Este 5 de julio se conmemoran doscientos (200) años de la Proclamación de la Independencia de Venezuela. Normalmente este proceso ha sido presentado como el producto de la ilustración revolucionaria de un grupo de blancos criollos, que “comprendieron” el significado del proceso de transformación en los inicios del siglo XIX. No puede perderse de vista el hecho que corresponde a una dinámica de maduración de las muy contradictorias condiciones de la sociedad colonial hispana, en cuyo seno convivían blancos (minoría), negros, mulatos, pardos, indígenas (que constituyeron la mayoría de la población).
Ya desde 1808, los sectores privilegiados de los blancos criollos venían articulándose para alcanzar – y consolidar- posiciones de poder. Su condición – y calidad- de blancos generaba o posibilitaba acceso a esas responsabilidades administrativas en la estructura colonial. Sin embargo, al no ser mayoritarios desde el punto de vista numérico, las posibilidades de mantener esas situaciones de privilegio en forma permanente se hicieron esquivos. La denominada conspiración de los mantuanos de 1808, en donde participaron entre otros Martín Tovar Ponte, Mariano Montilla y José Félix Ribas entre otros, buscaba posicionar a estos sectores ante la crisis de legitimidad producto de la abdicación de Bayona. La lección fue aprendida pronto por los mantuanos, en su necesidad de incorporar a otros sectores sociales con el objeto de lograr sus fines políticos. Este aprendizaje quedaría demostrado en los sucesos del 19 de abril de 1810, en donde la nueva conjura de los blancos fue posible por la participación de las milicias de pardos, encabezadas por los capitanes Pedro Arévalo y Carlos Sánchez, quienes fueron co- responsables de la detención del Capitán General Vicente Emparan y el desarrollo exitoso del golpe de estado contra la autoridad hispano-francesa.
La estructura elitesca de los mantuanos, no comprendía en su totalidad el sentido de la lucha insurgente que era planteada en los años iníciales del siglo XIX. No podían entenderlo a cabalidad, pues con excepción de Bolívar, Miranda y algunos otros de esos sectores, su interés primordial eran sustituir en las situaciones de poder a los blancos hispanos. El debate era sobre dos tendencias: una, que terminaría imponiéndose, que buscaba mantener las situaciones de exclusión social y otra, con Bolívar a la cabeza, influenciado por el pensamiento de Miranda, que sostenía un proceso revolucionario continental. El proceso que conduce al 05 de julio de 1811, se inicia a finales de 1810 con la aprobación del Reglamento Electoral para conformar el Congreso Constituyente. Ese reglamento sería redactado por Juan Germán Roscio y permitiría la estructuración del Congreso responsable de la Constitución de 1811.
Los sucesos del 05 de julio vienen precedidos de un intenso debate entre los sectores representados en el mantuanaje criollo, que habían tomado para sí las riendas del proceso revolucionario. Las contradicciones entre quienes sostenía un viraje revolucionario, que facilitará la incorporación de amplios sectores sociales y aquellos que sostenían la exclusión y segregación, caracterizaría el período 1811-1814. Las ideas de inclusión social, reconocimiento de derechos e incorporación étnica de amplios sectores sociales, pasó a constituirse en una bandera ideológica interesante en esos años iniciales del siglo XIX.
El debate se centraba sobre tres elementos conceptuales, que aún hoy conservan vigencia: 1) la participación social, 2) la igualdad política y cultural y 3) el acceso a formas de propiedad. En ese siglo XIX este debate se daba en un contexto de segregación y castas excluyentes: los mantuanos habían mantenido privilegios, enfrentándose con la estructura hispana, ganándose el odio y el resentimiento de los demás sectores sociales. Ello nos explica las razones de la pérdida de la 1era y 2da República (1812-1814). E el siglo XXI ese debate lo damos en un proceso de reconocimiento e inclusión, que ha permitido introducir reformas jurídicas importantes que se han reflejado en la incorporación al sistema educativo, al sistema de salud pública de sectores que anteriormente estaban obligados a fallecer de mengua. La inversión social, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se ha elevado pasando a ser casi un 18%.
La Independencia que celebramos este 05 de julio, estará siendo reafirmada por sectores sociales, por el pueblo como entidad no contemplativa, por colectivos sociales movilizados y organizados para construir una relación política, entendida como voluntad de vivir. La estructura de poder político se asume como una relación mandar-obedeciendo, que significa que los que tienen responsabilidades administrativas deben entender que su autorictas deriva no de su propio parecer, sino de la voluntad de cumplir con el mandato imperativo surgido de la decisión de eso colectivos organizados. La independencia hoy, no tiene solamente u componente político y geoestratégico. La Independencia hoy tiene un componente de supervivencia: el sistema tardo-capitalista pone en riesgo la existencia de la condición humana misma, por ello nuestro nuevo reto es la pervivencia de la condición humana, mediante un uso más racional de nuestro mundo y sus recursos. La nueva Independencia es asumida como posibilidad de supervivencia y ello nos compromete a todos.
Dr.
Historiador
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