Sin embargo, en
estas actividades especulativas no todo es color de rosas, porque el
negocio no deja de tener sus riesgos. Esto es, que así como se puede
ganar, debido a errores de cálculos acerca del comportamiento de las
actividades económicas y a otros imponderables, también se puede perder.
Y esto es lo que ha sucedido no sólo en Venezuela sino también en
muchas otras partes del mundo. Uno de los casos más famosos fue el
ocurrido en 1929 en los Estados Unidos durante el llamado “Martes
Negro”, cuando inmensas fortunas se evaporaron en un abrir y cerrar
de ojos.
En ese aciago
día, cientos de miles de acciones que habían sido adquiridas digamos,
por ejemplo, por mil dólares la unidad, llegaron a cotizarse a cien
o menos dólares. Por lo que poderosos magnates, dueños de gigantescas
fortunas, de repente se encontraron en la más completa y absoluta carraplana.
Razón por la cual muchos de ellos, no pudiendo encontrarle otra
salida a sus dificultades financieras, optaron por pegarse un tiro en
la cabeza o lanzarse al vacío desde sus elevado e imponentes rascacielos.
En cuanto a nuestro
país se refiere, a causa de los funestos sucesos protagonizados por
los enemigos internos del país durante todo el 2002 y comienzos del
2003, ocurrió también, aunque en menor escala, por supuesto,otro Martes
Negro. En efecto, los poseedores de miles de acciones, observando el
dantesco espectáculo de una industria petrolera totalmente paralizada
y con su cerebro informático total y completamente destruido; observando,
además, la quiebra masiva de empresas y la consiguiente pérdida de
un considerable número de puestos de trabajo, pensaron, como lo hubiera
hecho cualquier persona medianamente sensata, que la economía venezolana
jamás se lograría recuperar de aquella colosal devastación, empezaron
a vender sus acciones por lo que les dieran. Sólo que quienes tenían
algún dinero depositado en los bancos los estaba retirando de esas
instituciones, no para adquirir acciones en la bolsa, sino para la compra
de la moneda norteamericana. Ante una alarmante situación como esta,
que amenazaba seriamente las reservas de divisas, el gobierno, aunque
un poco tardíamente, según mi neófita opinión, tomó la sabia decisión
de establecer el control de cambio. Y digo la sabia decisión, porque
los que sólo piensan en sus mezquinos y despreciables intereses hubieran
agotado esas reservas, dejando al país sin la posibilidad de importar
absolutamente nada, ni siquiera los alimentos.
Como consecuencia
de todo este espeluznante desbarajuste, hoy se habla de las pérdidas
por parte del estado de unos 12 mil a 15 mil millones de dólares. Sin
embargo, si se toman en cuenta las pérdidas de los numerosos empresarios
arruinados y las provocadas por el estrepitoso desplome de las acciones,
las pérdidas reales son francamente incalculables. Cómo sería el
daño causado a nuestro proceso económico, que el crecimiento del Producto
Interno Bruto (PIB) para el primer trimestre del 2003, fue de menos
-27 por ciento, es decir, un crecimiento negativo muy por debajo de
cero. Sin embargo, gracias a la sabia, repito, política económica
implementadas por las autoridades y al esfuerzo heroico de miles de
venezolanos, la recuperación ha sido de tal magnitud, que ya en el
primer trimestre del año pasado el PIB registró un fabuloso crecimiento
positivo del orden del 29 por ciento, que este año será sin duda el
más alto de todo el universo, de este y del otro mundo. Lo que ha permitido
que las acciones bursátiles, cuyas cotizaciones habían llegado prácticamente
a cero, en este momento hayan alcanzado un precio record por acción.
Hecho que ha llenado de perplejidad y asombro a muchos expertos de otros
países.
Depende ahora
del propio gobierno, mediante un acertado manejo del gasto y el adecuado
tratamiento de los conflictos internos, que esa hazaña no sólo se
consolide sino que además se incremente.
Nota:
tan pronto en la madrugada del sábado nos enteramos de la “noticia”,
les envié algunos correos a varios amigos nuestros. Acostumbro muy
poco hacer esto, pero lo ocurrido con la rebaja de la calificación
de la deuda de los Estados Unidos me pareció de tan trascendental importancia
para los países del área del dólar, como nosotros, que me pareció
necesario hacerlo. La gente debe tomar conciencia de lo que ha ocurrido,
pues ello nos puede afectar muy severamente.
Sábado 2 am.
“Satandard & Poor’s –dice el despacho- rebajó la calificación
de la deuda de EE.UU. por primera vez en la historia, al pasarla de
AAA, la máxima posible, a AA+”. Pero eso no es todo, porque la agencia
también indicó que las perspectivas a largo plazo serán aun más
negativas. Entre las implicaciones que esta medida de la calificadora
de riesgo puede tener está, por una parte, que la decisión del Congreso
de elevar el techo de la deuda resulte inútil, puesto que al gobierno
le va a resultar sumamente difícil encontrar quien le preste y, por
la otra, los préstamos que de todos modos logre conseguir, lo tendrá
que pagar más caro de los habitual, es decir, a unos intereses todavía
mayores de los actuales.
Este hecho representa
un gran peligro para nuestro país, por cuanto la deuda soberana contraída
por Venezuela, que en estos momentos alcanza a más 125 mil millones
de dólares, se podría ver incrementada, por cuanto la misma ha sido
contraída con intereses variables, lo que significa que al aumentar
las tasas de interés se incrementará también la deuda.
Álvarez
Paz ha sido un sujeto que toda su vida la ha pasado vilipendiando, mintiendo,
difamando y calumniando, es decir, utilizando contra las personas y
movimientos políticos contrarios a su ideología y prácticas fascistas,
toda la vileza que su insalubre alma de enano es capaz de albergar.
En este sentido, su venenosa lengua bífida jamás ha estado un solo
momento de reposo. Y menos cuando sus infames fechorías las podía
cometer impunemente, es decir, sobreseguro y sin ninguna clase
riesgos, pues contaba con la protección de unos medios tan miserables
como él. Pero ahora, cuando la situación ha cambiado y las indefensas
víctimas de antes no sólo se pueden defender sino que además pueden
poner en evidencia su ruin y despreciable personalidad, entonces, cobarde
como es, chilla como una damisela en trance de ser violada. Olvida,
porque carece de todo rasgo de nobleza, que verdugo no pide clemencia.
Y en cuanto a los de la mesa de alacranes –me hubiera gustado más
“de escorpiones-sean quienes sean los felicito efusivamente, por cuanto
permiten desenmascarar a tanto bandido con aspiraciones de asaltar el
poder. ¡Ay verga, Beatriz!
* Creo que ya está
haciendo hora de desmentir la injusta especie en el sentido de que Einstein,
el de la famosa fórmula de E= a masa X velocidad de la luz al cuadrado,
participó en la construcción de la bomba atómica. Nada más falso,
porque los científicos que realmente participaron en la construcción
de esta mortífera arma fueron: Enrico Fermi, quien logró la primera
reacción nuclear controlada, un científico creo que sueco y cuyo nombre
no recuerdo y Oppenheimer. La única participación de Einstein en este
asunto fue el de haberle llevado al presidente Franklin D. Roosevelt
una carta de estos colegas, en la cual le participaban que ya estaban
en condiciones de construir la bomba. Eso fue todo.
La vino tinto, de lo sublime a lo ridículo.
Publicado el 2-3-05