Estados Unidos, desea insertarse en el panorama latino de nuevo, pero, debe revisar sus convenios con la República China, en el sentido de lograr un negocio lucrativo que ahonde hacia los productores más sotisficados y se logre atraer tecnología de punta, teniendo presente la materia prima. La región sureña no desea por su parte seguir siendo afectada por unos inversionistas que solo desean reconocer algunos derechos e intereses personales. Los presidentes del Continente Sureño han de fijarse en el extremismo político de Europa y la lucha por el racismo y su limpieza, que, siempre se tiene como referencia a Estados Unidos. Lo interesante, es que después de la caída del muro de Berlín, hay comentarios aludidos a las cámaras de demócratas y republicanos norteamericanos, pero, nadie desea acercarse a la nueva filosofía del siglo XXI...
Los discursos, constituyen un rechazo abierto por el multiculturalismo, donde la extrema derecha desea reconquistar algunos territorios e imponiendo leyes afectadoras en la legislación de mercaderías, que por efectos de la globalización causan verdaderos estragos con su apariencia humanista, deteniendo la identidad del pueblo, su soberanía e independencia. Este movimiento tradicional y conocido como fascista busca asociarse con el pueblo para hacerle una propuesta de antaño y atacar fuertemente los procesos centrales e irrumpir en los parlamentos para montar su campaña sucia y mostrarnos que los mulsumanes son los originarios de cualquier tragedia mundial, solo con el deseo de imponer un nuevo estilo gurnamental.
El peligro estriba en que un electorado activado por la dirigencia popular pueda crear desconfianza en el electorado. Activarse es convertirse protagonista de un nuevo escenario político, dando pie a escena de proselitismo, donde las decisiones deben ser compartidas y, donde los partidos políticos no suman un 52 por ciento de su liderazgo. A esto, viene sumándose la situación de inseguridad que vive el país, ahora con el problema del cuerno del África y Libia. Ellos, buscan romper con las fuerzas del electorado en Europa y asumir su control para liderar el parlamento. En este sentido, viene apoyándose en una nueva concepción religiosa que preconiza una libertad de religión para los alumnos, desde su área escolar.
Si vemos las televisoras internacionales y locales, deducimos un nuevo modelo de orador, donde al describir su estereotipo, todos son antimulsumanes y euroescepticos. Es la nueva imagen del orador de derecha y, que busca romper con la imagen del socialdemócrata liberal y moderado de una de las ciudades del norte, vienen predicando un mejor y mayor nivel de vida. Sus organizaciones políticas manejan un discurso populista y tienen una cercanía y buen trato con la gente pobre, tratan de desmontar la economía de ajustes y recortes de los gobiernos progresistas en el mundo y quienes tienen en su haber la gesta libertadora.
La derecha viene echando sus raíces en Latinoamérica y, sus teorías la hacen aceptables, como sucedido recientemente en Buenos Aires, donde Cristina Skinner perdió un bastión fundamental para su futura proclamación. Pero, lo más increíble es que la fuerza partidista hacia la derecha es presentada por los dirigentes socialistas, quienes obvian al electorado y facilitan el camino para un nuevo lobby de presión social. Sin duda, la derecha venezolana esta aprovechando una crisis de valores, que, se remonta a los mastodontes administrativos que rigen al Estado, permitiéndoles mayor corrupción.
El hecho es que, los partidos políticos deben recrearse y abrir las posibilidades de un nuevo replanteamiento sociopolítico para lograr un camino viable para el desarrollo del Estado a través de un sector productivo bien conformado y, no darle paso al desarrollismo burgués. La política de coaliciones no es fácil, porque, se muestran las divergencias para armarlas y dificultades para mantenerla, todo depende del internes de sus integrantes y que rumbo tomar.
En Venezuela, la oposición luce muy dividida y no refleja un planteamiento hacia el problema de la crisis mundial del dólar, la inflación y el deterioro social, a pesar de los intensos programas aplicados para disminuir los índices. Es difícil atacar al presidente Chávez éticamente. La MUD, no tiene capacidad, ni autoridad para hacerlo, mientras, Adán Chávez, representante del ala radical, asume junto a sus técnicos una visualización para reorientar los prismas del Estado. Las propuestas de cada partido, debe ser escuchada para construir nuevos pilares económicos y, lograr al mismo tiempo que la democracia logre su desarrollo y defina, sin excepción, los principios plasmados por nuestros libertadores y el Che Guevara en el reconocimiento de la unidad en el poder.
Ahora, resulta que Jean Marie Le Pen, el italiano Umberto Bossi y el austriaco Georg Haider, fallecido, han venido generando un atractivo programa especial en los votantes europeos, a lo largo de esta década. La gran paradoja, es que ellos han tenido la sabiduría para captar a los sectores de la clase media, a un importante segmento del electorado popular y obrero, bastiones de la vieja izquierda, pero, que han tomado recelos de continuar por el manejo de las gobernaciones y alcaldías por parte de personeros socialistas.
Al igual que la MUD, se dicen representar a los sectores populares, olvidando el pasado y buscan educar a sus hijos bajo sus convicciones. No trato de hablar del movimiento opositor, deseamos saber quien es su candidato presidencia, febrero ya es tarde y la mayoría están en el pasado, necesitamos modernizar al Estado en toda su amplia gama.
Por otro lado, los legisladores republicanos en Estados Unidos han lanzado una ofensiva para lograr que millones de inmigrantes indocumentados se vayan de este país, con un proyecto de ley que alimenta el desempleo y traería condiciones nefastas y, los latinos son los que hacen el trabajo fuerte. Lo que indica un 2012 lleno de afirmaciones apriorísticas.
Necesitamos una Asamblea Nacional dinamizada, que conlleve un trabajo mancomunado con alcaldías y gobernaciones para lograr una Venezuela creciente y un Sur fortalecido bajo la luz de la espada libertadora de Simón Bolívar