Diversas actividades me han mantenido alejado temporalmente del delicioso oficio de expresar mis pensamientos a través de la escritura. Pero llega un momento en que esa relativa calma, obligada por la responsabilidad de otros compromisos quizás tan importantes como escribir, es violentada por una presión interior que motivan hechos ajenos a la propia voluntad y lo obligan a uno a tomar su puesto de vanguardia en esta guerra de ideas para seguir disparando, como diría el Padre Libertador, la artillería del pensamiento.
Oímos a diario predicar a nuestro Presidente-Comandante la importancia que tiene un partido de la Revolución en la concreción del proceso de cambios que genera la Revolución y la importancia que tienen las bases del partido, en este caso el PSUV en generar la escogencia de sus autoridades nacionales, regionales, municipales y parroquiales, cuando dice: “Con las bases me resteo”. Nuestro líder máximo no desperdicia oportunidad alguna para dirigirse a esa mimas bases que integran una mayoría considerable del pueblo venezolano, para poner en evidencia ese extraordinario bagaje de conocimientos de la política en total consonancia con la teoría de la “Política de la Liberación” que nos refiere Enrique Dussel en sus libros “20 tesis de política” y “Política de la Liberación, Volumen II, Arquitectónica”. Allí el autor citado nos habla de cómo el poder, no como elemento de dominación, sino de servicio, está diseminado en el pueblo (la potentia) que teniendo la necesidad de organizarse, como grupo gregario que siempre ha sido y será, transfiere sus cuotas individuales de poder para crear las instituciones (la potestas) al frente de las cuales surgirán unas autoridades relativas, más no absolutas que administren ese poder mandando en obediencia con los designios del pueblo (poder obedencial) y no mandando, afirmándose en sí mismos como origen soberano del poder y de esta manera convertirse tanto la potentia como quienes lo permiten la potestas en un binomio generador de poder fetichizado que no es otra cosa que el origen corrupto de la política.
En el mundo y en lo particular en nuestro país, actualmente la discusión se circunscribe a dos modelos político-económicos cuales son el Capitalismo y el Socialismo. En nuestro proceso Revolucionario y por supuesto dentro de nuestro partido que se declara socialista hay una cantidad de corrientes que dejarían de serlo con solamente abrazar el socialismo; el problema no es que el partido sea policlasista, el problema es que una gran cantidad de militantes se dicen socialista y no conocen un ápice de lo que esto significa y dentro de nuestras autoridades a todas las instancias directivas se mantienen enquistados desde la época del movimiento V República algunos camaradas que de acuerdo a sus reiteradas acciones se identifican con aquellos procederes característicos del mandar mandando, lo que constituye un atraso en el desarrollo requerido por el naciente partido PSUV.
Si leemos el Libro Rojo que es la biblia de nuestra organización en su Declaración de Principios, en su sección 4.- Del Estado Capitalista Burgués al Estado Socialista (Restituir el poder al pueblo: construcción del poder popular) , encontramos el siguiente parráfo: La conclusión es transparente: “para acabar con la pobreza, es preciso darle el poder a los pobres” ( entiendo que el Presidente-Comandante cuando ha utilizado esta figura , está llamando la atención de que anteriormente el poder fetichista había secuestrado el poder popular atentando contra un pueblo que se hallaba desorganizado y que su gobierno al crear nuevas instituciones les está reconociendo como dueños originarios del poder y lejos de dárselo se lo está devolviendo. Pero el hecho de que en la Declaración de Principios se encuentre esta información es una contradicción con los postulados definidos por Dussel) y construir el socialismo. Ese poder nace de la participación y el protagonismo del pueblo. El Partido Socialista Unido de Venezuela debe ser propulsor de la participación directa del pueblo y su instrumento para la construcción del socialismo. Esa participación debe ser democrática y plena, de trabajadores y trabajadoras, campesinos y campesinas, jóvenes, intelectuales, profesionales, artistas, amas de casas, pequeños productores, comerciantes del campo y de la ciudad, pueblos indígenas y afro-descendientes, en la conformación y funcionamiento de todos los órganos del poder, en la elaboración, discusión y resolución de programas y estrategias y en la promoción y elección de sus direcciones, en igualdad de condiciones, para lograr la dirección colectiva del proceso revolucionario.
En el mismo libro cuando llegamos al artículo 5 de sus estatutos, podemos también leer: “Para la toma de decisiones y elecciones internas el partido podrá utilizar diversos métodos: elección directa, universal y secreta; cooptación, elecciones de primero, segundo o tercer grado; opinión y consenso, los cuales se determinarán por las diversas instancias de dirección de acuerdo a las condiciones políticas”. Aquí valdría preguntarse: ¿cuáles son las condiciones políticas que nos obligan a la cooptación en vez de la elección directa, universal y secreta? Pensamos que la cooptación podría justificarse ante una situación de clandestinidad, guerra o persecución, que no son nuestras circunstancias.
En la corta historia del PSUV se venían retardando las elecciones de las autoridades del partido por diversa circunstancias casi todas relacionadas con las múltiples elecciones que han caracterizado al proceso revolucionario; pese a la necesidad de la elección de las autoridades para el buen funcionamiento del partido, esperamos paciente y disciplinadamente la oportunidad de poder reestructurar nuestros cuadros directivos transitorios mediante la participación de nuestras bases en unas elecciones directas, universales y secretas donde se expresara el poder popular como factor protagónico, sin el ventajismo practicado por algunos de estos directivos que se mantienen secuestrando las cuotas de poder que le han conferido las bases para afirmarse en sí mismos como orígenes soberanos del poder y nuevamente con un proceso de cooptación utilizan ese poder conferido para impedir que las bases puedan ejercerlo en la designación de sus nuevas autoridades.
No es un hecho casual que durante el tiempo de existencia del Movimiento V República en el Estado Carabobo nunca se eligió la directiva del Comando Municipal de Valencia, para evitar que pudiera restarle poder al Comando Regional, hoy en el PSUV muchos protagonistas de aquel Comando Regional ejercen el poder para nombrar por cooptación a las primeras autoridades municipales de Valencia y demás autoridades de otros municipios y parroquias sin la participación popular de las bases.
Como militante disciplinado no me queda otra opción que acatar estas disposiciones pero considero que sería una irresponsabilidad revolucionaria de mi parte no expresar mi desacuerdo con este proceso de cooptación que podría ser adecuado ante una situación política de riesgo para la institución, pero que en el presente momento es según mi parecer una práctica que atenta contra la democracia interna del PSUV.
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