Yo inmediatamente pensé que se trataba de un vulgar invento para tratar de aterrar a la pobre gente, y sacar algún provecho para la desestabilización política y social del país.
Primero corrió la terrible alarma de que una dama que trabajaba en la Contraloría del Estado había muerto por el fulano virus de la gripe porcina. Yo llamé al doctor Denis Gómez, director del centro de Neumonología del Hospital Universitario HULA, y me dijo que a la fallecida ni siquiera le habían hecho la autopsia para determinar de qué había muerto.
Sin detenerse a considerar seriamente el asunto de si se trataba en realidad de la gripe AN1H1, se desató una pavorosa vacunadera.
Las calles se llenaron de gente histérica con tapa-bocas exigiendo que las vacunaran en el acto.
Hubo actos de violencia en distintos centros ambulatorios, luego la ministra dio una rueda de prensa en Caracas, posteriormente se trasladó a Mérida y salió declarando que había cerca de un centenar de afectados por esta gripa.
Se dijo que la influenza se había desatado por las Ferias del Sol celebradas a principios de marzo, pero inmediatamente la prensa nacional comenzó a reseñar casos en los Estados Miranda y Bolívar, y a difundir que había por esta causa ya cuatro o cinco fallecidos.
Me parece que el gobierno cayó en otra trampa, hoy el caos está generalizado y hay que seguir con el cuento hasta que por sus propios medios todo se desvanezca.
En Mérida no hay clases en ningún nivel; nadie trabaja en los entes públicos, y la guachafita ya está generalizada.
Cuándo será que este país se enserie, carajo.
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