La dignidad de un pueblo y la de su Presidente

El 7 de abril en tono festivo el Presidente Chávez anuncia el despido de 7 gerentes saboteadores de la industria petrolera del Estado, PDVSA, ellos habían ordenado el saboteo de equipos en las instalaciones de producción y refinación de la empresa. Este anuncio del Presidente provoca en una contradictoria CTV un llamado a huelga general a partir del día 9, huelga que inmediatamente es apoyada por el sector patronal, FEDECÁMARAS, ambas organización antagónicas por  esencia pero que ahora con la pretensión de sacar violentamente a Chávez de la Presidencia se unen en franca rebeldía al gobierno. Para el día 10 ya empezaba a escasear en el país la gasolina y por ello se iba paralizando el transporte colectivo superficial. La escasez también del gas doméstico ya es notoria y el pueblo se las ve difícil para preparar los alimentos para su gente, ancianos, adultos, niños y recién nacidos, la intención de los saboteadores de la industria petrolera era provocar un caos en el pueblo. El mismo 10 de Abril en la tarde el presidente de Fedecámaras, Dr. Pedro Carmona Estanca,  y el de la CTV, Carlos Ortega, declaran que el paro es indefinido y entonces  algunos partidos de la oposición, financiados desde el exterior, organizan el Comité de Coordinación para la Democracia y Libertad, conocida como la Coordinadora Democrática, y ésta anuncia que conjuntamente con el paro se llevará a efecto una marcha para el 11 de Abril, ésta saldría del Parque del Este y llegaría hasta la sede de PDVSA en Chuao; Caracas. Venezuela vivía un clima muy tenso y las televisoras privadas de señal abierta, de mayor sintonía en el país, ayudan a ponerlo más tenso todavía al transmitir simultáneamente las declaraciones del activo y rebelde General Néstor González González; quien hace un llamado al Presidente Chávez para que renuncie a su cargo y se vaya del país.

 
De manera que con tal exaltación en el ánimo de muchos venezolanos el 11 de Abril se produce una de las concentraciones y marchas más espectaculares vistas en el país. A la marcha, a medida de su recorrido, se le va uniendo más y más gente de manera que al llegar a Chuao frente a la sede de PDVSA la multitud sobrepasaba los 100.000 manifestantes, es entonces cuando Pedro Carmona y Carlos Ortega comienzan a incitar a los concentrados a seguir hasta el Palacio de Miraflores y allí pedirle la renuncia a Chávez. Ese mismo día 11 desde la mañana se habían reunido frente y alrededor de Miraflores unos miles de simpatizantes del Presidente. Los dirigentes de la marcha sabían que si los dos grupos se topaban y aquello sería muy violento, pero siguieron adelante por cuanto ya tenían un plan macabro, francotiradores bajo sus órdenes matarían a varios ciudadanos para culpar a Chávez y así justificar el intento de golpe de Estado. Y como para hacer algún acto de impedir siguiera la marcha hacia Miraflores, en una de las avenida cercana al palacio se planta una “barrera” humana integrada por policías de la Policía Metropolitana, ella bajo el mando del confabulado Alcalde Mayor Alfredo Peña; de más está decir que aquella barrera fue fácilmente franqueada por la multitud encabezada por el Contralmirante Carlos Molina Tamayo y su colega militar General Guacaipuro Lameda. Entonces al acercarse la marcha oposicionista más y más al Palacio de Miraflores, la Guardia Nacional sale a la calle para evitar un probable enfrentamiento con los chavistas, pero en esos momentos 2:30 p.m. aproximadamente, comienzan a escucharse unos tiros. Todos los dirigentes importantes de la marcha ya no se encontraban en el lugar de los acontecimientos,  ellos fueron alertados que desde algunas azoteas de edificios cercanos al Palacio de Miraflores se comenzarían a disparar. Los chavistas reaccionan y desde el Puente Llaguno comienzan a defenderse de los disparos que la Policía Metropolitana les hace desde la Avenida  Baralt; al final se contabilizan 19 personas muertas y numerosos heridos. A las 3:45 p.m. el Presidente Chávez comienza una transmisión en cadena nacional con el objetivo de pedir el cese de la violencia, las televisoras privadas dividen la pantalla en dos, apareciendo en el otro recuadro algunas personas arengando a seguir adelante y entonces, desde ese mismo momento la intervención del Primer Mandatario Nacional no se escucha bien y su visión pasa a ser turbia; no así la difusión del otro recuadro que siempre fue nítida y el sonido claro y fuerte.

 
Al filo de la media noche de ese 11 de Abril, el Presidente es detenido y encarcelado en el Fuerte Tiuna, el día 12 Carmona se autoproclama Presidente de la República, pero el día 13 desde muy temprano en la mañana el pueblo espontáneamente sale a las calles de toda Venezuela y exige la restitución de su presidente, es tan firme tal solicitud que la jerarquía de la Fuerza Armada, que en el transcurso del siglo XX se había plegado a las 4 insurrecciones victoriosas habidas en el país, se ve obligada a rescatar y traer de nuevo a Miraflores a quien había ganado por amplio margen dos procesos eleccionarios. El Presidente Chávez al llegar a Miraflores en la madrugada del 13-14 de Abril, en vez de mostrarse enfurecido, como pudiera considerarse ser lo natural, se dirige al país de una manera fraterna; y humildemente pide perdón.               

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José M. Ameliach N.


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