Hay que tener cuidado: más de un 40% de nuestra población forma parte de la pastosa y cacafónica Clase media.
Ésta ha crecido (agigantadamente) durante el mandato de Chávez. El Comandante le ha dado a los pobres pero mucho más a la pastosa y cacafónica Clase media.
Es una clase muy voluble, versátil, temerosa, acomodaticia.
Chávez ha tratado de convencerla mediante la razón, pero esta es una clase que responde básicamente a elementos emocionales, egoístas, capitalistas (consumistas).
El imperio sabe manejar (manipular) muy bien a esta clase pastosa y cacafónica: le inyecta temores, le lanza caramelitos de esperanza, le envía cajitas felices a sus niños y sueños envueltos en figuras tétricas y coleccionables, películas y juegos de Disneylandia.
La clase media pastosa y cacafónica no piensa, goza, viaja, traga, gasta.
Y la clase media pastosa y cacafónica, todos los días, se levanta asustada, y mira la tele sólo para enterarse si las llamas de las maldiciones eternas se acercan a su casa (para correr desesperadamente y tratar de salvar sus almas).
O al levantarse piensan en si el vecino tiene ya el mal de Alzheimer. Porque la clase media pastosa y cacafónica sabe de todos los males de seres humanos, de los que van cada día diezmando a la humanidad y de los que acabarán con ellos mismos.
La clase media consume por familia un promedio de cincuenta pastillas (medicinales) diarias.
Las juergas de hambre de las manitas blancas han sido diseñadas especialmente para la clase media pastosa y cacafónica.
La epidemia AH1N1 le viene a la clase media pastosa y cacafónica como anillo al dedo.
El problema de los sin techos atormenta a esta clase porque los muertos de hambre, presienten, acabarán metiéndose en sus casas y comiéndoles sus delicatesses.
La clase media pastosa y cacafónica no ama otra cosa que su vientre, que su cerco, que su perro o su gato.
Es la clase que domina en las universidades autónomas, en la administración pública, en los bancos, en los bares y restaurantes, en los aeropuertos, en las iglesias, en los bingos, en los centros de brujería, en las corridas de toro, en los conciertos de Shakira, de Sanz o del maricón Bosé (Busté), en los teatros, en los centros comerciales, en las ventas de carros, en las ventas de antiques,…
Es numerosa y fatua.
Inconmovible, inconvencible.
Vaya.
jsantroz@gmail.com