La oposición en campaña electoral está como el dicho aquel: “no halla en que palo ahorcarse”. El candidato Hugo Rafael Chávez Frías, al frente del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, no les da tregua.
En ese afán al que los ha reducido su falta de propuesta, los adversarios llevan plomo parejo. Primero, los tiene loco la escogencia del aspirante a ocupar Miraflores. Todos, sabiendo de sus derrotas anticipadas, quieren enfrentar a Chávez porque aún perdiendo podrían erigirse como el líder de la oposición venezolana, además del natural prestigio que da ser candidato presidencial.
Segundo, los opositores basan su campaña en los discursos de Chávez y su gestión de gobierno, pero no han podido hacer fiesta con hechos recientes como el operativo de Semana Santa y el aumento salarial.
Quisieron cuestionar la coordinación y las acciones gubernamentales durante ese asueto, pero qué va. Y si lo hacen se les convierte en boomerang. Cómo objetar la efectividad de una gestión durante esas vacaciones en un país donde no terminaba de llover, no cesaban los derrumbes y, sin embargo, la gente se movilizó por las diferentes carreteras y disfrutó a su manera la temporada. Igual encontraban un obstáculo en la vía que un funcionario bolivariano resolviendo. Si eso ocurre en la IV República, todavía hubiese personas en cola esperando el despeje de las carreteras. Y no hablaré sobre las muertes y accidentes, porque la reducción de las cifras por esta causa con respecto al año pasado, son altamente notables.
Después estuvieron al frente de este otro hecho que seguramente consideraron un lomito fino bien adobado sobre una parrilla con carbones al rojo vivo: el incremento salarial. Chávez el primer día habló de 25 por ciento y, algunos tuvieron tiempo de rezongar, pero enseguida quedaron fulminados con el aumento de los sueldos de la administración pública de acuerdo con el tabulador. Todavía hay quien cuestione, pero más por orgullo y justificar que es opositor, que por analizar las incidencias del decreto en las finanzas nacionales y la economía familiar. Los enfermeros hasta se descosieron la boca y comenzaron a trabajar.
Para desgracia, de ellos por supuesto, el presidente Chávez hace poco evitó algunas apariciones en público y eso, como el pueblo venezolano sabe, les impidió hacer campaña, porque la oposición basa sus estrategias en ataques y descalificaciones y cuando el máximo líder de la revolución bolivariana no habla, ellos no tienen qué decir. Últimamente anunció la Misión Vivienda Venezuela y acompañó a los trabajadores el 1 de Mayo. En esas alocuciones ya encontrarán algo que les permita despotricar.
Actualmente los enredos de los enemigos son más que evidentes, al extremo de que no encuentran la brújula de sus discursos y se debaten entre agredir a Chávez o al candidato-compañero de la Mesa de la Unidad Democrática que, hasta tanto no sea elegido, les resulta más peligroso que el comandante.
De cualquier manera, buscarán levantarse sobre las calumnias de Chávez y su gobierno, que obviamente no son perfectos. Conociendo de sus desfachateces extraña que no inventaron una argucia y criticaron desproporciones de su estilo, como que al presidente Chávez no lo invitaron a la boda del príncipe Guillermo y Kate, por ejemplo. Porque hablando de disparates, hay que reconocer que esos son los temas que encajan en la cabeza de los candidatos adversos al proceso revolucionario. Algún dislate piensan con tal de agredir al comandante pero, al parecer, lo del matrimonio real se les pasó por alto.
¿Se les ocurrirá algo con la beatificación de Juan Pablo II?, no sé, por ahora creo que quieren intentar sus descréditos con la detención y deportación de Pérez Becerra y la Misión Vivienda, pero esa gente tiene la mentira y el engaño pintado en la frente y aun cuando en ciertos momentos podrían ser veraces, los venezolanos no les creemos. Imposible ante tantos embustes y patrañas.
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