Corría
el año 1985, y en la UCV se habían efectuado las elecciones para integrar la
directiva de la Asociación de Profesores, cuando conocimos a Carmen Elena
Sánchez, electa como representante principal de la Facultad de Ingeniería. En
aquel momento de enfrentamientos político-gremiales, intensos pero muy
respetuosos, no imaginamos lo que iba a significar “la gorda” en nuestras vidas
universitarias, políticas y humanas. Durante meses trabajamos para obtener el
necesario consenso en la conformación de la directiva gremial, que los
estatutos originarios de la Asociación exigían. Este proceso, ideado por los
fundadores, obligaba a la unidad de los directivos en un propósito colectivo,
que era muy importante para la universidad y sus profesores-investigadores en
aquel momento de crisis financiera, académica y ética institucional.
La
fractura económica del país, luego de una década de bonanza rentista, llevaba 4
años y azotaba las funciones institucionales gravemente, a través de la
devaluación monetaria y la inflación desatada. Penuria financiera grave,
marcado menoscabo académico, insuficiencias salariales, deterioro de la planta
física, desabastecimiento de bibliotecas, laboratorios y aulas; deudas
laborales crecientes, reducción de la planta profesoral, afectación de todos
los programas de previsión social y bienestar estudiantil, peligro de quiebra
del IPP y de sus programas sociales, además de una partidización de la vida
universitaria en todos sus ámbitos, constituían el reto de la nueva dirigencia
gremial, en la que el liderazgo joven, preparado, progresista y honesto, había
logrado imponerse por voluntad de unas bases profesorales claramente golpeadas
por la crisis. Me tocó la satisfacción y el reto de presidir la nueva junta
directiva de la asociación y del IPP, con un equipo directivo único.
Carmen
Elena, inicialmente enfrentada a esta posibilidad, fue elegida Primera
Vicepresidente y, de allí en adelante, todos los integrantes de la Junta
Directiva constituimos un grupo monolítico en la acción, que no en la discusión
y los análisis, conducta que demostró ser totalmente correcta a través de las
exitosas movilizaciones, marchas, reuniones, documentos, paros y huelgas que
realizamos, en el enfrentamiento victorioso de la política de estrangulamiento
presupuestario del gobierno contra las universidades y de la actitud
complaciente y de resignación de las autoridades universitarias. En todas estas
acciones destacó Carmen Elena Sánchez, quien se hizo una experta en los
cálculos de las deudas gubernamentales con los profesores y universidades por
la aplicación de las Normas de Homologación.
Su
presencia resultó invalorable en la gerencia de la APUCV, en la administración del
IPP y en la construcción del seguro HCM de los profesores (SAMHOI), en el
funcionamiento del servicio médico-odontológico y en las políticas de la Caja
de Ahorros del IPP. Sus aportes en los muchos momentos conflictivos vividos se
caracterizaron por una profunda reflexión, que siempre buscaban un dominio
total de los distintos escenarios, como lo hace el mejor ajedrecista. Todos
esos años de compartir juntos fueron una gran escuela de luchas gremiales,
académicas y políticas, que nos hizo terminar hermanados para siempre.
Disfrutamos de su amistad, cariño, solidaridad y nobleza; fue sin duda ninguna
una gran luchadora, eficiente trabajadora, incansable, de honestidad a toda
prueba, siempre dispuesta al diálogo y al consenso, además de defensora intransigente
de nuestras instituciones gremiales y de previsión social, actitudes verticales
que generaron oposición e injustas agresiones por parte de la canalla ucevista.
Luego
de esos tres años, asumió la Presidencia de la APUCV y del IPP, para más tarde
entregarla a Carlos Viso, también miembro del equipo exitoso que trabajó y
luchó durante todos esos años. En ese momento, requerí como Rector su ayuda como
Sub-directora de la Dirección de Recursos Humanos, donde se desempeñó con la
misma eficiencia de siempre. Su dolorosa muerte significa una gran pérdida para
la UCV, la APUCV y el IPP, pues se produce en tiempos de un grave deterioro
universitario y serias amenazas a las conquistas de previsión social del
profesorado.
Hasta
siempre querida compañera ucevista. Sigues viva en nuestro pensamiento y a
nuestro lado en la lucha que una vez juntos asumimos.
La
Razón, pp A-3, 26-6-2011, Caracas