Menos humo, más vida

El pasado 31 de mayo entró en vigencia el Decreto 030 de Ambientes Libres de Humo de Tabaco, lo que materializa un importante esfuerzo por mejorar la calidad de vida de todas y todos. Para quienes como opción de vida hemos decidido no fumar, esta iniciativa busca garantizar el respeto a nuestra decisión, minimizando la intoxicación –si, llamémosla por su nombre- por la aspiración de humo viciado. Y para los fumadores la medida se traduce en el mejoramiento de su salud y las de sus allegados, así como en la prolongación de su esperanza de vida –vale acotar en tal sentido que estudios de la Organización Mundial de la Salud estiman en 7 minutos el tiempo promedio de vida perdido por cada cigarrillo consumido-.

Consciente que el consumo de cigarrillos trae consigo importantes consecuencias sociales y mueve poderosos intereses, me permito afirmar que la decisión de fumar muchas veces está lejos de ser personal y autónoma. Por el contrario, hay amplias razones involucradas, que pueden pasar por una profunda explicación psicológica e incluso psicoanalítica sobre la aceptación social o la adquisición de cualidades y estatus; seguir por una estructura publicitaria y unas industrias culturales que practican constantemente la persuasión y la alienación, relacionando el hábito de fumar con cultura, juventud, lozanía, frescura, éxito, erotismo y placer; y llegan hasta una las gigantescas ganancias que reportan las industrias tabacaleras, a partir de colocar sus intereses comerciales por encima de la vida de los fumadores. Sobre estos últimos señalamientos, apenas un par de cifras: 1) sólo las 4 principales tabacaleras del mundo obtuvieron en 2010 más de 44.000 millones de dólares y; 2) en el siglo XX murieron 100 millones de personas en el mundo por consecuencia directa del cigarrillo. De seguir el ritmo actual morirán 1.000 millones más durante este siglo. Saquen sus propias conclusiones.

El Decreto no prohíbe fumar, pero sí limitar los efectos nocivos sobre quienes decidimos no hacerlo. Cada quien puede seguir fumando en su vivienda –conciente del perjuicio causado a quienes con él o ella la compartan- y en las calles –en lo que debiera ser una medida transitoria para garantizar la efectividad del ordenamiento-, limitando los efectos sobre los demás.

Estás líneas las escribo con profundo amor. Piénsenlo: otra vida más sana es posible.

oliver.reina@gmail.com


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Oliver Reina

Gerundiando: Haciendo, revolucionando, sintiendo, leyendo, escribiendo, escuchando, acompañando, conversando, CREANDO. Ah, y pichón de y que fotógrafo

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