Combate cuerpo a cuerpo en la Asamblea Nacional

Jueves diez de un febrero lleno de juventud y que da comienzo a una segunda interpelación, esta vez al gabinete del área social con el canciller Nicolás Maduro dirigiendo las intervenciones de los ministros presentes en ausencia de la viceministra, María Cristina Iglesias, por desorden orgánico no previsto. De allí todo en conformidad con lo previsto y, no habiendo más materia pendiente que tratar –declaró el presidente Soto Rojas- subió el telón del inicio y, de inmediato se presenta ante el público que está frente a sus televisores y los diputados e invitados presentes: una tertulia que más bien parece una refriega nada política, sino boxística, sin guantes ni protectores bucales que hicieran posible un desenlace más eficiente en lo que ha de llamarse una pelea sin narración y, sin un réferi o referí –nini- de ambos bandos que hiciera más agradable el momento de dislocación de ideas efervescentes con predominio a una razón oculta y no anotada como preferencia de algunos diputados que le atrae más el desorden para inventarse cualquier montón de especulaciones que nada arriman a la convivencia que se busca como una aguja sin hilo en un pajar de mentiras que, sature un pasado reciente de cuarenta años de mala y destructiva democracia en que adecos y copeyanos se creían los dueños del país y de nuestro destino y, sin consultarlas tracaleaban nuestro futuro con falsas proposiciones que dejaban mucho que desear para la población venezolana y, ahora que están presentes en la AN quieren aplicarnos el mismo formato de quítame esa paja del hombro para entrarnos a trompadas y fue así como el diputado de la oposición (y que democrática): Alfonso Marquina pegó primero -sin pedir la palabra- un alevoso gancho a la mandíbula de su contrario que con nombre o sin nombre lo recibió como un mensaje nada prematuro de minorías sobre mayorías y como buen alumno del punto fijismo alertó, o te entra por las malas que por las buenas no se puede, ya que sus cifras y balances están fuera de todo orden en que predomine la lógica de las desigualdades que la haga comprensiva, de cuyas fuentes se desconoce su idoneidad, siendo las nuestras las verdaderas que vienen del Norte y acá las ensamblamos a nuestra consideración, para darles una lección de inconformidad a sus viejas estadísticas que afectan el malestar en que la sociedad civil del país se haya envuelta y, como tal me sumo a la negación de no aprobar su memorias y cuentas que nos quieren meter sus ministros sin pasar por la Mesa de Unidad para su visto bueno.

En el primer forcejeo cuerpo a cuerpo de Marquina con más diputados caen de lo más alto del capitolio: papelillos y flores en apariencia carnavalesca que un público nada complacido saluda con pasión efímera la trifulca que traspasa la tarde que aparenta una orientación de ideas a base de datos y ejecuciones vaciadas en el papel de la figuración, pero ya el malestar ha contaminado la audiencia en que los ministros pacientemente no ven para dónde coger y en ese vapuleo de frases sancochadas de ira desnuca un atardecer de pasiones que presiona el espacio de los presentes para oír lo que haya que decir en pro o en contra de cada bando, porque bien difícilmente se pondrán de acuerdo y quiérase o no, jamás se van a dar las manos de la complacencia con una oposición que le cuesta asirse a los caminos de la paz y bregar con fe e ideas en lograr seguir la ruta de la convivencia armónica en que las esperanzas fluctúen sin vaciedad y no sigan siendo estériles y haya que aferrarse a golpes para solucionar nuestros problemas que son sencillos de resolver si nos ponemos de acuerdo en atacarlos por igual, pero con honestidad y comprensión y, eso no fue lo que le pasó por la mente del diputado Marquina cuando reaccionó inconscientemente a un capricho de trompear el recinto como si de un juego se tratara y no del porvenir de Venezuela.

Lo cierto es que la AN no es solamente para dilucidar y debatir ideas, razones, cuestiones políticas, legislar en todo lo que haya que solucionar, sino además, escenario para el combate cuerpo a cuerpo en que los defensores del pueblo –aparentemente- se vuelven arcaicos o trogloditas, actuando como aventureros de una cultura del cuadrilátero americano como bufones.

El Gobierno Nacional les da todas las oportunidades –a los llamados demócratas de la unidad- para que disientan y hagan oposición concluyente que les sale hacer y en vez de ello y, de otear el horizonte con paciencia e inteligencia o ingenio, lo que demuestran es una gran apatía, un desorden descalificatorio que los cubre sin destellos y los deja bastante mal parados resguardando su odio concentrado contra la mayoría del país que los ve como actúan en cadena nacional. ¡Qué inútiles son: cómo pierden buenas oportunidades y así aspiran a qué! A nada, están ponchados de calle y de sentimientos.

estebanrr2008@hotmail.com


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Esteban Rojas


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