“¿Se justifica la alegría
cuando sucede un mal colectivo?”
Pues déjenme escribirles que
a los fascistoides con rostros de cucarachas, eso les gusta. Sienten
satisfecha sus almas enfermizas, se estiran sus labios draculiANOS,
se asoma la baba que exhalan sus apestosas bocas y en el lugar del tórax
donde supuestamente duerme el corazón, se les esponja de gozo y de
pasión. En sus ojos amarillentos, lagañosos, surcados de odio y sadismo,
les renace el brillo de una explosión atómica, que cercena niños
y mata Hiroshima y Libia. Patología criminal, que los hace invulnerables
ante el amor humano.
Hace pocos días cuando el
sistema Metro se quedó sin luz, quien emborrona esta nota, sacando
fuerza de su cuerpo viejo, arrugado, pero no fané y descangayado como
el de Teodoro, corrió y se introdujo dentro de una camioneta de pasajeros
que en ese momento cruzaba por un lugar sifrino y cuchufleto del Este.
Igual que en un vagón del sistema Metro; amuñuñados, apretados, sudorosos
y como siempre llenos del buen humor sonoro, iban mis compañeros de
viaje. Algunos exagerando diciendo que “la luz se fue desde Colombia
pacá”, otro agregó: “Menos mal que esta mañana me puse la anticonceptiva”
y una señora como de 50 años mirando a un sujeto flaco que iba detrás
de ella: “Señor me está haciendo daño con su koala” a lo que
contestó el aludido: “Señora, perdone, pero yo jamás he usado koala”-
La risa fue general. Así es nuestro pueblo.
La camioneta con su preciada
carga dejó Chacao, territorio del Leopoldo López y su atraco
a PDVSA y enfiló como una tromba a la Libertador. Aun en esa incómoda
circunstancia, pensé en Pastorcito Maldonado cuando acelera su monoplaza
a 340 KPH. El chofer de la camioneta aceleraba y aunque estaba muy lejano
de un Fórmula 1 casi todos estaban de acuerdo en que “Este coema
como que cree que lleva una carga de cochinos”. En el puente 4 bajaron
varios y entró una gordita-yo tengo una hija gordita que es mi tesoro-
Vestía de gris, con una pañoleta que le colgada de la nuca. Sus labios
eran la prolongación de su cintura y en su rostro descubrí que esta
gordita no se parecía en nada mi hija, que se la pasa riéndose. Es
decir la que entró poseía una mirada feroz:”Este gobierno del carajo
ahora nos quita la luz”. Dijo con una voz que rozaba entre unas pantuflas
con medias y una lija 80.
ME IMAGINÉ a Chávez
bajando la cuchilla de una central eléctrica para que el pueblo se
jodiera, ¡Chávez el escuálido, por supuesto allá en el estado Yaracuy!
No recibió ningún apoyo. Empero continuó: “Este gobierno comunista
que hasta la libertad de expresión nos quita.” Entonces uno de atrás
expresó: “Coño gorda pero tú estas lanzando sapos y culebras contra
el gobierno ¿y quien te lo prohíbe? Entonces si es verdad que ardió
Troya y troyo: recordé aquellos combates entre los ramones, Ramón
Calatayud y Ramón Arias donde la vaina se ponía más buena que un
consejo de abuela a medida que el par se seres se entraban a trompadas
en un ring.
HUBO UN POCO DE CALMA PERO LA
GORDA NO AGUANTÓ: “Menos mal que solamente le quedan 2 años”,
y miró como los postes de la avenida parecían competir con la camioneta.
Algunos llevaban esos ojos más pelados que el desierto del Sahara “Si
le quedan 2 años en Miraflores, porque después, los otros 30 los va
a pasar dirigiendo esta nación desde Barinas, capital Barinas”-soltó
una voz de no sé donde-Otra vez risas. El chofer observaba por el retrovisor
“Déjeme donde pueda” dijo una liceísta vestida de falda y suéter
azul”. Cuando dejó el último escalón del estribo, se volvió hacia
el chofer y le recriminó medio arrecha: “Coño pure, tú también
como que eres chavista, nojoda, que vienes volando a otro período
de gobierno? Y se largó.
La gordita agregó: “Por eso es que a mi me da stress andar en estas camionetas tierrúas viajando con la plebe que dice tantas vainas... ¡chusma!” Y se pasó el dorso de su mano derecha por la frente. El de atrás exhaló: “Mira si quieres te pongo en contacto con un carajo que está vendiendo un helicóptero para que no tengas que andar con la plebe”-risa general y final.