Hasta cuándo, vamos a seguir aceptando los delitos cometidos por los Pranes farmacéuticos, o mejor dicho los delincuentes, los asesinos propietarios de farmacias a nivel nacional. Hasta cuando, vamos a seguir cometiendo errores que por partida doble lo pagan los de abajo o mejor dicho los más pendejos, la mayoría del pueblo venezolano. Hasta cuándo, vamos a estar sometido a las reglas de un mercado capitalista degenerado, salvaje, que cada día deteriora más la salud de los venezolanos. Estos delincuentes propietarios de farmacias aplican “Quien los mando a votar por Chávez” y que según ellos esto lo paga, los que cada vez menos tienen. En esa perspectiva el gobierno revolucionario debe deslastrarse de funcionario que no le paran bolas al pueblo, a estos funcionarios los propietarios de las farmacias, le callan la boca y la intensión, comprándolos con migajas. Es necesario que el pueblo venezolano, aplique medidas extrema contra estos dueños de farmacias, hasta el punto de EXPROPIARLOS, por, derecho del pueblo a tener buena salud, y de no querer seguir siendo robado por estos Pranes farmacéuticos. Urgentemente el pueblo venezolano necesita, medidas extremas que superen la especulación, y la mercantilización de la salud; de no ser así, seguiremos expuestos a la corrupción de funcionarios públicos y a los delitos cometidos por el cartel de los dueños de farmacias, delitos estos que se convierten en comportamiento festivo para los propietarios de farmacias.
Las graves denuncias de los últimos días sobre la especulación y la corruptela en la cadena de la venta de medicamentos cometidas por farmacias, que están generando una nueva oleada de indignación por parte de los venezolanos a nivel nacional; siempre nuestro comandante ha dicho que el poder es del pueblo, pero, de que poder hablamos, de que poder habla el presidente, si los funcionarios que les compete la situación, no le paran bolas al pueblo, y se venden por migajas. A nadie convence, el trabajo (ninguno) que se está haciendo para atacar esta especulación por parte de los Pranes de la Farmacias; no hay responsable alguno de esta especulación; y sigue la desprotección, del pueblo venezolano por parte de inescrupulosos funcionarios públicos; que resulta misión imposible obtenerlos por sus altos precios. A nadie tampoco convence la disculpa de unos inconsistentes fundamentos por los altos precios en los medicamentos, dados por empleados de estas farmacias para justificar lo injustificable, un incremento del 800 y hasta el 1500% en los precios de los medicamentos que los pagan siempre los que menos tienen; y que se convierte en un comportamiento infame y vergonzoso contra la salud de los venezolanos.
Aunque para amplios sectores de la opinión pública (burgueses, nuevos ricos, camaleones, funcionarios corruptos, chavistas más chavistas que Chávez, entre otros) estos hechos aparecen como casuales e inauditos, pero la realidad es otra, en donde es público, notorio y comunicacional, que bajo estos postulados se ha convertido el derecho a la salud en un negocio inalcanzable para el pueblo venezolano. Sabemos que el negocio de los medicamentos tiene a las grandes multinacionales de la industria farmacéutica, que imponen sus precios de monopolio y perpetúan sus privilegios al amparo de las necesidades del pueblo venezolano; pero, si sumamos al monopolio de las trasnacionales farmacéuticas, la irracionalidad de los Pranes de las farmacias, la negligencias y corrupción de algunos funcionarios públicos entre otras, la industria farmacéutica es hoy tan rentable como la industria militar norteamericana. Los carteles de las farmacias duplican y triplica el precio de los medicamentos al usuario, para aumentar sus ganancias no sin antes imponer toda una serie de trabas para el acceso a los medicamentos necesario e indispensable para mantener la salud del pueblo venezolano.
Los Pranes, delincuentes dueños de farmacias, aplicando la especulación roban al pueblo venezolano, como siempre sucede en una sociedad regida por el capital, toda necesidad del pueblo venezolano, estos delincuentes la convierten en mercancías, que desatan niveles de especulación. En nuestro caso, y más en medio de este exabrupto que vivimos con las farmacias a nivel nacional, no se justifica que el gobierno no blinde las necesidades del pueblo venezolano, con un Decreto de Congelación de Precios de medicamentos, que le permita al Pueblo aplicar un Control Social contra la especulación que más afecta al pueblo venezolano. El gobierno nacional no sólo se hizo el de la vista gorda en el caso de las medicinas, sino que bajo el emblema de la “confianza inversionista” decretó la libertad de los precios de los medicamentos, abonando el terreno para la especulación y la corrupción generalizada, que hoy deteriora la salud de los venezolanos.
Solo el pueblo salva al pueblo.
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