Saliste de Venezuela a hacer un pequeño periplo por cuatro países de Suramericanos –Argentina, Uruguay, Bolivia y Colombia- e inmediatamente la canalla enfiló sus baterías impúdicas, tratando de desprestigiarte sin la mínima sensatez de cordura que todo medio debe mantener hacia sus lectores, videntes y oyentes, dentro de la lógica de la comunicación en cualquiera de sus formas, pero acá no hay peros que valga, porque sino te agarra el chingo lo hace el sin nariz y, no hay cosa más odiosa que una oposición apátrida y desleal en manos de unos “bandidos” que lo único que saben es despotricar de ruidosas maneras, para estar bien con dios y con el diablo dentro del imperio y como gozan de los beneficios que les van tirando de diferentes partes, no pierden tiempo en arrastrarse en provecho de la corrupción impune de su malograda existencia de cómplices.
El alboroto que formaron los “dirigentes” sindicales y gremiales escuálidos, vinculados a la MUD y, a la orden de los dueños del periodismo escrito, radial y televisivo - nacional y trasnacional- como asalariados que son –simplemente- por el premio Rodolfo Walsh que le otorgó: la Facultad de Periodismo de la Universidad de la Plata en la Argentina, al presidente Chávez, fue de tal dimensión perversa que más de uno tuvo que tomarse la tensión, para no explotar de odio circulatorio de la sinrazón.
Otros, más doctos, buscaron alguna escapatoria para desaguar la putrefacción de su agonía incómoda que les recorría la hiel de su inmensa amargura y, al no poder ponerse en huelga de hambre –descrédito- con labios cosidos en su motivo espeluznante, comieron por demás de la fuente del libertinaje caricaturizando sus desniveles prosaicos e inventando los sueños más ponzoñosos que le distrajeran de la fermentación de sus neuronas a una demencia de impaciencia sin ver el Sur de su desdicha prematura.
Mientras, el presidente Chávez llenó espacios a reventar de calor fraternal de acercamiento con sus palabras recubiertas de inmensa pasión unitaria de unión con una ideología de atractivos compartidos, en que el Sur se compacte de dignidad política en alcanzar las satisfacciones de la mayoría de sus habitantes en el orden social y económico tras la perdurable justicia social como eslabón primordial que suelde nuestras realidades de la injerencia del yanqui invasor que, tiene de cabeza levantada al mundo con sus intervenciones guerreristas y, del que debemos oponernos con dignidad moral como una sola voz de voces, denunciando las atrocidades que bajo una supuesta –y que- defensa del mundo quieren enarbolar como un patrimonio que nadie les ha dado, a no ser sus socios.
Cada premio recibido es un valor que refuerza la esperanza que subraya con ahínco que se está marchando por el buen camino de la convivencia internacional y que la cooperación desarrollada en bien de los pueblos y de sus libertades económicas transitan, por las vías humanitarias de ayuda mutua en contratos de independencia que resalte nuestra soberanía y nos haga menos dependientes del norte y de las trasnacionales tradicionales.
La rabia que los representantes y dueños de los medios de comunicación social sienten y no esconden por los logros –que sí esconden y no publican- que el comandante presidente alcanza a través de sus visitas de acercamiento y hermandad con otros representantes de naciones amigas, reconforta la solidaridad de esos pueblos y nos acerca en el desarrollo de materias afines que nos dé la libertad de activar, mejorar e implantar diversos modelos que nos lleve a superar dificultades de diferentes índoles sociales y, a la vez nos permite confrontar las situaciones que la oposición desencaja con su latrocinio degenerativo de ignominias arrimada a su esquema de querellas inventivas dentro de la vindicta que esperan de los organismos internacionales, satisfechos de llevar adelante.
Siempre han quedado mal por su mal proceder y como minorías que son seguirán huérfanos de apoyo que los acerque al poder por faltos de valoración y, la revolución los tiene más quebrantados de imaginación política.
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