Arias Cárdenas y el Hombre del Bacalao

Los ataques en contra del presidente Hugo Chávez siempre han sido feroces y de cara a las mega elecciones de 2012 no hay excepción. El comandante se declaró en campaña y las agresiones inmediatamente se redoblaron en su contra.

La razón es que Chávez sigue siendo un candidato de alto calibre y como la oposición desde hace doce años que comenzó a enfrentarlo carece de propuesta, no hace más que difamarlo y descalificarlo. Ya hay encuestas que incluso, pronostican que sufrirá una derrota aplastante.

Los opositores olvidan que, primero, su larga lista de candidateables son líderes mediáticos, moldeados al estilo de la IV República, formados en los laboratorios publicitarios, así como en estudios de radio, televisión y salas de redacción; segundo, el Presidente tiene obra que mostrar, ellos solo han actuado para patear la mesa. No les importa el pueblo. Y serán muchos los desaciertos de Chávez, pero si colocamos en una balanza la gestión del Gobierno bolivariano, con toda seguridad se inclina hacia el lado positivo. Son más los logros que los errores.

Pero eso no quiere decir que cantemos victoria. Para el triunfo de 2012 y consolidar el proceso revolucionario sin piedritas en el zapato, no sólo tiene que triunfar Chávez, sino también los candidatos en los municipios y estados que controla la oposición como el caso del Zulia.

Y para conquistar Zulia se requiere obtener la gloria en Maracaibo que hasta ahora ha sido imposible, cuestión que obliga a ser excesivamente cuidadoso en la selección del candidato; no olvidar, por ejemplo, las bases que al fin de cuentas son las que acuden en masa a los centros electorales a depositar su voto. Tenemos muy malos recuerdos de los aspirantes impuestos a dedo, y como es natural, al no hacerse la voluntad del pueblo terminan perdiendo.

Tampoco podemos convertir a Arias Cárdenas en el Hombre del Bacalao. Es preferible que sea mentor de un candidato novedoso a la Alcaldía de Maracaibo y no que tenga que cargar con el peso inmenso de uno de esos dirigentes mediáticos, sin credibilidad, divisionista y marcado por la derrota.

El candidato por el Psuv a la Gobernación del Zulia requiere de una llave con rostro fresco, que hable y convenza a la gente, porque es absurdo lanzar a uno de esos políticos que ya no pueden hacer ni promesas. ¿Quién les cree? Ni los mismos chavistas le creemos, ¿cómo creerle a gente que ha podido hacer lo que prometió y no lo hizo? ¿Qué garantiza que esta vez sí lo hará? Imposible. Esos aspirantes son sinónimo de la mentira y del engaño. El pueblo los observa con recelo y desconfianza. Los ha visto con ojos tristes y lacrimosos; voz a punta de llanto cuando la gente sincera le plantea sus calamidades y, sin embargo, después que ganan se ponen que no creen ni en Dios. Son unos vulgares reyecitos. Eso sí, apenas los miran de Caracas y dicen: “Usted ordene mi comandante”, para que Chávez crea, pero gracias al Señor el pueblo de Maracaibo los tiene plenamente identificados.

Un tipo de aspirante así para el municipio marabino le haría mucho daño al candidato a la Gobernación, que no la tiene fácil. La tarea es dura en el Zulia. Han pasado años y la gestión roja rojita hecha aquí, más que revolución pareció una contrarrevolución. Lo ejemplifican las derrotas electorales. Hay que interpretar el deseo del pueblo de Maracaibero.

¡Dios, ilumina a Chávez y a Arias Cárdenas!

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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