Toda la oposición y
USA desesperadas por sacar a Hugo Chávez del camino político, ha
como dé lugar –muerto mejor–, ligaba lo peor y, para destacar la
ausencia de poder de Chávez, desde un primer instante pedían que tomara
la presidencia Elías Jaua.
Todavía opinan que la
información sobre su salud tardaba y esos pendejos no analizan la magnitud
de la enfermedad, con tiempos de diagnósticos y de tratamientos que
se requieren antes de explicar qué padece el Presidente.
El torrente de saludos
en estas páginas virtuales pareciera expresar, sobre todo, un poco
de lástima, aunque Chávez no es un hombre para lástimas, sí de solidaridades
que es en realidad el fondo de los mensajes.
Lo que sí me permito
exponer, tal vez duro para algunos, es una teoría mía, basada en hechos
religiosos, y lo he comprobado en casos de personas, familiares inclusive
que les ha ocurrido, y cuando lo refería a Chávez mi esposa
me dijo que siempre me lo ha oído, y es que Dios, en muchos casos,
frena un poco cualquier euforia que desboca a algunas personas, en distintos
niveles.
Me explico, y no mencionaré
los otros que sostienen mi tesis espiritual, el presidente con un espíritu
de luchas incontenible, con una fortaleza en el alma, le dio rienda
suelta a sus deseos de cambiar la triste situación humana de Venezuela
y gracias a su enérgico verbo de proyectarse a los pueblos del mundo,
y en los últimos años montado en la corriente olvidada del Socialismo.
Ha sido un despertar
para el mundo de los pobres, de los pueblos imperializados, ahora esperanzados,
con unos defensores en la izquierda que estaban adormecidos por ellos
mismos y por falta de liderazgos, y que desde los inicios de Chávez,
que pocos políticos internacionales aceptaban –hablo de Lula, de
Kirchner, y hasta el mismo Fidel que lo observaba y lo estudiaba–,
y que fue calando con sus criterios dentro de su simpatía, su lengua
libre –que impactaba y generaba risas– potenciada con su gran dosis
de inteligencia que raya en la sabiduría social basado en sentimientos
auténticos.
Lo manejó con tal destreza
que se fue haciendo tan carismático que es bien reconocido hasta en
China, por mencionar distancias (antípodas) y culturas (milenarias),
aún sus errores, además de los que amplifican hasta las mismas izquierdas.
Por cierto que no las he visto pronunciarse por la enfermedad de Chávez,
menos con la misma vehemencia que con los casos de los extraditados
a Colombia.
Ahora bien, toda esa
imagen mundialista le fue inyectando una especie de prepotencia que
alimentaba un creciente egocentrismo, porque sin dudas es un hombre
de pensamiento, generador continuamente de ideas positivas, de impulsividad,
creativo, más allá de sus colaboradores y vecinos y que lo hacía
desprenderse de todos.
Y, ¡tas!, la acción
divina le indica que tiene que nivelarse, que debe reflexionar y ahí
está, en la Habana, sacudido en su inmortalidad, su brillante discurso
salido de lo profundo de su ser, como lo dijo, mostró los leñazos
que su ego ha recibido (cuando el alzamiento, el golpe 2001, la fuerte
enfermedad)
Tendremos un Chávez
totalmente mejorado en conciencia y para la acción. Tendremos un mejor
revolucionario. ¡Viva Chávez!
Bien. Copio textualmente
de Wikipedia: “Los oligarcas dueños de propiedades, de tierras o
de grandes acumulaciones de dinero, son poseedores de fuerza en la dirección
política gracias a sus fuertes influencias económicas. Poseen estándares
éticos posiblemente dudosos, con diversos medios de legitimación,
que tienen como piso el poder acumulado y el símbolo histórico que
haya significado la sucesión que les dio fuerza. La oligarquía es
un grupo minoritario de personas, pertenecientes a una misma clase social,
generalmente con gran poder e influencia, que dirige y controla una
colectividad”
Ahí les dejo eso.
