Dos premisas sobresalen
de esta realidad, la primera es que la “Mesa de la Unidad Democrática”
tiene muchas patas pero una sólo tabla donde apoyarse, esa tabla es
Chávez, y que sin él las patas de la mesa no tienen ninguna conexión,
por ello deja de ser una mesa para convertirse en unas patas que no
soportan nada.
Esta primera premisa
evidencia varias cosas que hemos venido diciendo ya hace un tiempo:
al antichavismo sólo lo une Chávez, no tiene proyecto de país ni
causa común y la circunstancia de su existencia es meramente electoral.
Esto desdibuja lo que algunos han asumido como una alternativa de país
y muestra las costuras de una suma de partidos hiperminoritarios tratando
de hacer una gran minoría.
Ya hemos observado
algunas reacciones de precandidatos opositores en este sentido exigiendo
el regreso del Presidente Chávez ya que ellos se han entrenado sólo
para combatirlo a él, reconociendo que son incapaces de enarbolar siquiera
una propuesta cónsona con algún ideal o algún plan que represente
algo concreto para la construcción de un nuevo país.
Tanto precandidatos
viejos y eternos, como los nuevos pero con discurso viejo y agotado
yacen en la honda preocupación, preguntándose ¿y ahora que haremos
sin Chávez? Sumergidos en un estado postnarcótico y de síndrome de
abstinencia que exige poner a sus más sesudos analistas a elaborar
escenarios, proyecciones y nuevas encuestas que les permitan esclarecer
lo que el resto del país ya sabe: La oposición sin Chávez es nada,
es un espejismo, una ilusión que se desvanece en un supuesto, en el
supuesto de que Chávez no podrá participar en la próximas elecciones.
Una segunda premisa
parte exactamente de esto último; un supuesto, una incertidumbre y
el deseo de algunos de que Chávez no participará en el 2012 como
candidato, minimizando lo que significa Chávez para el proceso revolucionario
y para la historia contemporánea venezolana.
En lo personal no manejo
información fidedigna que me permita ratificar si él será o
no el candidato más allá de los buenos deseos de los voceros oficiales,
pero de lo que estoy seguro es que eso dependerá de la evolución médica
y en mucho de la voluntad y la constancia del mismo Presidente Chávez.
De lo que sí estoy absolutamente convencido es de la trascendencia
en vida del pensamiento y la acción de Chávez. Pensar que una ausencia
temporal, parcial o definitiva de Hugo Rafael Chávez Frías será obstáculo
conclusivo para la desaparición del chavismo es un gran error que ya
la oposición maneja como cierto.
Chávez vivo, como
está (y esperamos que lo siga estando por muchos años), ha trascendido
a si mismo como un referente para el despertar de los pueblos, en cuanto
a la lucha antiimperialista y para el sueño de que un mundo mejor es
posible, en socialismo. Antes de Chávez nadie hablaba de socialismo
en el mundo (salvo algunas excepciones) y hoy es un tema obligado para
reflexionar sobre el futuro de la humanidad, incluso para quienes no
les gusta o adversan ideológicamente, obligándolos a revisar esos
libros que se consideraban pasados de moda, viejos o absurdos, impulsando
un nuevo espacio de creación de escritos y proyectos con poderosas
reflexiones y acciones que recorren al mundo asustando al capitalismo
y al imperialismo.
La enfermedad de Chávez lo que si nos lleva, más allá del deseo de su pronta mejoría, es a reflexionar que así como para la oposición es indispensable, para el proceso revolucionario es imprescindible, pero siendo él el principio de todo no puede ni debe convertirse en el final de una lucha. Seguirá siendo Chávez el motivo, el empuje, el motor de un país que decidió cambiar, y ese es el reto del PSUV y del Polo Patriótico que aún es un deseo que ahora más que nunca se convierte en la esperanza de constitución del espacio de dirección colectiva que tanto necesita la revolución bolivariana y socialista venezolana.
nicmerevans@gmail.com