Vuelvo a referirme al libro de Juan Carlos Zapata, “Dr. Tinoco”, editorial Alfa, Caracas, 2008, una obra que realmente recomiendo a los que se dedican a investigar y a estudiar los desafueros y locuras, los hechos espantoso de la IV república.
En otros artículos me he referido a este libro, pero aún hay mucho que extraer todavía, y ahora cuando llamar hijo de puta a alguien ha sido motivo para movilizar jueces y abogados, me permito traer a colación un hecho muy singular que ocurrió entre personajes de la ultra-derecha venezolana de aquella época de la IV, que toda la vida se la han pasado llamándose entre sí hijos de puta.
Qué cosa más extraña pasa entre los Otero, y éste será un tema que desarrollaré con más detalle en otro trabajo, y es el referido al sonado caso cuando Betancourt demandó a Rafael Simón Urbina, por haber escrito en su libro “Sangre, dolor y tragedia” que él había visto a Rómulo y Miguel Otero jadeantes de placer mientras retozaban en una hamaca. El hecho según Rafael Simón Urbina ocurrió en la isla de Curazao.
Pues bien, volviendo al libro de Zapata, encuentro esta expresión de Guillermo Morón, lanzada con furia, en una época en la que ultra-derecha quería suplantar en el poder los otros derechistas adecos y copeyanos.
En el capítulo XXIII, página 193, del libro sobre Tinoco, llamado “La Canallada de Uslar Pietri”, dice Zapata lo siguiente: “a Tinoco lo esperaban en la oficina de Rodolfo Rojas. Tinoco llegó pálido, según Guillermo Morón. Pálido de rabia, y cuenta Morón que lo menos duro que dijo fue:
- Ese hijo de puta de Uslar Pietri es un canalla.
Añade Zapata, que Rodolfo Rojas suspendió la reunión porque no le agradaron las expresiones contra el escritor, porque además, Virgilio Lovera, que también estaba allí la emprendió contra Uslar Pietri.
La historia se desenvuelve en medio de una guerra de derechistas por el poder, más o menos como la que se escenifica actualmente en la MUD.
El banquero Tinoco y el derechista Uslar Pietri querían ser candidatos a la presidencia de la República en 1968. Uslar Pietri siempre quiso ser presidente de Venezuela y nunca se resignó -dice Zapata- a abandonar su lugar como factor de poder. En tal sentido Guillermo Morón recuerda el escritor en una ocasión le dijo, refiriéndose al grupo de derechistas que aspiraban al poder
- Aquí el único que puede ser candidatos son yo.
Pero resulta que ni Jóvito Villalba ni Jorge Dáger aceptaban a Uslar Pietri y ni éste aceptaba a aquellos dos. Es cuando surge la fórmula del bobo Burelli y Rivas, la más cómoda manejable para ambos dirigentes. Fue entonces cuando el banquero Tinoco hizo insistentes negociaciones para alcanzar un acuerdo de los independientes del MIN y, con él FDP, URD y FND para lanzar a Ramón J. Velásquez. Pero fue entonces cuando se interpuso Uslar Pietri y lanzó su candidatura, y es ante este hecho cuando Tinoco lanza su terrible expresión contra el escritor y lo llama hijo de puta.
Luego salta en el libro una revelación que deja boquiabierto al lector: Guillermo Morón sostenía Uslar Pietri era bisexual.
Veamos lo que lo que trae Zapata en la página 198 de su libro, allí aparece una carta de Guillermo Morón dirigida a Uslar Pietri con el siguiente párrafo:
“Más valiera no haber querido seguir su prédica de que los escritores deben abandonar sus estudios, sus mesas de trabajo, para salir a la calle. Así no hubiera tenido ocasión de conocerle sino a través de sus libros y no en sus pasiones y en sus errores.”
Dice Zapata que la ira de Morón seguía intacta en 2006, desde aquel 1968. “Tanto que teniendo como testigos a los historiadores Manuel caballero, Elías Pino Iturrieta y Luis José Silva Luongo, y al editor Leonardo Milla, contó la ocasión en que Uslar Pietri intentó seducirlo. El episodio ocurrió en casa de Alfredo Boulton, en Pampatar. Morón dijo que al quedar sólo en la playa, sintió que alguien lo abrazaba y lo besaba en el cuello, y, para sorpresa, era el escritor.
- Es que Uslar es bisexual- decía Morón ante el grupo-. En cambio yo soy un macho del siglo XVI. Siguió acosándome, y una noche, en una fiesta en su casa, apartados en su biblioteca, me dijo que me amaba.[1]”