Y ése es el escualidismo mayor que late como un monstruo en nuestras
entrañas y que por no perder todos sus excesivos privilegios –sin
importarle un carajo las clases populares– quiere a toda costa sacar
a Chávez, y a todos nosotros, para seguir haciendo de nuestra Venezuela
un país sin soberanía, lejos de ser una patria, por ello todos son
apátridas.
Como estamos celebrando
una magna fecha venezolana, coincidente con otros países hermanos,
recordemos que al Libertador (Simón Bolívar por antonomasia), se le
hizo súper cuesta arriba la revolución independentista por las oligarquías
de Venezuela, Nueva Granada, y en especial por la peruana y su virreinato
Y por la burocracia eclesiástica. Como ahora a Chávez.
Ah, desde Argentina un amiga nos envió un comentario del comportamiento oligárquico allá cuando Eva Perón, y para que entendamos la hipocresía de cualquier escuálido que se lamente de la salud de Chávez, que en cuanto se supo de la enfermedad de Evita aparecieron murales con “Viva el cáncer”. Son una mierda.
Caramba, camarada, disculpa
lo extenso, pero no hay forma de poder expresarnos una vez a la semana.
Te invito a leer lo que sigue, si es que tienes tiempo, sobre lo que
no conocemos bien, con excepciones, en especial de que fuimos independientes
por la Batalla de Carabobo. Ya es bien conocido algo con lo que algunos
pocos asombrábamos a nuestros incrédulos interlocutores, que el 5
de Julio no se firmó el Acta de la Independencia y que uno de sus redactores,
Francisco Isnardi era italiano de Turín (1750) vivió en Margarita,
hasta actuó como cirujano y una vez en Caracas colaboró con Andrés
Bello.
¿De acuerdo con la lectura
extensa? Aquí voy.
La mencionada batalla,
Junio de 1824, magistralmente concebida por el Libertador dentro de
la llamada campaña de Carabobo –ya había ganado una primera batalla
de Carabobo, mayo de 1814–, logró desmembrar al ejército realista.
Unos muertos, otros prisioneros, otros a la desbandada, pero casi 1.300
españoles –de los 4.300– se replegaron ordenadamente a Puerto Cabello
al mando del general de La Torre. La mayoría del batallón primero
del Valencey, del bravo coronel Tomás García: también iba el general
Tomás Morales
Estos indudablemente
vigorosos guerreros realistas hostigaron a los nuestros, los republicanos,
por 25 meses.
En Puerto Cabello, donde
La Torre ejercía la autoridad del Rey, lograron reunir 4.000 soldados
–casi la misma cantidad para la batalla de Carabobo–, y una junta
de Guerra acordó un plan de Operaciones que incluía auxiliar a Cumaná.
A todas estas La Guaira
que seguía en manos realistas, coronel Pereira, capitularon un mes
después, en julio.
Cumaná defendida
por el Cnel. Caturla con el asedio patriótico y dos intimaciones de
rendición por espacio de 6 años, no pudo ser auxiliada y ante la constancia
del arrecho oriental general Francisco Bermúdez, se rindió el 16 de
Octubre y éste les concedió una generosa capitulación.
El plan operativo realista
incluía auxiliar a Coro, que luego de unos combates cayó en manos
republicanas, hasta que el Gral. La torre envió a 1.200 hombres y la
rindió, por lo que la provincia de Coro era nuevamente relista en enero
de 1822.
El plan realista incluía
operaciones en los llanos y atacar a Valencia.
En el llano, como decimos
en criollo, pelaron y el amago a Valencia, en agosto, fue sin éxito.
La Torre, cuando victorioso
regresó a Puerto Cabello, encomendó al general Morales reforzar
a Coro y zarpó del puerto con un total de 3.400 hombres. El general
Soublette, los combatió con tres ofensivas y aunque no fueron
decisivas vapulearon a Morales que se retiró a Puerto Cabello, llamado
por La Torre para sustituirlo.
Los republicanos interpretaron
esta retirada como que atacarían el centro del país, con lo que de
nuevo se pondría la República en peligro y se ordenó reforzarlo.
