Hace poco más de un año, con las estadísticas de la DIAN sobre el comercio exterior colombiano en la mano, afirmamos que para aquel entonces era más caro importar carne, queso, leche, caramelos o autopartes desde la cercana Colombia, que hacerlo desde Argentina o Ecuador. Esta inconsistencia nos hizo presumir la existencia de un fraude gigantesco basado en la sobrefacturación y en operaciones simuladas. Ya para ese momento se comentaba sotto voce la constitución de empresas de maletín legalizadas en Venezuela, asociadas con empresas colombianas homólogas, con el avieso propósito de inflar la asignación de divisas por CADIVI para defraudar el fisco. Hoy hay evidencias de que este affaire incidió en la abrupta e inusitada elevación del valor de las exportaciones colombianas hacia Venezuela hasta 124% en el 2008, alcanzando la cifra record de USD 6.000 millones.
El reportaje de la revista colombiana “Dinero.com” (2011-07) titulado “Chávez tenía razón”, basado en investigaciones que adelanta la Casa Nariño y la DIAN, parecieran confirmar la existencia de un reintegro fraudulento millonario del IVA a empresas colombianas, por concepto de exportaciones ficticias a Venezuela. Allí se menciona la intermediación de empresas fantasmas y se afirma: “Ahora, el golpeado es el Estado colombiano, dado que una parte del billón de pesos que desde 2008 hasta hoy se hurtaron con falsas devoluciones del IVA correspondía a exportaciones hacia Venezuela”. Se cita a José Félix Lafaurie, Presidente de la Federación de Ganaderos de Colombia, quien al expresar dudas sobre la veracidad de las elevadas exportaciones de cuero hacia Venezuela en el 2008 señaló, que esto no podía ser cierto porque implicaba el sacrificio de todo el hato ganadero colombiano en un año.
Para que haya confianza mutua en las relaciones económicas binacionales, ambos Estados deben fortalecer los mecanismos de coordinación y validación conjunta de las transiciones bilaterales, para garantizar su legitimidad y transparencia, así como la detección temprana y el castigo ejemplar a los delincuentes que en el sector público y privado se confabulan para cometer sus fechorías.
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