La Virgen del Valle y su tesoro sin cuantificar

La historia sobre el caso es corta y cruel que a muchos nos parece insólito, pero cierto es que, la Patrona de Oriente como se le llama a esta virgen, posee un tesoro que le ha regalado el pueblo, ese que vive más de la fe con su carga de ignorancia que lo hace un fanático incansable en su breve peregrinaje por esta vida que se la juega a favor de sus creencias religiosas y se empacha de su honestidad en pagar promesas, llegado el momento en que sea preciso ofrecerlas antes, en busca de un favor, generalmente por algún miembro de la familia que se halle en dificultad, cualquiera motivo: salud, enfermedad, suerte, aspiración a algo, y son más los pescadores con sus tragedias en la mar que se involucran ante la posibilidad de llegar a puerto seguro –razón por la cual el que se salva de sus angustias- tiene de por sí un empeño que lo atormentará hasta tanto no vaya delante de su patrona a su santuario a cumplir con la palabra empeñada sin contrato y más si se trata de un milagro, los que año tras año siguen en ascenso y, todo lo que a bien le convenga al que en el rigor de lo por venir se inmiscuya buscando la clemencia como compasión ajena que es la de la Virgen del Valle que, pueda salvarlo a él o a los suyos de la mala situación de sus vidas y a cambio se empeña en cumplir la deuda contraída, lo más pronto posible, suceda lo que suceda, porque también los hay que exigen y ofrecen y después lo echan al olvido.

Hace como dos años que unos sujetos venidos de tierra firme con toda la buena intención de hacerse ricos a costa de una parte de los metales preciosos que ha acumulado la Virgen del Valle en algunos años, porque también una buena parte se va a Roma al Vaticano a engrosar las riquezas de la santa iglesia apostólica y romana como una contribución de los margariteños a su santidad, pero, lo que viene al caso es que, después de sustraer lo que fue posible, huyeron y fueron descubiertos en el mar rumbo a Chaco pata y al darse cuenta de ello, tiraron el botín en alguna parte de ese trayecto marítimo, lo que otros individuos, que se hallaban buceando en Cubagua, ¡oh, sorpresa!, se lo encontraron dos años después.

Milagro de la Virgen del Valle, para esos pobres pescadores que estaban tratando de ganarse la vida con el trabajo que realizaban, pero son tan buenotes que una vez que tenían en su poder el tesoro oculto que otros se habían robado y botado, salieron corriendo a entregárselo al cura de la iglesia que junto con el vicario encargado se frotaron las manos de regocijo y en alguna parte de su subconsciente ambos grabaron, la virgen nos lo regala y san Pedro no los bendice y gracias a dios que todavía existe gente buena más pendejos que vivos y los condecoraron con la consigna: ustedes –hijos míos- irán derechito al cielo, porque a otra parte no pueden por su inocencia y ambos se crucificaron con el clavo caliente de la frase: “lo que es del cura va para la iglesia” y los pescadores con el agua al cuello seguirán buscando lo que venga.

-¿Y usted amigo lector qué hubiera hecho? Sea razonable y piénselo un ratito con placidez de su entusiasmo sólo me resta comentarle que, ese tesoro es únicamente para disfrutarlo con la vista y quién sabe qué de cosas …, pero al pueblo no le da ningún provecho, ni para una vela siquiera. ¿Y, entonces?

¿No sería bueno que a ellos -los pescadores del tesoro- deberían mandarlos a Roma a conocer al papa a ver si les da una bequita en que puedan estudiar en una escuelita donde la iglesia forme santos?

 estebanrr2008@hotmail.com



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Esteban Rojas


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