Trasladaron tropas desde Maracaibo, gobernada por el almirante Lino
de Clemente, dejándola desguarnecida. Morales, audaz y conocedor, zarpó
con 14 naves y 1.200 hombres, y después de dos combates (Hato de Zuleta
y Salina Rica) ocupó Maracaibo el 7 de setiembre, ejerciendo un mando
despótico. Desde ahí operaba libre, con el mar abierto.
Morales estimaba la zona
de Maracaibo como excepcional para la reorganización de las fuerzas
derrotadas en Carabobo y como centro para una contraofensiva, siempre
y cuando mantuviera el control del Lago.
Esta peligrosa situación
amenazaba la independencia y dificultaba la campaña de Bolívar al
Sur.
A todas estas unas embarcaciones
nuestras, corbetas Carabobo y María Francisca, bloqueaban a Puerto
Cabello.
Los jefes republicanos
organizaron un tremendo ejército. Realizaron 5 operaciones. El Gral.
Mariano Montilla, Comandante en Jefe del Ejército de Operaciones contra
el Zulia, coordinó con el Gral. Manrique, las acciones en tierra y
con el neogranadino Gral. Padilla (luego traidor a Bolívar) la operación
marina. De paso estos dos no se llevaban muy bien.
Montilla decretó
el bloqueo de las costas del Golfo de Venezuela, 15 de enero de 1823,
entorpeciendo el suministro a Morales desde Curazao y otras islas. El
carácter de la guerra pasó de terrestre a marina y se pensó en una
batalla decisiva. Y así como los nuestros recibieron refuerzos desde
Cartagena, los realistas los recibieron de Cuba y Puerto Rico que en
mayo capturaron las que bloqueaban a Puerto Cabello.
Tranquilos, camaradas,
no relataré todo pero fueron 71 días que permaneció la escuadra de
Padilla en el Lago, con movimientos, combates navales barcos a barcos,
contra la fortaleza e San Carlos. Hasta una intimación de redención
recibió del Gral. Laborde –no de acuerdo con la estrategia de Morales
ya que prefería dominar Puerto Cabello– cuando el 14 de julio recaló
en San Carlos.
Finalmente, luego
de unos interesantes combates, se logró la batalla final el 24 de julio
de 1823, (como para festejarle el natalicio al Libertador). Muy lejos
del 21 de junio de 1821 cuando la Batalla de Carabobo.
No crean que concluí, beben un poco de agua, orinen y regresen, no mentira, es un pequeño detalle: quedaba Puerto Cabello, con varias fortificaciones bien defendidas de varios ataques, es más desde setiembre de 1823 habían participado 3 generales en jefe, Santiago Mariño, Jose Francisco Bermúdez y José Antonio Páez.
Finalmente, con una acción
conjunta donde participó el teniente coronel Abreu de Lima –el mismo
que comenzamos a conocer gracias a nombrarlo Chávez varias veces como
reconocimiento a la participación brasileña–, y con una determinación
del zamarro Páez de un ataque por sorpresa desde el agua, entre los
manglares, y 200 hombres desnudos con cuchillos, dirigidos por Farfán,
se entregó el Brigadier Calzada a Páez y a Bermúdez.
Sin embargo, por 2 días
siguió defendiéndose el castillo con 362 realistas, que bajo las órdenes
del Cnel. Carrera y Colina bombardeaba la ciudad y se rindió. Por la
proporción al número de muertos es considerada la acción más cruenta
de nuestra independencia.
Con esta acción se culminó,
por fin, la independencia de Venezuela y fue un éxito para Páez que
lo proyectó ya que la opinión internacional estaba pendiente
de esta acción.
Uf, camaradas, por fin
concluí y ruego, nuevamente, que me disculpen, pero… pero tenía
que hacerlo. Un abrazo revolucionario recordando que no podemos recostarnos
muchote de lo éxitos de nuestros revolucionarios del pasado porque,
como dice Chávez, estamos en las luchas por la verdadera independencia
de Venezuela y de Latinoamérica.
¡Que se recupere y viva Chávez!
edopasev@hotmail.com