Hugo, en uno de tus diagnósticos pases, asume la situación con la arepa. Mira que meterse con la arepa es como hacerlo con la gasolina. Anda vale, deja de “ignorar” a Samán y a este servidor a quien censuran sus artículos porque dicen la verdad, no era que “mientras más críticos más me gusta”, o eso es de la boca para afuera; bueno, eso lo dejo a tu retorno, a tu conciencia.
Me muero por tu sagacidad, por tu agudeza política, por el fruto de los consejos de Fidel; en su nombre (en el de la sagacidad) aparece y anuncia: “Samán, viejo y buen amigo, te entrego las arepas de la Revolución, lleva la arepa de calidad y bonita a la boca del pueblo, por ello te nombro: Presidente del Instituto Nacional de la Arepa (INAREPA). Eso sí, lejos de Osorio, Loyo, Canán y Elías; bien lejos del negocio y de la “estructura de costos” capitalista.
Cuando Samán dice que las Areperas Socialistas fueron Escuelas Socialistas es verdad demostrada, experiencia inolvidable y viva de quienes trabajaron y comieron en ellas. ¡Créelo Hugo! ¿Cómo no ser radical en cada reto que signifique disputarle y quitarle poder a quienes especulan con las arepas? ¿a quienes hacen de la necesidad un robo y una usura? Si radical es de raíz, eso tiene que ver con el trato (Ahora que tanto hablas de amor), con la atención, con el precio, con el espacio, con el producto espléndido, con la satisfacción, con la publicidad, con las convincentes vivencias.
Bueno Hugo, esto ha sido una ocurrencia. Poco probable dado tu vínculo con los aludidos. Ahora no te ensañes con más silencio y más indiferencia hacia el Camarada Samán. Nada pierdes con un saludo o el recuerdo del arroz, con el reconocimiento a su trabajo y a su perseverancia; además estás informado de sus pasos, contrástalos con algunos “ahijados” tuyos y el resultado te indicará dónde está la militancia, quien construye socialismo y quien lo desarma.
Y si de votos se trata, Hugo, te alarmas…