No asistió al entierro de CAP, para que después no lo fueran a llamar carga muerto y, razones tendrá –recuérdese que a Domingo Alberto Rangel, le decían jorunga muerto- y, él como secretario general de AD no es segundón de nadie y además, odia los malos epítetos y más si vienen de los chavistas que lo cargan a monte y hasta lo imitan, pero, eso es lo de menos, ya que él es de carácter peliagudo que desarrolla su placidez relámpago sobre los lechuguinos de la oposición y jamás se va a prestar a recibir órdenes de jefes de medios ni de empresarios y de fuera menos.
Por tal motivo alzó su voz de barítono afectuoso y, sin menoscabo cantó bien claro una aria reforzada de delirio intransitable que, recorrió en minutos espacios fríos que inmediatamente le cerraron las puertas de enlace de la complacencia a la que entraba operativo a descuartizar enemigos y, el castigo llegó preciso y con la coletilla: fuera ese cacho que pronto ha de morir como mueren los ilusos y, su partido y él no suman, sino restan.
Alguien en el otro lado de la acera que oyó el discurso de Ramos Allup, en una radio imprevista, pensó: y “si Adelita se fuera con otro”. Lo contrario se le encaramó en la planicie de su mente a Julio Borges: Adelita ya esa no es la gallina de los huevos de oro, se le acabó la pollarina del embuche y han quedado de comodín.
Lo cierto es que a Ramos Allup, se le ve solitario con los alerones de la alegría caídos y se la juró al matacuras de dejarlo con las ganas de esperar que él en persona lo llame para pedirle audiencia y con la congoja en el suelo se dijo, mi conciencia está empeñada, pero mi presencia no, lo que no me responsabiliza a meter la pata y, si ellos me quieren ver que vengan a mí, pero que quede claro que animal que se devuelve se desnuca y los petimetres de Primero Justicia como carabineros de la oligarquía no me entretienen el odio que les tengo.
Por todas las anteriores, Morel Rodríguez, le envió a Ramos Allup, una carta llena en su contenido de metáforas envueltas en parábolas goteantes y, sin disimulo le puso la isla de Margarita a sus pies y que cuando quisiera venir: ahogar sus penas en agua salada, todas las playas lo acogerían en plenitud y que el malecón de Pampatar era todo suyo. No así la laguna de La Restinga que esa es el paseo obligado de los enamorados y matrimonios en luna de miel y lo de él era un mal momento de politiquero curtido y que un corocoro vergatario con un consomé siete potencias “rompe colchón” o “mata la suegra” en “el rancho de la China” destrozaría el estrés pertinente que cargas encima y le haría bien al meollo de su desilusión y sin rencor, le aconsejaba, piénsalo compañero y hermano y quién quita que te lleves un sombrero sanjuanero mata pava que bastante falta te hace –le recomendó. Y finalizaba su misiva con un pensamiento lleno de privacidad absoluta: “Henry Lisandro ni un paso atrás que la victoria es nuestra”.
Se dice que la oposición venezolana de la MUD está en declive desde que, Ramos Allup, estremeció la mesa y con pertinaz elocuencia los mandó al carajo en el frescor de una tarde y sin distracción se las gritó bien claras: “bájense de esa nube y no se vistan que sin AD no van para el baile” y soltó una carcajada que llegó a Miami.
Quien está sumamente molesto con la planificada ofensiva de Ramos Allup, es Antonio Ledezma, que sin contemplación opositora aconsejó que la MUD, debiera pasarlo al tribunal de los descarriados o de una vez incluirlo en el sindicato de los políticos ofensivos que deben pasar al olvido y repartirse las inquietudes que quedan.
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