente identificándolo y repudiándolo. Porque además, esa pandilla parlamentaria que está allí, lo está sólo por su condición de antichavista y no por méritos personales o intelectuales intrínsecos.     

Pero en fin, lo objetivo es que ese tropel escuálido en la Asamblea Nacional se vio una vez más (y se verá siempre), inter pelando… Interpelando debido a que pela en toda ocasión. Porque allí quedó demostrado que la Revolución ha realizado categórica obra que no puede ser ninguneada. Y Elías, Nicolás, Tarek, Carlos y Andrés, la pusieron allí parcialmente de manifiesto con verdades y con sana bravura… Y, mientras ellos lo hacían, unos idiotas colocaban ante las cámaras un carteloncito que decía 52% como si eso los habría de poner en preponderancia.  ¡Qué triste es el destino de los embaucadores de oficio, sean machos o hembras.

Y María Corina terminó cantando “Venezuela” con las privadas de libertad, como queriendo hacer ver que ella no sólo canta en el baño su gran favorita: “You are the world, you are the children”. Pero al final demostró, por unas declaraciones de retirada que dio, que ella no había entendido un cipote (por no decir un coño) de lo que allí se enunció con claridad tan inmaculada.    
canano141@yahoo.com.ar
 


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Raúl Betancourt López


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