Después de 30 Km los maratonistas pueden experimentar antes de llegar a la meta de los 42 Km lo que se conoce en su argot como La Pared. Si se presenta esta sensación de aquí en adelante hay dolores musculares, agotamiento y agonía como si de repente te hubieran colgado, sin esperarlo, bastimento, fusil y mochila en la espalda.
Si tu preparación física y un buen entrenamiento te lo permiten podrás seguir adelante los siguientes 12 Km hasta cruzar la raya final y disfrutar del éxtasis y la gloria. Cuentan los maratonistas que han vivido La Pared, que en esos últimos minutos los estímulos, la subjetividad y la mente son aliados poderosos para poder concluir con éxito el reto.
Comparemos el proceso bolivariano con un maratón de 42 Km donde la llegada a la meta sea equiparable al triunfo de la revolución con relaciones socialistas de producción en los medios fundamentales y estratégicos del Estado Socialista.
Si ese fuera el caso, nos sorprenderíamos al comprobar que hemos llegado a La Pared y que ese es el lugar exacto donde se encuentra nuestro máximo líder. Nunca el pueblo venezolano había logrado avanzar tanto en sus reivindicaciones democráticas y sociales como en estos últimos 12 años en la búsqueda del socialismo. No querer ver esta realidad objetiva es tan torpe, a mi juicio, como no aceptar que al socialismo revolucionario en Venezuela lo estamos evitando nosotros mismos.
Nos empeñados en creer que estamos haciendo la revolución y que nos las sabemos todas con las misiones. Confundimos reivindicaciones democráticas y sociales con revolución socialista. Nos engañamos a nosotros mismos cuando vemos en cada victoria electoral una transformación estructural sin advertir que seguimos inmovilizados, cada vez más, en la arena movediza de la democracia burguesa que lentamente nos ahoga.
Sigamos con el ejemplo maratonista que es muy ilustrativo. Todos decimos que deseamos llegar a la meta final, a la lucha final, y es válido hacerlo trotando, caminando y hasta gateando, si es preciso, pero sin salirse nunca de la ruta, del camino. El problema es cuando sentimos que hemos llegado a La Pared y abandonamos la carrera o sólo queremos terminarla montándonos en la camilla electoral o agarrando el atajo de los contrabandos ideológicos.
En ese punto dramático nos
encontramos y hay que asumirlo plenamente o nos hacemos la vista gorda
para dejarnos manipular por el ridículo ambiente artificial del “Buen
Vivir”, que parece un lema extraído del “Discreto Encanto de la
Burguesía” o más bien del diccionario de frases pavosas. Empezar a
inventar frases cursis es una señal de haber llegado a La Pared.
La infame detención en Maiquetía del camarada Juaquín Pérez Becerra y su impensable entrega al fascismo Colombiano, el pacto internacional para la vuelta de Honduras a la OEA ratificado por Hillary Clinton, las injustificables concesiones a los huelguistas de la ultraderecha estudiantil universitaria y el veto Presidencial a la Ley de Educación Superior son las primeras señales inequívocas del agotamiento del proceso al estrellarse contra La Pared.
Los conformistas, oportunistas,
reformistas, moderados, resteados con Chávez, agradecidos, adulantes,
burócratas, directivos y chupamedias del “Buen Vivir”, que forman los
primeros anillos de comunicación con el Presidente, aplaudirán esta
medida represiva y reaccionaria, pero en la base del proceso hay
semillas sembradas que animarán a Chávez a no abandonar la lucha y a
seguir adelante hasta el final con la esperanza de verlo llegar a la
meta sin reprimir a los revolucionarios ni entregarse a la derecha. De cualquier manera, la supuesta entrega de un
camarada al enemigo rompe el código de ética revolucionaria.
*Profesor Universitario Jubilado
Sergiobricenog@yahoo.com