El uso cada vez más estratégico del coltan ha incrementado exponencialmente su demanda, por lo que empresas transnacionales lo buscan de cualquier forma y manera donde quiera que se encuentre. Es por ello que la OCDE, el club de los países más ricos de Occidente, se preocupa también por el mercado de estos minerales que pueden catalogarse como “sucios” o “contaminados”. Afirman que están “contaminados” porque su extracción se realiza bajo unas condiciones pésimas en minas explotadas por rebeldes, minas en las que trabajan niños como esclavos. Sus dos minerales componentes se producen en un 80% en el Congo del Este, región devastada en la actualidad por una sucesión de guerras desde 1994 y que, al día de hoy es una de las zonas más inestables del mundo.
El coltan también es conocido, sobre todo en Europa, como “blood for coltan”, es decir, “sangre por coltan”, y esto tiene su razón en que la extracción de un kilo de coltan del Congo, necesario en esta tecnología de miniaturización en la electrónica actual de los móviles y otros dispositivos, se lleva por delante entre 2 y 3 vidas de niños, que en condiciones de total miseria, trabajan por 2 dólares en las minas del Congo. Este último dato es la razón por la que los “grandes medios” no informan sobre la existencia e importancia del coltan, ya que mucha gente sentiría el impulso de no adquirir estos equipos electrónicos: teléfonos celulares, computadores, pantallas de plasma, cámaras digitales, entre otros. Cuestión de dinero, de ganancias, pues.
Para no desprenderse de lo que es su práctica habitual, la OCDE, para poder prevenir la entrada de estos minerales sucios al mercado, ha puesto en práctica su “debida diligencia”. Los vendedores y los usuarios de estos materiales están obligados, como consecuencia, a verificar explícitamente la procedencia “limpia” de sus materias primas y que las minas de las que los extraen operen de “manera legal y ortodoxa”. ¡El caso es que las empresas protegidas por la OCDE son por naturaleza “maulas”!. Aunque la mayoría de los dispositivos electrónicos pueden funcionar con condensadores electrolíticos normales, los condensadores electrolíticos de tántalo tienen valores de capacidad eléctrica más exactos y, en especial, son mucho más pequeños. Esto los hace ideales para las exigencias actuales de miniaturización de los dispositivos electrónicos. Es por ello que la gran demanda de estos condensadores ha elevado casi inmensurablemente el precio del tántalo y por extensión, del coltan. Un condensador de tántalo cuesta varias veces más que un condensador electrolítico normal de las mismas características.
Lo que me ha impulsado a escribir estas notas es el inmenso drama que encierra la explotación del coltan. Aldeas completamente arrasadas, asesinatos colectivos, mutilaciones o violaciones son sólo algunas de las prácticas más comunes de estos grupos paramilitares organizados por sus principales beneficiarios que, como en el caso del Frente Patriótico Ruandés, expolian la región para suministrar directamente el mineral a sus clientes occidentales, principalmente de EEUU, Alemania, Holanda, Bélgica y Kazajistán, proveedores de algunas de las casas fabricantes de productos electrónicos más importantes del mundo. Con los beneficios obtenidos por la venta del mineral se compran más armas que servirán para continuar la guerra.
¿Y qué tenemos que ver los venezolanos con el coltan?. La “gigantesca” reserva que hay en Venezuela estaría valorada, en una estimación preliminar, en 100.000 millones de dólares, explicó Chávez durante su rendición de cuenta anual ante los diputados del Parlamento el 15 de febrero de 2011. Y es que el coltan tiene precios en el mercado internacional superiores incluso al oro y al diamante.
Una experiencia
de esta explotación depredadora vivimos en Venezuela desde la década
de 1980, cuando el grupo religioso que actuaba en el sur del país,
llamado "Nuevas Tribus", extraía el coltan de nuestro suelo
y luego lo sacaban en aviones propios hacia EE.UU. Ésa fue -entre otras-
la razón por la que Chávez (el tirano) los invitó, con mucha gentileza
y cortesía, a irse de nuestro suelo. Por supuesto, ya habían y hasta
cansados estaban de expoliar y sacar, no sólo coltan, sino diamantes
y oro, minerales que tenemos en grandes cantidades en nuestro subsuelo,
aunque los africanos tengan el 80% de las reservas mundiales. Japón,
uno de los grandes industrializadores de artefactos electrónicos y
es el que empezó con eso de la miniaturización, es un gran demandante
del preciado mineral...
(*) Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia.